Congelar y rallar frutas y verduras: cinco usos para la tendencia más refrescante de internet
Ponemos a prueba esta técnica y seleccionamos varias aplicaciones en recetas dulces y saladas, de los granizados a las ensaladas o las sopas frías
Si sueles bucear entre reels y vídeos de Instagram y TikTok, es muy probable que lo hayas visto: gente congelando frutas y verduras para luego rallarlas sobre distintos platos. Es una idea original, curiosa, llamativa a la vista, y tal vez -como a mí-, nunca se te había ocurrido hacerlo. Así que, una vez más, nos lanzamos a probar una tendencia que circula en la red y te damos las recetas que nos parecen mejores para aplicarla. Adelanto que esta no es la mayor revolución que vivirás en la cocina pero logra bastante bien tres objetivos: queda bonito, es muy refrescante y ofrece una nueva forma de utilizar frutas y verduras, que nunca está de más.
Antes de pasar a las aplicaciones es importante tener en cuenta algunos aspectos. Cuanto mayor sea la pieza a congelar, más fácil será el rallado, es decir, ve preferiblemente a por frutas grandes y evita arándanos o uvas porque es muy probable que te acabes llevando un trozo de dedo. También te resultará todo más sencillo si lo haces con un rallador en condiciones, no ese que tienes ya oxidado, sin asa y sin filo, ya que estarás rallando algo bastante duro. Idealmente utiliza uno fino y de mano, con el que obtendrás un resultado más aireado. Las frutas y verduras que utilices deben estar realmente congeladas para que no se conviertan en puré con el calor de tu mano y el rallado, mejor déjalas en el congelador de un día para otro (también puedes comprar frutas ya congeladas sin ningún problema). Por último, trabaja con rapidez: prepara todos los ingredientes y haz el rallado a último momento, justo antes de comer.
Granizado de fresas y nectarina con lima
Es la aplicación más sencilla de congelar y rallar una fruta y el símil saludable de un kakigori, un helado japonés tradicional hecho con hielo “rallado” y siropes de fruta. Para prepararlo para una persona congela una nectarina entera (con o sin piel) y cuatro o cinco fresas grandes, rállalas intercalando capas de una y de otra sobre un cuenco con un rallador fino y añade por encima el zumo de media lima (también puedes poner la ralladura de su piel). Esto lo puedes hacer con cualquier fruta manejable: melocotón, mango, ciruela, manzana, pera, naranja o mandarina -pelándolas antes de congelarlas-, y con frutas de mayor tamaño como piña, sandía o melón, que debes cortar en trozos grandes antes de congelarlas (la piel puedes dejarla; te servirá para coger la fruta al rallarla). Algunas opciones para cambiar el zumo de lima: de limón o naranja, añadir canela, miel, menta picada, leche condensada o tajín para darle un toque picante.
Granizado de cítricos con chocolate
Esta versión del granizado es para quienes necesitan que los postres sean un poco contundentes para ser llamados como tal. Congela una naranja y un pomelo pelados por cada dos personas, coloca una cucharada de crema de cacao y avellanas o de ganache templada con unas escamas de sal en el fondo de cada cuenco, ralla la fruta encima y añade cacahuetes picados muy finos. Para la versión extra gocha, ralla también el chocolate que más te guste o ponle un poco de leche condensada.
Yogur griego con melocotón, miel y pistachos
Rallar frutas también puede servir para desayunos y meriendas de verano acompañando un yogur natural. En este caso la combinación ha consistido en un yogur natural griego –la densidad va muy bien con la frescura de la fruta–, un melocotón rallado, un puñado pequeño de pistachos picados y un hilo de miel por encima. En esta receta-no-receta tienen cabida todas las frutas mencionadas en el granizado, así como cualquier fruto seco que te guste, chocolate picado, semillas, ralladura de algún cítrico o menta fresca. Para convertirlo en un postre más potente, cambia el yogur por helado.
Ensalada de tomate con pepinillo rallado
Usar pepinillos congelados en una ensalada de tomate es una idea que tomé prestada de la cuenta de Instagram @mob. Su explicación me pareció inteligente: no quieres que los tomates de una ensalada estén fríos de la nevera para poder disfrutar de su sabor, sin embargo puedes añadirle frescura al plato de esta forma. Solo tienes que congelar un pepinillo grande por cada dos personas –los pequeños también valen pero dificultan la tarea– y rallarlo a último momento encima de tu ensalada. A la ensalada puedes añadirle cebolla blanca o morada y pimiento verde cortados en juliana fina, bonito o sardinas en conserva, albahaca, aceitunas, alcaparras o alubias o garbanzos cocidos, entre muchísimas cosas.
Sopa fría de tomate con pepino rallado
Para hacer aún más refrescante una sopa fría como esta, un gazpacho o un salmorejo puedes rallarle un poco de pepino o de tomate congelado por encima, más allá de tus complementos habituales. He visto también en repetidas ocasiones cómo le añaden una u otra hortaliza a un plato con una burrata abierta por la mitad, aceite de oliva virgen extra, ralladura de limón, hierbas y sal. No se me antoja como la mejor idea de todas añadir algo tan frío a este queso –a temperatura ambiente siempre estará más cremoso y sabroso– pero no niego que sea un entrante atractivo cuando el termómetro marque más de 30 grados.
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