Pastel de chocolate y berenjena
Un momento de atención antes de empezar con los habituales "qué cosa más rara", "eso tiene que estar asqueroso" y "vaya marranada". Yo también era escéptico ante la posibilidad de utilizar berenjena en un pastel de chocolate, pero después de probar el invento, toda mi natural desconfianza se deshizo cual galleta en cola-cao caliente. Lo digo alto y claro: este postre no sabe en absoluto a la hortaliza, o al menos a la versión habitual salada de la misma. Además, no sé a qué viene tanto escándalo, cuando los bizcochos de zanahoria están a la orden del día y a nadie le parece extraño.
En realidad, la pulpa cocida de la berenjena -la piel es demasiado amarga y dura para este cometido- influye más en la textura que otra cosa. El pastel queda tierno y jugoso sin necesidad de usar lácteos, y aunque no se puede decir que sea ligero -es un bizcocho de chocolate, hermanos-, sí que llena algo menos que sus equivalentes convencionales. No lleva harina, por lo que es apto para celíacos. Y por supuesto, produce mucho menos cargo de conciencia que un pastel normal, ya que como las pizzas en Estados Unidos, "es verdura".
La idea de este pastel es de Harry Eastwood, una especialista británica en repostería más cursi que un cupcake en las descripciones de sus platos, pero con buenas recetas. Si queréis haceros con su libro Red Velvet Chocolate Heartache, se vende bastante rebajado de precio en Amazon.
Dificultad: Para embriones.
Ingredientes
Para 4-6 personas
- 1 berenjenas (unos 200 g)
- 150 g de chocolate negro
- 25 g de cacao en polvo
- 30 g de almendra molida
- 2 huevos pequeños
- 100 g de miel
- 1 cucharadita de Cointreau, Curaçao o Grand Marnier
- Aceite de oliva
- Sal
Instrucciones
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