Crema fría de espárragos verdes

Estamos ya en ese momento de transición en el que ya está más que justificado ir incluyendo en nuestros menús las cremas frías. Me gusta hacer este cambio de chip un poco antes de que llegue el verano, para aprovechar las verduras primaverales que tan bien quedan trituradas, emulsionadas y servidas muy fresquitas.

Los guisantes resultan maravillosos a modo de gazpacho, con bien de vinagre, aceite de oliva virgen extra y un toque de ajo. Los espárragos blancos, una vez cocidos, también son una base maravillosa para hacer una crema. Lechugas, espinacas o acelgas pueden escaldarse y triturarse con hielo, un puñado de alubias blancas y algo de limón para obtener sopas frías con una textura aterciopelada. Otra de mis favoritas es la de espárragos verdes: el color brillante y la textura sedosa hacen que sea un primer plato perfecto para cualquier día o incluso para preparar en un evento más especial.

Para aportar un poco de cremosidad, le añado unos anacardos previamente remojados en agua. Tienen un sabor neutro y además también harán que el plato sea más saciante. Por encima, un huevo poché –el contraste de temperaturas mola mucho–, un crujiente de queso, unos espárragos crudos cortados con mandolina o simplemente una cucharada de crema agria.

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