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Doce restaurantes donde comerse una buena ‘calçotada’ en Cataluña

En plena época de ‘calçots’ hacemos una recopilación de los mejores sitios recomendados por expertos para ir a disfrutarlos como se debe

Restaurantes para comer ‘calçotada’ en Cataluña
Larga vida a los 'calçots'Can Carbonell

Ascuas, babero, porrón y periódicos. El calor de una hoguera, barrigas llenas y amigos oliendo a carbón: no hay ningún plan tan divertido y rico para este momento del año como quedar para comer calçots, el manjar catalán por antonomasia e inseparable del mágico ritual de preparación que lo acompaña. Leyendo este artículo, seguramente invoques las brasas y sueñes con una buena cucharada de romesco o salvitxada.

A caballo entre la cebolleta y el puerro –aunque una vez cocinados se agudiza su parentesco con el espárrago tierno–, los calçots son una cebolla de cultivo tardío oriunda del interior occidental de Cataluña, especialmente abundante en las tierras del Ebro y la comarca de Alt Camp. Los de Valls (Tarragona), capital de la hortaliza, cuentan con Indicación Geográfica Protegida, un distintivo de calidad reconocido por la Unión Europea. Su hermosa etimología procede de la expresión “calçar la terra” (calzar la tierra); esto es, amontonar tierra sobre los brotes que crecen de la cebolla inicial para que se blanquee.

Aunque la temporada se extiende desde noviembre hasta abril, enero, febrero y marzo son el momento ideal para que las familias y los amigos enciendan la llama y saquen el vino. Comer calçots es un acto salvaje y apasionado, homenaje a los ancestros y festín para el paladar. Para que se deshagan en tu boca y tengan su característico sabor ahumado, hay que asarlos directamente sobre la llama –se calculan unos 12 o 15 por cabeza–, procurando que queden negruzcos y calcinados por fuera, y tiernos y jugosos por dentro. Lo más habitual es hacerlos a la parrilla o con la técnica del alambre y empleando sarmientos de pura cepa, la mejor leña para producir un calor constante y moderado, idóneo para brasear esta hortaliza bulbosa.

No comerlos con las manos es un auténtico sacrilegio: para disfrutar de una calçotada es obligatorio mancharse –de ahí el babero como complemento recomendable–, acabar con los dedos tiznados, empapar bien cada ejemplar en la tradicional salsa; dulzona, picante y apetitosa, y engullirlo de un bocado. La exquisita salvitxada es el resultado de majar en un mortero almendras y avellanas tostadas del territorio, pulpa de ñoras, tomates maduros y cabezas de ajos escalivados, el bitxo o guindilla –opcional–, aceite de oliva, vinagre al gusto y perejil fresco.

La comilona se completa con carne de cordero y butifarra a la brasa –aunque también cerdo o pollo–, pa amb tomàquet, patatas asadas y ensaladas frescas. Sin olvidarse de un buen vino para maridar el banquete: tradicionalmente triunfaban los tintos jóvenes, pero en la ecuación caben garnachas, tempranillos o merlots. Si quieres saber dónde zamparte una deliciosa calçotada, preguntamos a expertos, periodistas, cocineros y creadores de contenido gastronómico cuáles son los mejores restaurantes que preparan calçots en las diferentes provincias de Cataluña.

L’ Antic Forn, calçotada en el centro de Barcelona

Si quieres ponerte morado a calçots sin salir del centro de Barcelona, el periodista y comidista Òscar Broc recomienda probar la experiencia en L’ Antic Forn, “un restaurante viejuno que está en el mismo centro de la ciudad y, a pesar de la presión turística, aguanta como un campeón”. “Sus calçots cumplen, están a precios razonables y no hace falta que cojas el coche e ir a una masía perdida para comerlos. A dos minutos de la plaza Catalunya, oiga”.

Además, en su cara encontrarás pizzas caseras, carnes guisadas, pescados a la brasa, productos de temporada como setas y alcachofas y una carta de vinos de proximidad. Es el rincón ideal para los amantes de la brasa de carbón vegetal y los platos tradicionales como las manitas de cerdo, los callos o el rabo de toro. Destaca su menú del día a buen precio: de lunes a viernes pagarás 17,50 por dos platos, bebida, pan y postre.

'Calçots' en las brasas de L' Antic Forn
'Calçots' en las brasas de L' Antic FornAnna Sorrigueta

L’Antic Forn: Carrer del Pintor Fortuny, 28 (Barcelona). Tel. 934 120 286. Mapa.

L’Esportell del Bou, al lado de la cuna del calçot

Para Eva Dallo, compañera en El Comidista, periodista oriunda de Pamplona pero ubicada en Badalona, el rincón imperdible para hincar el diente a estas cebollas tiernas a la brasa es L’Esportell del Bou, una masía en un pueblito llamado Picamoixons (Tarragona), muy cerca de Valls, la cuna de los calçots.

“Es un lugar donde poder disfrutar de una calçotada tradicional a gusto, sin complicaciones, con los calçots calentitos y bien hechos, así como buenas carne y crema catalana. El pueblo es muy bonito y el local también”. El menú de la calçotada incluye salchichón, butifarra negra, mongetes del ganxet –la judía negra típica y única de la zona–, carne de cordero con alcachofa y patatas al rescoldo –a repetir todas las veces que el comensal lo desee-, crema catalana, naranja cortada y un surtido de bebidas.

L’Esportell del Bou: Carrer Diputat Orga P, 3, 5, 43491. Picamoixons (Tarragona). Tel. 977 604 868. Mapa.

El Celler de la Guardia, un menú con vistas

Una masía preciosa en plena naturaleza es el lugar favorito de la influencer gastronómica Ariadna Rodrigo, más conocida en redes como Foodyingbcn. Se trata de El Celler de la Guardia, un restaurante paradisiaco en la pequeña aldea de Sant Pau de la Guàrdia, con menos de 70 habitantes. El lugar entra por los ojos. “El entorno es espectacular, con un patio donde tomar primero el aperitivo y gozar de unas vistas a Montserrat increíbles. Además, el negocio es 100% familiar, padre e hijo están en cocina y el resto de la familia en sala, así que el trato es amable y cercano, como si estuvieras en casa”.

No son pocos los comensales hambrientos de calçots en esta masía: conviene reservar porque las calçotadas son limitadas y tienen un cupo máximo diario. “Aseguro que los calçots estén bien cocinados y la salsa es espesa; con bien de fruto seco, se nota que no la alargan con agua y vinagre. De segundo la carne está increíble y la acompañan de judías y las mejores patatas fritas que hayas probado jamás”, apunta Ariadna.

El Celler de la Guardia: Sant Pau de la Guàrdia, s/n. Sant Pau de la Guàrdia (Barcelona). Tel. 937 710 323. Mapa.

Cal Ramon una masía con patrimonio histórico

Pau Gómez, artista, activista cultural, y creador de L’Escudellòmetro; un espectáculo escénico, monólogo teatral y cuento de ciencia ficción basado en el texto de Santiago Rusiñol, que satiriza a la burguesía catalana y en el que la escudella sale de los grifos de las casas. También es devoto e investigador de la cocina tradicional catalana, y como tal aconseja no perder la ocasión de visitar Cal Ramon, “un restaurante familiar en una masía del 1690 reformada, en el corazón del pueblo” en plena plaza mayor de Sant Llorenç Savall, una zona de gran patrimonio histórico artístico.

Durante la temporada, ofrecen un menú en el que los calçots son los grandes protagonistas. El menú incluye ensalada de entrante, carne a la brasa de segundo, postre, pan, vino y agua por 30 euros. Pau Gómez lo define como “el lugar perfecto para disfrutar de la auténtica cocina tradicional”.

Cal Ramon: Plaça Major, 11. Sant Llorenç Savall (Barcelona). Tel. 655 778 913. Mapa.

El Cirerer, brasa y un paseo hasta el faro

En Torredembarra, un colorido pueblo de pescadores al lado de Tarragona y joya secreta de la Costa Daurada, está El Cirerer, el mejor local para comer calçots según el paladar experimentado del chef Alex Segú Soliva, con 30 años de trayectoria entre fogones y bodegas, y autor del libro La calçotada ideal, en el que profundiza en las claves de este ritual y aporta otras ideas de recetas con el bulbo.

“Para mí, algo fundamental a la hora de comer es que me transmitan pasión por el trabajo y que sea cierto lo que se dice con lo que se hace y lo que se paga. Todo esto se cumple en El Cirerer”, apunta. De paso, podrás visitar el precioso faro, las edificaciones medievales y las calas escondidas de la zona, una buena excusa para hacer la digestión. En el menú no faltan el surtido de carnes y embutidos típicos como butifarra blanca y negra, costillitas de cabrito rebozadas, longaniza o judías salteadas con patata y alcachofa asada.

El Cirerer: C/ Pobla de Montornes, Carrer Oreneta, esquina. Torredembarra (Tarragona). Mapa.

Masia Mas Taxonera, fusión argentino-catalana

“Cuando llega esta época del año me dirijo hacia la que debe ser una de las mejores parrillas del Maresme”, celebra la periodista Daniela Santos Quartino. Situada en una masía en pleno centro de Arenys de Mar y al lado de un bonito parque, el restaurante Mas Taxonera es el edén para los amantes de las carnes y pescados a la brasa. “Los calçots los bordan. El restaurante de por sí tiene la enorme parrilla a la vista, y en estos días añaden otra en la terraza de la entrada donde se apilan estas cebollas tiernas sobre el fuego, a la vista de todos los comensales. Ya solo el espectáculo vale la pena”, señala Daniela.

“Además, si se los quiere acompañar con algo de carne, es el sitio ideal, ya que el restaurante combina sin complejos la cocina argentina y la catalana”, añade, subrayando su gran relación calidad-precio y la cercanía con Barcelona –en 45 minutos llegarás en la línea R1–. Además, podrás saborear sus suculentas viandas en compañía de tu mejor amigo, ya que Mas Taxonera admite que te lleves a tu querido perro como acompañante.

Masia Mas Taxonera: Carrer de les Doedes, 1. Arenys de Mar (Barcelona). Tel. 937 925 220. Mapa.

Les Espelmes, calçots y otros platos mediterráneos

La otra jugosa recomendación de In and Out Barcelona es Les Espelmes. “Situado en lo alto del Collado de l’Illa, el restaurante ofrece unas vistas increíbles de la comarca del Alt Camp, además de unos calçots y una salsa romesco excelentes”, confiesan Stefi y Andreu. “A diferencia de otros restaurantes, aquí puedes elegir si disfrutar solo de los calçots o acompañarlos con carne a la brasa. Sin duda, en este restaurante clásico, la experiencia de comer calçots es más refinada y, al mismo tiempo, acogedora”, apostillan.

Dirigido por Ramon Vives y Montserrat Invernón, el proyecto fue fundado hace más de medio siglo con el nombre de Mirador de L’Alt Camp. Cuando no tenía electricidad, su carta estaba reducida solamente a platos elaborados a la brasa, y el local se iluminaba con el resplandor de las velas, por lo que se rebautizó como Les Espelmes.

En su exquisita carta encontrarás platos tradicionales y otros contemporáneos y arriesgados, de inspiración mediterránea. Conviven propuestas como croquetas de cocido, crema de ceps, carrilleras de cerdo ibérico a baja temperatura con parmentier de boniato, escudella, vieiras a la plancha con azafrán y trompetas de la muerte, carpaccios o caracoles.

Les Espelmes: N-240. Km 28. Coll de l’Illa. Valls (Tarragona). Tel. 977 601 042. Mapa.

Taverna Mam del Bo, tradición y producto local

Stefania Talento y Andreu Bastós son los creadores digitales detrás del proyecto In and Out Barcelona, donde recomiendan lugares para comer, beber y disfrutar en la Ciudad Condal: “IN” es la mirada local de Andreu y el “OUT” representa la visión de Stefania, una italiana que no come solo pasta. Ambos están enamorados de Mam del Bo, “una taberna tradicional con alma moderna a solo 45 minutos en coche de Barcelona, en pleno casco antiguo de Sant Llorenç d’Hortons”.

Está especializada en vinos naturales –algunos de ellos elaborados por ellos mismos en el Penedés– y platos de temporada, preparados con ingredientes de su propio huerto o de productores locales. “Durante la temporada de calçots, visitar Mam del Bo es una oportunidad única para disfrutar de esta especialidad y maridarla con los vinos de sus viñedos. Eso sí, recomendamos llamar para asegurarse de cuándo encienden el fuego para prepararlos”, aconsejan.

Como aliciente, los jueves y domingos por la noche la taberna organiza una Pizza Party. La carta rebosa creatividad y cambia constantemente, con sorpresas como los garbanzos con albaricoque, croquetas de pollo al ast, brioche de steak tartar de ternera al estilo tailandés o coliflor al horno con emulsión de sus propios cortes, chocolate blanco y kimchi.

Taverna Mam del Bó: Carrer Major, 58. Sant Llorenç d’Hortons (Barcelona). Tel. 601 906 635. Mapa.

Masia Can Carbonell, calçots, cargol y arroces a la brasa

“Conocí Can Carbonell cuando fui a entrevistar a Estopa para El País Semanal, y me llevé una grata sorpresa”, cuenta la coordinadora de la causa Comidista, Mònica Escudero. “Los calçots estaban muy ricos, el romesco era casero y los caracoles con una salsa que no me quisieron decir que llevaba pero de la que mojé hasta la última gota o las albóndigas guisadas: todo delicioso”. El entorno, las vistas y la tranquilidad que se respira en la masia también aportaron un granito de arena a la experiencia.

Masia Can Carbonell: Ctra. De la Muntanya, s/n. Sant Just Desvern (Barcelona). Tel. 933 727 381. Mapa.

Cal Ganxo, calçots y nada más en la comarca de l’Alt Camp

Jonathan Nuevo Puig, empresario, gastrónomo y divulgador, está detrás de Esmorzars de Forquilla, un proyecto que busca dar a conocer estos desayunos robustos y tardíos tan típicos de Cataluña, que se comen con cuchillo y tenedor y se elaboran con ingredientes regionales. Su recomendación es Cal Ganxo, una masía del siglo XVII reconvertida, pero que conserva en cada rincón la historia y personalidad de la época. Hoy en día es parada obligatoria si quieres conocer “uno de los restaurantes de referencia y de mayor tradición de calçotades en Valls y en toda la comarca del Alt Camp”, expertos en “el arriesgado y difícil arte de hacer solo una cosa, pero hacerla perfecta”, señala el bloguero. Como curiosidad –y aliciente– solo hacen calçotades: sirven más de 15.000 calçots al día, braseados sobre ramas de la vid para potenciar el sabor al máximo de la verdura.

El resto del banquete tradicional se completa con la salsa de calçots –receta original de la iaia Cisqueta–; carnes a la brasa –cordero y butifarras–; alcachofas a la brasa; “mongetes del ganxet”; all i oli casero; porrón con vino y cava; crema catalana con “carquinyolis” y naranja cortada. “Un menú completísimo y una experiencia redonda”, asegura Nuevo.

La nutricionista Ana Mungioli coincide: Cal Ganxo está en la cúspide de sus lugares preferidos para comer una calçotada “súper tradicional”. Destaca que vale mucho la pena por su ambiente acogedor, “con velas por todas partes”, por su comida “deliciosa y con mucho encanto” y por un buen precio considerando la gran cantidad de comida que sirven.

'Calçots' en modo minimal
'Calçots' en modo minimalCal ganxo

Cal Ganxo: Carrer de la Font F, 14. Masmolets (Tarragona). Tel. 977 605 960. Mapa.

El Buffet d’Altafulla, calçots ilimitados y postres caseros

Iván Gálvez, influencer especializado en planes, viajes, comida y lifestyle –con más de 50 países a sus espaldas y que narra sus periplos y recomendaciones en @elviajedeivan– tiene claro a dónde ir para comer una calçotada rica y barata. La parada es El Buffet d’Altafulla, un buffet libre que invita a “probar lo mejor de la comida catalana, desde carnes a la brasa hechas al momento sobre brasas de leña de encina a calçots ilimitados con auténtica salsa romesco durante la temporada o mariscos frescos y especialidades mediterráneas”.

“Lo recomiendo porque el precio es superreducido, hay calçots ilimitados, carnes de todo tipo y postres caseros irresistibles. Además, se aparca genial y el trato es excelente”. Su precio es un poderoso aliciente en tiempos de inflación: 16,50 euros entre semana y 23 en fines de semana y festivos.

El Buffet d’Altafulla: Ctra Nacional, N-340 Km 1173. Altafulla (Tarragona). Mapa.

Ca Vidal, un romesco campeón

Cerca de Tarragona, la provincia reina de las calçotadas, Marta Garreta de LaMagaComunica y BCN Foodie Guide probó la mejor salsa romesco que había catado en mucho tiempo. El restaurante es el acogedor Ca Vidal, que brilla por su “carne de calidad, buen calibre de los calçots y local preparado para hacer volúmenes sin perder “.

En su carta, con gran presencia de recetas a la brasa y platos tradicionales, podrás degustar otras especialidades como el secreto a la brasa con salsa de mostaza y miel, los canelones de carne con salsa rossini, el fricandó, el bacalao con muselina de ajo o las manitas de cerdo rellenas de manzana y foie.

Ca Vidal: Plaça de l’Església, 16. Perafort (Tarragona). Tel. 977 625 293. Mapa.

En cada lugar que pises, tu pasión por los calçots saldrá renovada: en Mas Boronat (Tarragona) los preparan en un patio si hace sol y cuando llueve, los sirven en unas cuevas. En el restaurante Ermita de Brugués –el preferido de Laura Zurriaga, más conocida en redes como @croquetadexocolata– los saborearás ante esta pequeña iglesia, toda una joya del románico, al pie del castillo de Eramprunyà y con vistas al mar: seguramente entres en éxtasis. En el alegre y provocador Insolent, una azotea menuda y original en el barrio de Gracia, se atreven con creaciones vanguardistas como la ostra con consomé de calçot y salsa romesco.

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