Gemma Vela, sumiller del Ritz de Madrid: “En España tenemos los grandes vinos del mundo, pero la gente no lo sabe”
La experta en vinos celebra en 2025 tres décadas al frente de la bodega del elegante hotel, que esconde más de mil referencias
Gemma Vela es un icono del mundo del vino. Nacida en Madrid ―”pero ya bautizada en Aranda”―, se crio en Ribera del Duero. Prefiere no decir su edad, aunque celebra con orgullo que este 2025 cumple tres décadas al frente de la sumillería del Ritz de Madrid ―ahora, Mandarin Oriental Ritz―. “Entré en el 95″, detalla. Venía de trabajar con Martín Berasategui, rondaba los 20 años, y se convirtió en la primera mujer en dirigir la bodega de un hotel de cinco estrellas. “Entonces, un sumiller era siempre un señor de cierta edad; era un mundo de hombres. Había mujeres, pero más dedicadas a la enología, como María Isabel Mijares”, cuenta la también ganadora, en 2014, del Premio Nacional de Gastronomía.
Pregunta. Desde esos inicios, ¿ha sufrido alguna experiencia machista?
Respuesta. He visto caras de sorpresa. No solo por ver a una mujer joven en el centro de la sumillería, sino también por el uniforme: la gente no estaba tan acostumbrada al delantal de sumiller de cuero, por ejemplo. Ahora, el mundo del vino ha crecido y nuestra figura se ha hecho más cercana.
P. ¿Por qué?
R. Hay sumilleres en tiendas, en asociaciones donde dan formación, en bodegas… El vino es cultura, como tal hay que mantenerla, también entenderla, explicarla, o divulgarla. Está muy bien fomentar propuestas, como el enoturismo, las catas o las visitas a bodegas, que acercan el mundo del vino al público. Que vean que no solo es beber vino, que hay una historia detrás: una tierra, un legado.
P. ¿Hay que poner el vino más de moda?
R. El vino también es moda. Las bodegas sacan nuevas elaboraciones, jugando con variedades de uvas diferentes, y dan ganas de probarlas. Además, en España la elaboración lleva años evolucionando a mejor.
P. ¿En qué se nota?
R. Antes había vinos malos y vinos buenos, mientras que ahora la gran mayoría son buenos; de gran calidad y, además, con muy buen precio. No es necesario gastarse mucho dinero para tomar un buen vino en España. Defiendo mucho el vino español. Siempre que tengo un cliente, intento aconsejarle algo de aquí, al final es el territorio donde estamos. Además, en España no solo tenemos grandes vinos, sino los grandes vinos del mundo. Y la gente todavía no lo sabe.
P. ¿Se alejó el mundo del vino del público?
R. Quizás se puso demasiado serio. Y yo creo que tiene que ser divertido. Lo que le digo a muchos clientes: la cuestión no es saber de vinos, sino que te gusten. Nada más.
P. ¿Qué tiene en la bodega del hotel?
R. Ofrecemos más de mil referencias. Es muy amplia ―tenemos diferentes espacios gastronómicos para un público diverso―, con vinos de todas partes del mundo y también de regiones específicas. Nos gusta hacer énfasis en los vinos españoles. Además, estamos comenzando una sección de añadas viejas.
P. ¿Qué ofrecen en cada zona?
R. En el Champagne Bar maridamos todo con champán. En el restaurante Palm Court propongo una carta con vinos más clásicos. En Deessa [con menú de Quique Dacosta, con dos estrellas Michelin] buscamos armonías con diferentes tipos de vino, para que puedan ser una sorpresa o un descubrimiento para el cliente. En el Jardín todo es algo más informal, con un tono jovial, divertido, además de cierta chispa. A todo ello se suma Pictura, la coctelería.
P. ¿Nos recomienda alguna copa de su carta?
R. Uno es Numanthia, de la zona de Toro; otro es Valduero 6 años, que tiene un elegante paso por toda la boca. En plan más clásico, podemos ir a Rioja, a un Finca Torrea, de Marqués de Riscal. Si te gusta un blanco, uno espectacular: Do Ferreiro, un albariño, de los mejores que tenemos. También un rosado ―que está muy de moda― y que es el XF, una colaboración de Xandra Falcó con Bodega Sierra Cantabria. Es un vino pálido, tipo provenzal, muy fresco, y con matices de fruta roja. En definitiva, puedes tomar copas muy diversas. También tenemos vino de otros lugares, como Francia, pero yo prefiero incidir en los españoles.
P. ¿Cuál es su uva favorita?
R. Me gusta mucho la tempranillo o tinta del país. Por otro lado, me gustan los vinos elegantes y considero que los de Jerez son los grandes de España: espectaculares.
P. ¿Con qué acompañaría una celebración como Reyes?
R. Cualquier momento es bueno para tomar un buen vino y siempre me quedo con un Ribera del Duero, porque pertenezco a la tierra. Cuando se va a compartir una botella, yo lo que hago es acompasarme con las personas con las que estoy. Buscar un vino un poco acorde a todos, uno que ejerza la diplomacia. Un vino gusta por compartirlo, no solo por tomártelo. Eso sí, nunca debe faltar un champán.
P. Le tocó trabajar en la exclusiva cena de Nochevieja del hotel.
R. Es un banquete para unos 200 comensales [a 1.300 euros el cubierto]; se asemeja a una boda, sin novios y con uvas. También nos visita mucho público internacional. La gente en Navidad ya no está tanto en sus casas. Pasan olímpicamente de cocinar, de recoger, y todo; se vienen a celebrar a hoteles.
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