El manga gastronómico que habla de deipnofobia, lesbianismo, amor y tradiciones japonesas
‘Cocinando Juntas, comiendo juntas’ narra la historia entre dos vecinas y su pasión por la cocina, pero además sirve para narrar el amor, darle un tirón de orejas al machismo y enseñar a cocinar bocados japoneses del recetario tradicional
Que los onigiris con sopa de miso son un desayuno habitual en Japón; que el karaage es una técnica japonesa para rebozar generalmente las pechugas de pollo marinadas en salsa de soja, ajo, jengibre y sake, y cuya presentación mejor cuando la acompañas con verduras y arroz; o que el iburigakko (encurtido hecho con rábano daikon) está más rico con queso fundido o con caballa asada... son algunas de las ideas de cocina que te sugiere esta historia entre Nomoto y Kasuga en Cocinando Juntas, comiendo Juntas (Tomodomo Editorial). La gastronomía es la gran protagonista de este manga donde entre bocado y bocado se hace una crítica voraz de ciertas tradiciones niponas como que en San Valentín las mujeres deben de regalar a los hombres (incluso a sus compañeros de trabajo) una caja de bombones u otro detalle; que la cocina es un acto de amor de la mujer hacia el hombre (no viceversa) o que el fin último de una mujer es el matrimonio. A toda esta crítica voraz se le unen temas como la deipnofobia (el miedo o rechazo a hablar delante de los demás durante una comida o cena), la asexualidad, el lesbianismo, la carestía de los pisos de alquiler en Tokio, la ruptura familiar o la imposibilidad de que una mujer sola pueda adquirir un apartamento, entre otros.
Así es. Este manga es un slice of life, es decir, una manera de narrar la cotidianeidad, el día a día de dos mujeres solteras, queers y apasionadas por la cocina. Sus protagonistas: Nomoto está soltera, trabaja como oficinista [sin entusiasmo alguno] y vive con una única pasión: la cocina. Suele preparar platos en su casa, subir las fotos a su cuenta de Instagram e intentar hacer recetas nuevas. Pero vive sola y no puede comerse todo lo que cocina. El día que conoce a su vecina, Kasuga, una mujer corpulenta a la que le encanta comer, decide invitarla a degustar alguno de sus platos: “Como hoy se me ha ido un poco la mano”, le dice Nomoto a Kasuga.“Y he hecho más de la cuenta, pensé que ¡qué bonito es compartir! Yo te cocino y tú te lo comes”. Así comienza esta historia dibujada sin ornamentos, trazos finos y sencillos, donde las expresiones guturales [muestra de satisfacción por la cocina] predominan en ambas protagonistas, donde las historias fluyen entre la cocina y la mesa en una búsqueda constante de satisfacer los paladares.
La autora, Sakomi Yuzaki, hizo este manga con el fin de ser publicado en la revista Comic It creada por el grupo Kadokawa. Así se entiende que cada libro (en total, cinco tomos en español) está compuesto por pequeñas historias donde ambas protagonistas van descubriendo la sociedad nipona, sus costumbres, sus maneras de relacionarse, sus fiestas privadas siempre vinculadas a la gastronomía (homenaje al takoyaki, la fiesta del gyoza, etc).
Aquellas primeras viñetas fueron publicadas en la revista feminista Comic It, creada por el grupo Kadokawa, y su popularidad fue tal que acabó convirtiéndose no solo en libro sino siendo adquirida por la productora NHK Enterprise y convirtiéndola en una miniserie de 10 capítulos con el título en inglés, She Loves to Cook, and She Loves to Eat.
A destacar, la traducción de Ana María Caro, quien al final de cada libro añade un glosario de aclaraciones y matices sobre ciertas palabras, platos o ingredientes. Así descubres que la ocra o quingombó es muy apreciado en la gastronomía japonesa, que el Don son boles de arroz de gran tamaño con algún tipo de guarnición por encima o que la chikuwa es una especie de salchicha de pescado con forma de tubo.
Como añadido, subrayar que para la elaboración de este manga gastronómico la autora cuenta con la asesoría y supervisión de la cocina de los blogeros SHINO (@gucci_fuufu), esto nos garantiza que si seguimos el consejo de las protagonistas a buen seguro conseguiremos unas auténticas empanadillas o unos deliciosos buñuelos rellenos de pulpo.
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