Asignaturas breves para dar un impulso al desarrollo profesional
Las microcredenciales solventan el reto de la capacitación rápida para todo tipo de perfiles; de graduados a trabajadores con años de experiencia

El mercado laboral ha experimentado una revolución en los últimos años impulsada especialmente por la digitalización y la creación de nuevos puestos de trabajo que requieren de competencias específicas. Retos sociales y económicos para los que se pretende dar respuesta a través de soluciones formativas. Y entre estas herramientas se encuentran las microcredenciales, cursos breves regulados en España por el Real Decreto 822/2021 e impartidos por universidades y otras instituciones en distintas modalidades.
Estas titulaciones propias son una apuesta comunitaria: el Consejo de la Unión Europea adoptó hace tres años una recomendación relativa a un enfoque europeo de las microcredenciales con el objetivo de proteger la empleabilidad ante recientes y futuros cambios de la economía global.
Como explica Santiago Gutiérrez, vicerrector de Posgrado y Formación permanente de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), las microcredenciales vienen a solventar las crecientes tasas de paro de Europa. “En gran medida porque hay necesidad de perfiles laborales determinados para los que no estábamos formando a la población”, señala Gutiérrez. “Hay que pensar en los cambios que estamos experimentando ahora pero también en los que vendrán en un futuro no muy lejano”, advierte el vicerrector de la UCLM.
Adaptarse a las necesidades
La Universidad manchega ha recibido financiación para este curso 2024-2025 del Plan Microcreds, diseñado con fondos europeos del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia del Gobierno, facilitando la obtención de becas y ayudas para personas en desempleo, baja renta o situación de vulnerabilidad social.
En la actualidad, estas necesidades laborales han dado lugar a microcredenciales basadas en competencias digitales, intervención social e inmediación, salud, sostenibilidad y medio ambiente, entre otras. Una de las principales ventajas de estos cursos breves es su rápida puesta en marcha. “A diferencia de un máster, que es un título oficial y para el que se requiere otros procesos de elaboración y aprobación, en un mismo curso podemos crear diferentes microcredenciales, detectando dónde está el interés formativo e impulsándolo rápidamente”, explica Mercedes Rodríguez, directora del Centro de Formación Permanente de la Universidad Complutense de Madrid (UCM).
El catálogo de microcredenciales es diferente en cada universidad. La duración puede ir desde una hora —que equivale a un crédito en el Sistema Europeo de Transferencia de Créditos (ECTS, por sus siglas en inglés)— hasta las 140 horas o 14 ECTS. “Los resultados de aprendizaje se centran en adquirir conocimientos, habilidades y competencias muy específicas que son relevantes para el mercado laboral o para el propio desarrollo profesional del estudiante”, señala Rodríguez. “Son cursos flexibles y se pueden personalizar según los requerimientos de los interesados”, añade la experta de la UCM.
Las microcredenciales van dirigidas a todo tipo de perfiles, desde egresados universitarios que buscan especializarse en una determinada área hasta personas que quieren reorientar su trayectoria laboral o profesionales que precisan de una nueva capacitación en sus actuales puestos de trabajo. “Cada vez se piden competencias más específicas que indiquen que el trabajador puede desarrollar ciertas tareas”, apunta Marcelo Maina, director del máster universitario de Educación y TIC (E-learning) de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), quien se pone como ejemplo: “Soy un ingeniero que sabe hacer su trabajo de ingeniero, pero necesito saber cómo gestionar un equipo de trabajo. La capacitación en esta materia me la dará una microcredencial”.
Creados en colaboración
La propuesta de cada titulación propia es responsabilidad del personal docente de las universidades, y en muchos casos se realiza en colaboración con el tejido empresarial de las provincias y comunidades autónomas que las acogen. “Nadie mejor que empresas, centros de empleo y profesionales del mundo académico para detectar las necesidades del mercado laboral”, apunta Daniel Navas, vicerrector adjunto de Posgrado y Enseñanzas Propias de la Universidad de Málaga (UMA). Este trabajo conjunto puede dar como resultado acuerdos de colaboración entre universidades, empresas y centros de enseñanza e investigación. “Lo que fomenta también la financiación”, destaca Ángeles Gallego, directora del Centro de Formación Permanente de la Universidad de Sevilla (US). “Tiene que haber siempre un porcentaje determinado de horas impartidas por personal docente de la universidad que promueve la microcredencial”, aclara Gallego.
Los centros universitarios son capaces de crear catálogos de capacitaciones breves, adaptando la oferta a la demanda de un curso académico para otro. Los precios también varían según la demanda, el tipo de microcredencial y las herramientas que se requieran. “Por ejemplo, si es en un laboratorio con material específico o si el curso enseña a utilizar un software determinado que hay que adquirir. Todo esto influye en la cuantía de la microcredencial”, señala Gallego.
El vicerrector de la UMA explica que la modalidad trata también de adaptarse a las necesidades de los alumnos. “Dependiendo del tipo de microcredencial y de la forma de aprendizaje se requiere más o menos presencialidad. En la modalidad online también se facilita la asincronía, que el alumno pueda acceder a la clase en cualquier momento”, especifica Daniel Navas.
Metadatos sobre la formación recibida
Las microcredenciales se emiten de manera digital. Un certificado electrónico que puede almacenarse en plataformas que utilizan tecnología blockchain para garantizar su seguridad. Su verificación es rápida y sencilla, facilitando el acceso de empleadores y otros profesionales. “Son certificaciones que se integran en un perfil digital, de manera que cuando te postulas a un trabajo puedes presentar este documento en el que se recogen todas las microcredenciales que has hecho, y metadatos sobre las competencias adquiridas, la institución y los métodos de aprendizaje”, explica Marcelo Maina, profesor de la UOC y experto en este tipo de formaciones.
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