_
_
_
_

¿Cómo se protege la propiedad intelectual de las frutas y verduras?

Existe un organismo europeo, la Oficina Comunitaria de Variedades Vegetales, que se encarga de ratificar su novedad en el mercado y ofrece protección a las nuevas variedades

Frutas y verduras
Vistas del fruto de una variedad paraguayo de carne blanca. Imagen proporcionada por CITA de Aragón.

Existe un organismo en la Unión Europea que se encarga de velar por la propiedad intelectual de las plantas, frutas y verduras y se llama Oficina Comunitaria de Variedades Vegetales (OCVV). Entre sus tareas, se incluye el registro de variedades patentadas, cuya protección, similar a una patente industrial, pero con ciertas diferencias, conlleva consecuencias como la reflejada en esta noticia en la que un citricultor murciano fue obligado a arrancar algunos de sus árboles, paralizar la producción de mandarinas y pagar una indemnización a los dueños de la patente de sus plantas, en este caso, la empresa Nadorcott, una sociedad ligada a la familia real de Marruecos. Al igual que en otros artículos protegidos por diferentes patentes, en frutas y verduras comprar imitaciones puede salir caro.

La Oficina Comunitaria de Variedades Vegetales se fundó en 1994 para unificar los diferentes regímenes de propiedad industrial que se aplicaban a las variedades vegetales en los países de la UE y se basa en el Convenio Internacional para la Protección de Obtenciones Vegetales de 1991. La misión de esta organización es otorgar derechos de propiedad intelectual a las nuevas variedades vegetales que se vayan a comercializar y además proporciona asistencia y asesoramiento a las personas que quieren ejercer sus derechos de protección. La protección, válida en toda la Unión Europea, se da sobre una novedad que puede cubrir algunas necesidades del mercado, ya que la agricultura ha sufrido muchos cambios en los últimos años, a tenor del cambio climático o de políticas europeas que benefician a cultivos cada vez más intensivos o que no necesitan pesticidas para ser cosechados.

“La innovación de una variedad protegida puede dar lugar a una nueva manzana que es más crocante, o más temprana, o que tiene un sabor particular, o unas uvas que maduran en julio”, indica Nuria Urquía, vicepresidenta de la OCVV, en conversación telefónica. “Hay objetivos de mejora que pueden dirigirse a producir lechugas resistentes a nuevos virus sin necesidad de añadirles ningún producto fitosanitario y que mejoren el rendimiento del campo. Estos objetivos de mejora requieren muchos años de investigación y tecnologías que son muy caras. Proteger a los creadores de esa invención es una cuestión de justicia, de equidad y de retorno de esa inversión”.

Sección de frutería en un supermercado en Barcelona, Cataluña.
Sección de frutería en un supermercado en Barcelona, Cataluña.Alexander Spatari (Getty Images)

En España, el organismo delegado de este registro se denomina Registro de Variedades Comerciales y es competencia del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Como regla general, la inscripción de la variedad es condición obligatoria para autorizar su comercialización, aunque hay algunas excepciones como en frutas donde la sola presentación de la solicitud ya es suficiente para autorizarla. Una vez se autoriza, el nombre debe aparecer en la frutería o verdulería donde se adquiera ese producto.

Tres requisitos

El proceso de protección se inicia con una solicitud y una muestra que se lleva a una oficina como el Registro de Variedades Comerciales ya indicado. De ahí, pasa a un centro de examen donde se comprueba si es pertinente su protección porque cumpla los criterios para tenerla. Por ejemplo, en el IRTA Más Bové, acreditado como Centro de Examen de la Oficina Española de Variedades Vegetales para avellano y nogal desde 2014, se estudian dichos árboles. “Actualmente, esta colección dispone de 62 materiales de avellano y 71 materiales de nogal”, cuenta Laia Abelló, agrónomo en este centro. “Los trabajos establecidos hasta el día de hoy dentro del Programa de Fruticultura del IRTA han posibilitado establecer una Colección de Referencia (CR) de las dos especies, clave para la identificación varietal, pero siendo a la vez la materia prima indispensable para evaluar anualmente una caracterización adaptativa y más agronómica”.

En el IRTA reciben solicitudes del obtentor, o sea, la persona que tiene una nueva variedad, que puede pedir registrar una variedad comercial o protegerla a nivel español o comunitario. A partir de la aceptación, se realiza un estudio para comprobar si esta variedad es similar a otras con las que se pueda comparar “permitiendo así evaluar al mismo tiempo la variedad candidata y las variedades más similares a ella. El examen DHE junto a los marcadores moleculares discriminativos para cada especie, que se realizan durante el primer año de la plantación de la variedad candidata, permiten a lo largo del examen o al final de este aprobar o denegar la solicitud de registro. Para aprobar el registro de una variedad se debe cumplir con las premisas de: distinción (D), homogeneidad (H) y estabilidad (E)”, añade Abelló.

Para que la OCVV proteja una variedad vegetal, es necesario que se cumplan estos tres requisitos: en primer lugar, que se pueda distinguir (D) de forma clara de otras variedades similares, bien sea por su tamaño, por su color, porque sea más crocante, por su falta de semillas, etc. También es necesario que la variedad sea homogénea (H) y que todas las plantas de la misma variedad sean similares. Por último, se exige que la nueva variedad permanezca estable (E) en los diferentes ciclos de reproducción. De una manera más intuitiva, si estuviéramos pensando en manzanas, las distintas variedades se diferenciarían por el color, la textura de su piel, por su tamaño y deberían ser todas las de los distintos manzanos estudiados iguales entre sí y que sus características se repitieran en varias cosechas.

“Para que podamos hacer el Examen DHE, los solicitantes envían sus variedades entre enero y febrero, injertadas sobre un portainjerto específico y cumpliendo unos requisitos de sanidad vegetal, referente a que su variedad no esté infectada determinados virus, viroides, fitoplasmas y bacterias. Cada especie tiene sus requisitos de entrada”, cuenta José Manuel Alonso Segura, el responsable de la Estación de Examen DHE del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA).

“Una vez aceptada la planta, será plantada en la fecha oportuna dentro de la parcela de examen”, explica Abelló del IRTA Mas Bové. “Un examen DHE para estas especies [avellano y nogal], en la actualidad, consta de cinco años, un primer año de implementación de cultivo, un segundo y tercer año donde se tomarán los caracteres vegetativos, y un cuarto-quinto año donde se tomarán los caracteres productivos. Hay que tener presente que estas especies presentan un periodo juvenil más alargado que otras, y se considera que para distinguir una variedad de cualquier otra se precisa de una cosecha mínimamente representativa en dos ciclos de cultivo independientes, este debe permitir evaluar su fruto”. En ocasiones, este periodo se puede alargar “por alguna incidencia como heladas primaverales que impiden una cosecha adecuada para poder caracterizar los frutos”, como ha sucedido en alguna ocasión en el CITA de Aragón, según José Manuel Alonso Segura.

Una vez la OCVV concede el título, que en España se llama Título de Obtención Vegetal, se puede empezar a licenciar la nueva variedad vegetal para los viveros, que trabajan bajo licencia y pagan ciertos derechos al obtentor por cada árbol vendido. Es el propio obtentor quien monitorea si se cumple. “Pueden utilizar drones para ver los campos o medir la producción de su fruta comparándola con las licencias que se han concedido. Cada empresa tiene su estrategia”, señala la doctora Urquía. La duración de las patentes vegetales suele ser de 25 años, excepto para vides y árboles, que se alarga hasta los 30.

Esta protección abarca desde las semillas hasta la planta completa, y el propietario de los derechos podrá reclamarlos en todo momento si se detecta que se ha cosechado material sin autorización, como en la noticia que se mencionaba al principio. El efecto jurídico de la inscripción de una variedad es el reconocimiento del derecho del obtentor, que es un derecho de propiedad intelectual o industrial que concede a su titular un régimen de monopolio exclusivo limitado en el tiempo en cuanto a la explotación de la variedad. Este derecho es similar a una patente pero con algunas características diferentes, ya que el agricultor tiene derecho a quedarse con una parte de su cosecha de cereales para usarla para semillas en el año sucesivo, sin tener que pagar al obtentor nada más que un pequeño canon. Es lo que se llama excepción del agricultor, aunque esto no les permite vender ni ceder sus semillas a otros compañeros.

Las denuncias sobre la infracción de este derecho en España tiene que realizarlas el propio obtentor y tiene que ponerlas en conocimiento de la justicia. Este tipo de delitos está contemplado en el Código Penal, y el papel de la OCVV es ayudar a los tribunales para evaluar el material vegetal sospechoso o facilitar a las partes interesadas información sobre el expediente bajo petición.

La OCVV recibe unas 3.000 solicitudes anuales y hay en vigor unos 30.000 títulos, de los que “un 40% de ellos corresponden a variedades comestibles, ya que en la Oficina también se protegen variedades ornamentales”, indica la vicepresidenta de la misma. “Más o menos, de las comestibles, un 20% son agrícolas, un 15% hortícolas y el resto frutales”, añade.

El precio de registrar una nueva variedad vegetal va desde los 1.900 euros a los 4.130, en función de si lo que se quiere registrar es un árbol o una planta. Esto es debido a que injertar un árbol requiere mucho más tiempo, espacio y análisis que en las variedades hortofrutícolas.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_