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Sense, la primera tienda en España de todo tipo de bebidas sin alcohol con más de 150 referencias

El nuevo establecimiento del barrio barcelonés de Gràcia vende vinos, cervezas, licores y cócteles desalcoholizados que también pueden comprarse ‘online’

Sense Barcelona
Sense, la primera tienda de Barcelona de bebidas sin alcohol, abierta en el barrio de Gràcia por Kimber Lockhart y Deborah Nuñez.Gianluca Battista
Mar Rocabert Maltas

Si aproximadamente una de cada seis cervezas que se consumen en los hogares españoles es sin alcohol, según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación de España de 2022, quizá haya un público que quiera tomar un vino, un combinado o un cóctel también libre de etanol o con el mínimo para que se considere un producto “sin”. Eso es lo que pensaron Deborah Núñez y Kimber Lockhard antes de abrir Sense, la primera bodega de España con más de 150 referencias de vinos, cervezas, licores y cócteles desalcoholizados que abrió hace dos meses en el barrio barcelonés de Gràcia. Su catálogo es el resultado de una extensa búsqueda de los mejores productos de todo el mundo, con representación de vinos, cervezas o vermouths locales, pero también sabrosos brebajes elaborados en otros países. Como curiosidad, tienen los vinos de Oddbird, la única bebida sin alcohol que se sirvió en los premios Oscar.

Los hijos llevaron a estas dos mujeres a conocerse en la capital catalana poco después de que ambas se mudaran desde Inglaterra y Estados Unidos, donde pudieron disfrutar de una oferta mucho más amplia y de calidad de productos sin alcohol, algo que extrañaban recién estrenada la maternidad. Tras varias conversaciones y momentos de no saber qué pedir en un bar, decidieron que quizá estaban destinadas a montar una tienda con las bebidas que les acompañaron en esos momentos de ocio.

Así fue como nació Sense —que significa ‘sin’, en catalán— en una esquina de la plaza del Sol, un lugar que precisamente ha sido terreno de botellones y juergas hasta la madrugada. Pero no escogieron este emplazamiento para posicionarse contra el alcohol. Ni son abstemias ni lo rechazan. Simplemente han decidido reducir su consumo y tomar a menudo alternativas más saludables, sin tener que limitarse a refrescos o cócteles a base de frutas. “Es difícil hacer un buen cóctel solo con zumos, resultan demasiado dulces”, opina Lockhard, que con su primer embarazo descubrió la coctelería sin alcohol en casa.

Con productos creados adrede para hacer mixología, pero sin el alcohol que no podía beber estando encinta, Lockhard cuenta cómo para ella fue una diversión elaborar clásicos como un gin tonic con una ginebra sin alcohol de alta calidad, que realmente intenta reproducir el sabor y la sensación de esta bebida como es el caso de Atopia Spiced Citrus (28 euros), una de las que tienen en la tienda, que es un destilado de naranja, enebro, cilantro, raíz angélica y cáscara de limón. La define como “una ginebra cítrica con notas de pomelo y canela, que va súper bien con una tónica”, como la sofisticada Li Tribute Tonic Water (2 euros). “Es como tomar un gin tonic por su sabor y tiene efecto placebo”, dice sonriendo.

Un vasito de gin tonic hecho con la ginebra Laori y la tónica Le Tribute.
Un vasito de gin tonic hecho con la ginebra Laori y la tónica Le Tribute.Gianluca Battista

Este efecto que produce el alcohol en la cabeza y en el estado de ánimo lo sienten varias personas cuando toman sus bebidas, dicen las dos. Algunos clientes se sorprenden al notarlo cuando les ofrecen probar alguno de sus combinados y se lo comentan sorprendidos. La respuesta tiene más que ver con el momento que con lo que han bebido, y les pasa por el contexto, ese momento de soltarse, socializar y entrar en un modo de relajación compartiendo una copa, explican.

Recrear la experiencia de una bodega es lo que han querido con la tienda, con puertas de madera color violeta intenso. Dentro, estanterías en todos los paños de pared y una pequeña barra al fondo, donde se invita a los clientes a degustar los productos. Las fundadoras tienen claro que es un proyecto muy novedoso y deben explicarlo bien. Por eso han apostado por la tienda física, además de la online. Aparte de bebidas, tienen una selección de aperitivos y gadgets para mezclar y servir espirituosos. En España, hasta ahora solo han visto tiendas online parecidas a la suya.

Las bebidas están organizadas por categorías, como en una bodega. A un lado las cervezas, donde hay unas 40 diferentes, entre IPA, lagers, pilsners, rubias, tostadas o stouts. Están la Moritz 0.0 (1,25 euros) o la Heineken 0.0 (1,00 euros) pero su surtido va mucho más allá. La estrella es la Run Wild IPA de Athletic Brewing Company (4 euros), la más vendida en Estados Unidos. Se trata de una cerveza artesanal con una mezcla de cinco lúpulos del noroeste, con un amargor equilibrado y un cuerpo de malta especial. Es una empresa que desde sus inicios, hace unos cinco años, está especializada en cerveza sin alcohol.

Algunos de los vinos que se pueden encontrar en Sense.
Algunos de los vinos que se pueden encontrar en Sense.Gianluca Battista

En el apartado de licores, los más representados son la ginebra, el ron, el whisky, el tequila o el vermouth y otro tipo de bebidas para el aperitivo o las sobremesas. El Ish Caribbean Spiced Spirit (22 euros) es un ron especiado que se puede mezclar con cola u otros ingredientes para hacer cócteles. “Está muy bien representado, notas el quemorcito en la garganta”, apunta Núñez, quien asegura que logró engañar a su padre con esta bebida, cosa que tiene mucho mérito teniendo en cuenta que él es cubano y amante del ron. El olor que desprende también recuerda a este fermentado de la melaza, pero está elaborado con saborizante de ron natural y otros, además de azúcar, extracto de manzana y agua.

También se pueden encontrar whiskies como el Lyre’s American Malt (26 euros) o tequilas como Ish Mexican Agave Spirit (22 euros). Esta marca danesa hace unos años que está elaborando espirituosos sin alcohol con muy buenos resultados, señalaLockhard, que cree que es un sector que también crecerá en España, dado que en otros países está mucho más desarrollado. Entre los vermouths, hay dos tipos de Martini (Vibrante 10,50 euros y Floreale, 11,50 euros) y otros menos conocidos como Roots Divino, rosso y bianco (26 euros). Gnista Barreled Oak (24 euros) es un licor que se asemeja al orujo y se puede tomar solo o mezclar en un cóctel.

Los cócteles sin alcohol también se venden en latas de 250 mililitros, como las de Ish, que ha creado bebidas individuales de spritz, mojtio, daiquiri o gin tonic (5 euros); el Moscow Mule de JNPR CKTL se vende en botellas de 180 mililitros (5 euros) y el gin tonic de Lyre’s también en latas de 250 mililitros (4 euros). Una categoría muy novedosa es la de bebidas con adaptógenos, un concepto nuevo que recoge aquellos alimentos con suplementos vitamínicos, probióticos u otros añadidos que prometen interferir en los estados de ánimo, psíquicos o fisiológicos. La empresa Three Spirit elabora líquidos con hierbas y setas que inducen a socializar, a despertar la energía o relajarse.

La puerta de Sense en una esquina de la plaza del Sol de Barcelona.
La puerta de Sense en una esquina de la plaza del Sol de Barcelona.Gianluca Battista

Los vinos y espumosos tienen reservado un gran espacio. Algunos de ellos están elaborados de forma tradicional y luego les extraen el alcohol, mientras que otros son bebidas que realmente no son vinos, pero se toman como si lo fueran, cuenta Lockhard. Pone de ejemplo el Copenhagen Sparkling Tea, un té espumoso que recuerda al cava. En este apartado también hay cavas como Freixenet Rosé 0,0 (9 euros) o Valllformosa 0,0 (12 euros). Entre blancos, tintos y rosados suman casi 50 referencias con precios que oscilan entre 4 y 16 euros, con la excepción de alguna botella más gourmet como el espumoso semi-seco Lussory Gold (65 euros).

Desde hace un par de semanas, han empezado a hacer un evento los viernes al atardecer para que los clientes puedan probar alguno de sus productos. Lo que de momento solo hacen con profesionales del sector de la hostelería son las catas, en una sala que tienen en la trastienda, donde está el almacén y la oficina. Pero en un futuro quieren ofrecerlas para el público general. Saben que su tarea es costosa porque requiere mucha pedagogía, pero después de estos primeros dos meses creen que van por el buen camino. “Nos decían que estábamos locas”, admite Deborah, pero se lanzaron a la piscina después de participar en varios mercadillos y comprobar que sus bebidas gustaban. Ahora, con la máquina en marcha, confían más en su proyecto, que emplea a cinco personas. El tiempo dirá si son pioneras de las bodegas sin alcohol.

Sense

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Sobre la firma

Mar Rocabert Maltas
Es periodista de tendencias y cultura en la redacción de Cataluña y se encarga de la edición digital del Quadern. Antes de llegar a EL PAÍS, trabajó en la Agència Catalana de Notícies. Vive en Barcelona y es licenciada en Periodismo por la Universitat Pompeu Fabra.
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