Libros para regalar a amantes de la cerveza: de un cómic sobre su historia a un manual para elaborarla en casa
Poco hace falta para hacer cerveza: cuatro ingredientes, dos grandes ollas, un control de las temperaturas y, a partir de ahí, surgen un sinfín de variedades
Comenzó siendo un alimento. Un bocado nacido por el azar, elaborado con trigo machacado, agua de lluvia y un sinfín de espontáneas levaduras. Por ello, antes de llamarse cerveza (en honor a la diosa Ceres) era el pan líquido, el sustento del pueblo. Así es, la cerveza, la más longeva de las bebidas fermentadas, pasó de ser tentempié para la gente del campo, al trago favorito en los primeros bares de la historia; fue moneda de cambio, medicina, trago fetiche en mesas reales, alimento para las tropas, brindis entre nobles y trago popular. Poco hace falta para elaborar una cerveza: cuatro ingredientes, dos grandes ollas, un control de las temperaturas y, a partir de ahí, surgen un sinfín de variedades. Somos seres cerveceros, aunque no nos guste la cerveza, quedamos con los amigos para tomar unas cañas, festejamos los goles con unas cervecitas y vencemos la sed apulso con jarras frías. En nuestra manera de relacionarnos, la cerveza es indisoluble, pero ¿cuánto sabemos realmente de ella?
Hay un cómic que quiso ilustrar a los bebedores de cerveza, enseñarles su proceso, elaboración y vinculación con la historia de la humanidad, escrito e ilustrado por Jonathan Hennessey y Mike Smith: La historia en cómic de la cerveza (editorial Principal de los libros). El libro es un recorrido histórico desde el 7000 a.C hasta a la actualidad. Las viñetas, de un gran realismo, cuentan cómo fueron esas primeras cervezas, cuál fue el papel de los conventos en la elaboración de estas, cómo viajaban los barriles de cerveza en los primeros navíos o cómo fue transformándose a la par que lo hacía la humanidad.
Sin duda, la lectura de este cómic es un primer paso para comprender que la cerveza, aun fabricándose en volumen, es una bebida natural; que el 90% es agua; que existen tantas cervezas en el mundo como lugares; que el lúpulo es lo que le da el sabor y la consistencia; o que “una cerveza deja de ser un mosto cuando se le añade el ingrediente más importante, el que le da la vida, la levadura”, como dice uno de sus personajes. Pero, a partir de ahí, comienza un largo trayecto de aprendizaje cuya siguiente parada podría ser el libro Cerveza para dummies, del escritor Steve Ettlinger y la catadora, Marty Nachel. “La finalidad [a la hora de beber cerveza] iba mucho más allá del simple refrigerio debido a su importante fuente de vitaminas y nutrientes servidas en una bebida fácil de digerir, y cuyo consumo estaba asociado al asueto y al tiempo de ocio. Echando la vista atrás, la cerveza ha estado desde siempre relacionada con la civilización y la socialización de la humanidad”, añaden los autores.
Esta edición, austera, sin ilustración ninguna y en tapa blanda, es la mejor puerta de entrada para quienes quieren comenzar a entender la esencia cervecera: qué ingredientes la componen; qué es el lúpulo; de qué nos hablan cuando nos dicen ‘malta’; qué es y cómo se elabora una sin gluten... Todas y otras muchas preguntas se van respondiendo a lo largo de un manual que no olvida que la primera premisa para disfrutar de la cerveza es acompañarla de un buen plato. De ahí que el libro termine con sus mejores armonías. Por ejemplo: “Con un ceviche, nada como una lager; la focaccia glaseada con una scottish ale; o un pollo picante con una cerveza bávara”.
Es curioso que, cuando pensamos o hablamos de cerveza, la primera imagen que nos llega es la de un hombre, robusto, de barba copiosa y aspecto bonachón. Sin embargo, la mujer ha sido y es uno de los más importantes pilares en la elaboración de la cerveza y en la transmisión de la cultura cerveza. Por poner algunos ejemplos: las primeras cocineras de cerveza fueron las mujeres; y a quien se le ocurrió meter la semilla femenina del lúpulo en el mosto de cerveza fue a una abadesa, Hildegarda de Bingen, en el siglo IX. La mujer ha sido importante en todos los tiempos hasta que llegó la Revolución Industrial, entonces desapareció. Hubo que esperar mucho, para que surgiera un movimiento que las visibilizara y que ayudara a la promoción de la cultura cervecera. Esto ocurrió en 2007, en Estados Unidos, cuando un grupo de mujeres creó la Pink Boots Society.
En aquel momento, también comenzó la nueva era de la cerveza, lo que se llamó Revolución Craft, es decir, la fiebre por elaborar las llamadas cervezas artesanas o de garaje. Un “háztelo tú mismo” que dio también, como origen, el lanzamiento de varios libros sobre esta temática como Craft Brew, de Euan Ferguson (editado en España por Cinco Tintas); el libro Brew. Fabrica tu propia cerveza, de James Morton (Librooks); o el escrito por la presentadora, sumiller, ingeniera química y maestra cerveza, Jaega Wise, que llegó a España traducido por Blume como El arte de elaborar cerveza en casa. “Cuando empecé a elaborar cerveza, me obsesioné por querer controlar hasta el más mínimo detalle del proceso (...) Con el tiempo, aprendí que, aunque hacer una gran cerveza puede ser una ciencia”, dice la autora. En 2018, Jaega Wise recibió el mayor galardón que se le puede dar a un maestro cervecero, el Brewer of the Year. Años más tarde sacó este libro donde muestra todo lo aprendido a lo largo de su carrera, una serie de trucos para conseguir buenos resultados y varias recetas para crear cervezas en casa, tanto de manera tradicional como con frutas. Un indispensable para quienes quieren hacer en su casa una pequeña bodega cervecera.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.