Tartar de atún con remolacha y fresas
En el lenguaje de mi familia, e imagino que en el de otras, en los setenta y los ochenta un jariguay era cualquier bebida que juntara refrescos baratos y alcoholes de manera poco ortodoxa. Como gran admirador de las expresiones viejunas, yo he seguido utilizando el término, e incluso extendiendo su campo semántico a la comida. De esta forma, hoy llamo jariguay a cualquier mezcla no convencional de líquidos o sólidos jugosos, siempre que sea espontánea y colorista.
La receta de hoy es un jariguay en toda regla, surgido un mediodía cualquiera en la cocina del local donde trabajamos. Teníamos atún, fresas y remolacha, y nos preguntamos qué ocurriría si los uníamos en un tartar. Por extraño que parezca, los tres elementos congeniaron, y a la untuosidad del atún le vino fenomenal la acidez de la fresa y el dulzor crujiente de la remolacha.
Por cierto, el descubrimiento de que esta raíz no sólo se puede comer cruda, sino que está casi mejor que cocida, ha hecho tambalearse los cimientos de la cocina para esta temporada. Sólo hay que cortarla en láminas finas o en daditos, aliñarla bien y disfrutar de ella. Su presencia en este plato hace que sea fresco, sabroso, sorprendente y tan rosa como el armario de Hello Kitty o los tangas de Barbie. Lo tiene todo, vamos, y se hace en dos minutos.
Dificultad: Mejor tener un buen cuchillo.
Ingredientes
Para 4 personas
- 400 g de lomo de atún o bonito fresco
- 1 cebolleta
- 200 g de fresas
- 1 remolacha
- 1 cucharada de cilantro fresco picado
- 1 lima
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal
Instrucciones
Producción: Mònica Escudero
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