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Tarta San Marcos, el postre con el que media España ha celebrado su cumpleaños

Un bizcocho jugoso, nata y una capa exterior de yema tostada son los principales atractivos de un pastel de la vieja escuela capaz de conquistar a todo un país

Tarta San Marcos
Que no se pierdan los cumpleaños con su correspondiente tarta San MarcosDiego Domínguez Almudévar
Diego Domínguez Almudévar

Hay una tarta que todo español tiene guardada bien profundo en su corazón, que ha estado presente en probablemente más del 50% de los cumpleaños del país, que ha sobrevivido generación tras generación y que, resumiendo, sabe a España. La San Marcos es un clásico de clásicos, con su capa de yema tostada por toda la superficie. Es para los españoles lo que la tres leches es para los latinos, una tarta que le gusta casi a todo el mundo, porque de su sencillez nace su gloria: bizcochos jugosos, nata, y poco más.

Además, lo de bizcochos jugosos no es mucho mérito del repostero, ya que están empapados en un almíbar de ron. Esta técnica es una favorita de los postres de la vieja escuela, y aunque a mi me parece que hay formas más elegantes de hacer un bizcocho jugoso y tierno, esto te garantiza que la tarta va a quedar jugosa. La San Marcos es en general bastante sencilla y apta para novatos en el mundo de las tartas, porque su decoración no es muy complicada ni tiene preparaciones muy avanzadas. Lo que sí tiene es bastantes pasos, así que puedes dividir su elaboración en dos días: en el primero haces el bizcocho y el almíbar, y al día siguiente preparas el resto de cosas y la montas.

Otra opción es prepararla uno o dos días antes: no solo es una opción, sino que es incluso recomendable: la tarta gana mucho conforme pasa horas en la nevera, ya que todos los sabores se combinan entre ellos, el almíbar se reparte bien por los bizcochos y las natas se asientan. Por este tiempo de espera en la nevera me gusta añadir un poco de queso crema o mascarpone a la nata montada, que ayudará a estabilizarla y mantener su estructura con el paso de las horas.

Tiempo: 240 minutos

Dificultad: Es una tarta con muchos pasos, pero ninguno de ellos es especialmente complicado

Ingredientes

Para 8-10 personas

Para el bizcocho

  • 150 g de azúcar
  • 150 g de harina de trigo
  • 4 huevos
  • 75 g de mantequilla sin sal
  • 3 g de sal

Para el almíbar

  • 100 g de azúcar
  • 100 ml de agua
  • 30 ml de ron (puedes omitirlo si no quieres poner alcohol)
  • 10 ml de zumo de limón

Para el relleno

  • 750 g de nata para montar
  • 1 cucharada de queso crema o mascarpone (opcional)
  • 125 g de azúcar glas
  • Chorrito de extracto de vainilla
  • 15 g de cacao en polvo

Para el dulce de yema

  • 175 g de azúcar
  • 50 ml de agua
  • 1 chorrito de extracto de vainilla
  • 4 yemas de huevo
  • 5 g de maicena

Además

  • 50 g de almendras laminadas
  • Azúcar blanco para la capa caramelizada

Instrucciones

1.

Para los bizcochos, batir los huevos con el azúcar y la sal durante tres minutos con varillas eléctricas, o cinco con manuales, hasta que se espese mucho y adquiera un color amarillo pálido. Añadir la mantequilla derretida poco a poco continuando batiendo, incorporándola poco a poco.

2.

Tamizar la mitad de la harina en el bol. Incorporarla con la ayuda de una espátula haciendo movimientos envolventes, y una vez la mezcla sea homogénea, repetir con la segunda mitad. Verter la mezcla en un molde redondo desmontable engrasado con mantequilla, no demasiado grande para que el bizcocho salga grueso y pueda cortarse en tres capas (yo usé uno de 22 centímetros). Golpear el molde un par de veces contra la encimera y hornearlo a 180 grados, con calor solo por abajo, de 20 a 25 minutos o hasta que esté dorado por encima y un palillo insertado en el centro salga limpio.

3.

Dejarlo enfriar cinco minutos en el molde y después desmoldarlo y dejarlo enfriar boca abajo en una rejilla. Opcionalmente, envolver en papel film y refrigerar hasta el día siguiente.

4.

Preparar el almíbar mezclando todos los ingredientes en un cazo, poniéndolo sobre fuego medio y removiendo hasta que todo se haya disuelto. Refrigerar hasta su uso.

5.

Preparar el relleno batiendo el queso crema en un bol hasta que esté cremoso. Añadir la nata para montar y batirla hasta que se espese considerablemente. Añadir la mitad del azúcar, incorporarlo, y después la otra mitad. Añadir la vainilla y continuar batiendo hasta que forme picos que mantengan la forma.

6.

Transferir un tercio (aproximadamente 250 gramos) de la nata a otro bol y mezclarlo con el cacao en polvo. Reservar ambos boles en la nevera hasta el momento de montar la tarta.

7.

Preparar el dulce de yema mezclando el azúcar, el agua y la vainilla en un cazo. Colocar el cazo sobre fuego medio-alto, removiendo frecuentemente, y llevarlo a ebullición. Cuando hierva, reducirlo cuatro minutos más. Mientras, mezclar las yemas de huevo con la maicena y batir hasta que adquieran un color amarillo pálido y no haya grumos de maicena. Cuando el caramelo esté listo, añadirlo poco a poco a las yemas, batiendo con las varillas a la vez.

8.

Cuando todo el caramelo esté incorporado, colocar el bol sobre un cazo sobre fuego medio con dos dedos de agua hirviendo, y subir la temperatura de la mezcla hasta que se espese mucho, unos cinco minutos en total.

9.

Recortar y descartar la parte superior curvada del bizcocho para que quede recto en las dos bases. Dividir el bizcocho en tres capas iguales (una lira es un instrumento muy recomendable para este paso, también un cuchillo de sierra y un poco de maña).

10.

Colocar la primera capa en un plato y empaparla con un tercio del almíbar. Extender la nata con cacao en una capa del mismo grosor y llegando hasta los bordes.

11.

Colocar la segunda capa encima y empaparla con otro tercio del almíbar. Extender la mitad de la nata en una capa del mismo grosor y llegando hasta los bordes.

12.

Colocar la tercera capa encima, empaparla con el resto del almíbar, y verter el dulce de yema en el centro, dejando que caiga hacia los bordes (el dulce debería estar templado para que corra, pero no muy caliente para evitar que baje la nata). Ayudarse de una espátula para extender el dulce en una capa homogénea.

13.

Llevar la tarta a la nevera al menos 30 minutos. Mientras, tostar las almendras en una sartén hasta que estén profundamente tostadas. Transferirlas a una bandeja y dejarlas enfriar.

14.

Sacar la tarta de la nevera y espolvorear una capa de azúcar por toda su superficie. Con un soplete, caramelizar el azúcar. Volver a meter la tarta a la nevera 10 minutos.

15.

Sacar la tarta de la nevera y aplicar una capa fina de nata por los laterales. Después, pegar las almendras tostadas a esta nata. Finalmente, transferir el resto de la nata a una manga pastelera y decorar los bordes de la tarta. Es muy recomendable refrigerar la tarta al menos tres horas antes de consumirla.

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Sobre la firma

Diego Domínguez Almudévar
Estudió Comunicación Audiovisual en la Universidad Complutense y ha trabajado en televisión desde entonces. Pero su verdadera pasión es la divulgación gastronómica: sube vídeos a YouTube y a TikTok desde hace años y también escribe recetas donde le dejan. Le encanta la comida del mundo entero, aunque tiene devoción por la asiática y la picante.

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