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Extra Eventos

Gaza: un colapso de índole humana

A pesar de la barbarie de Hamás, crece la necesidad de hacer visible el sufrimiento de los gazatíes para forzar un alto el fuego de Israel y un plan de paz

Laurence Thieux, profesora de Relaciones Internacionales y especialista en Oriente Próximo, e Ignacio Álvarez-Osorio, catedrático de Estudios Árabes e Islámicos de la UCM (centro), moderados por Andrea Rizzi, corresponsal de Asuntos Globales de EL PAÍS.
Laurence Thieux, profesora de Relaciones Internacionales y especialista en Oriente Próximo, e Ignacio Álvarez-Osorio, catedrático de Estudios Árabes e Islámicos de la UCM (centro), moderados por Andrea Rizzi, corresponsal de Asuntos Globales de EL PAÍS.Santi Burgos
Miguel Ángel García Vega

Existe una prueba médica sencilla para medir el dolor: el galeno le pregunta al paciente qué intensidad siente del uno al 10. ¿Cuál sería ahora la de un gazatí? Los números giran como derviches. Detrás de la seguridad hay seres humanos. A 23 de noviembre habían fallecido 43.606 personas en la franja desde que el 7 de octubre de 2023 militantes de Hamás asesinaran a 1.200 civiles y secuestrasen a unos 250. La organización Euro-Med Human Rights Monitor — con sede en Ginebra—, que contabiliza los muertos en el conflicto, sostiene que ha identificado 365 familias gazatíes que han perdido 10 o más miembros desde el comienzo de la guerra hasta agosto. La contundencia israelí en la respuesta recuerda las palabras del exministro de Defensa de Israel, Moshé Yalón, durante la segunda Intifada (2000-2005): el propósito era marcar con “hierro rojo la conciencia palestina”. “Tenemos la responsabilidad de hacer visible la parte humana. No es un conflicto, es una ocupación seguida de una limpieza étnica; una sociedad convertida en un cementerio”, observa Laurence Thieux, profesora de Relaciones Internacionales y especialista en Oriente Próximo. La propuesta de dos Estados surge tan lejana al igual que un río en un espejismo. De Trump no se aguarda un cambio de 180 grados. En su primer mandato reconoció a Jerusalén como capital de Israel. E históricamente ambas cámaras (demócratas y republicanos) estadounidenses han apoyado la “causa” israelí. “Mientras la Unión Europea ha sido incapaz de articular una política común”, critica Laurence Thieux.

Desde luego, la barbarie de Hamás —”hay muchos Hamás”, recuerda Ignacio Álvarez-Osorio, catedrático de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad Complutense de Madrid— ha sido una estrategia fallida. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, estaba siendo muy criticado por sus reformas judiciales y detrás flotaban varios casos de presunta corrupción, antes de los asesinatos, que empezaban a acorralarle en las calles. Incluso Arabia Saudí estuvo a punto de reconocer al Estado israelí. “Ahora la organización [asesinado su líder, Yahya Sinwar] está muy debilitada”, describe Álvarez-Osorio; es una gerontocracia en una tierra de jóvenes, sostiene. Entre el estruendo y el silencio de uno de los ejércitos más sofisticados del mundo, “el país se está deslizando hacia una teocracia y se está polarizando, y cada vez hay un mayor riesgo de guerra civil; una forma de paliarlo es establecer un enemigo común: Irán y Gaza”, señala. ¿Y el pueblo israelí? “No se habla de la ocupación, no está dentro de la agenda de la sociedad civil”, observa Álvarez-Osorio.

Relato israelí

En una tierra muy conflictiva, Israel ha conseguido mantener su imagen de Estado moderno y democrático. El poderoso espigón frente a los regímenes autoritarios de la zona. Este es el relato de un país que cada cierto tiempo irrumpe con ofensivas militares (2009, 2012, 2014, 2021), que tienen una función preventiva contra Hamás. El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, lo afirmó ante el Consejo de Seguridad. “El pueblo palestino lleva 56 años sometido a una ocupación asfixiante”. Israel le declaró persona non grata. Acción, reacción. La Corte Penal Internacional ha dictado una orden de arresto contra Netanyahu. Parece complejo que, por ejemplo, Alemania o Francia la cumplan. “Existe un doble rasero a la hora de aplicar el derecho internacional”, sostiene Thieux, que no deja de traslucir la impotencia del multilateralismo a la hora de proteger los derechos de los palestinos.

El planeta gira sobre su propio eje, y también sus problemas. Por ahora, parece que Irán no persigue la intención de escalar el conflicto con Israel. De hecho, el país tiene “mucho que perder” si entra en ese escenario, sobre todo si acude Estados Unidos, confirma Laurence Thieux. Porque las piezas están cambiando su posición en esta partida planetaria. A China le interesa una desescalada pues su prioridad es la hegemonía comercial. Y desde los tiempos de la Administración de Obama el objetivo estadounidense se ha trasladado a la zona del Indo-Pacífico. El espacio vacío político lo ha aprovechado China a través, por ejemplo, de su famosa Nueva Ruta de la Seda. Mientras, en Gaza, son siempre las tres de la madrugada: allí donde vive la noche oscura del alma.

Defensa: más empleo e innovación

Amparo Valcarce, secretaria de Estado de Defensa.
Amparo Valcarce, secretaria de Estado de Defensa.Juan Barbosa

La amenaza de la desinformación, el desafío de hacer frente al cambio climático y el avance imparable de la tecnología hacen necesario definir las estrategias de seguridad y defensa en el siglo XXI. Así lo afirmó Amparo Valcarce, secretaria de Estado de Defensa. España ha demostrado su liderazgo en misiones de paz y su firme compromiso con la seguridad global, señaló la representante del Gobierno. En este contexto, señaló cifras clave de un informe elaborado por PwC para TEDAE: entre 2018 y 2023, España incrementó un 32% su presupuesto de defensa, con un alza del 149% en inversiones. En 2023, la industria de defensa representó el 5,7% del empleo industrial y cada puesto directo generó 2,3 empleos adicionales. La facturación del sector creció un 15% respecto al año anterior. “La seguridad y la defensa no solo protegen la paz, sino que impulsan el empleo, la innovación y el desarrollo económico”, destacó Valcarce.

El ‘Guernica’ y la premonición del horror

Ana Robles, guía de protocolo del Museo Reina Sofía, frente a una reproducción del 'Guernica' de Picasso.
Ana Robles, guía de protocolo del Museo Reina Sofía, frente a una reproducción del 'Guernica' de Picasso. Inma Flores

Sobre el corazón de las tinieblas, Picasso pintó el horror en el Guernica. Lo hizo en su taller de la Rue des Grands-Augustins de París. Allí estuvo desde finales de 1936 hasta 1955. Fue un hallazgo de su pareja: Dora Maar (1907-1997). Ella fotografiaría los casi 50 bocetos y el desarrollo de la enorme (351×782 centímetros) e impresionante tela. El 1 de mayo de 1937 el genio empezaba el cuadro. Era una respuesta a la invitación del Gobierno legítimo de la Segunda República a participar en la Exposición Internacional de las Artes y las Técnicas en la Vida Moderna de París. El edificio para la Exposición Internacional lo proyectaron Luis Lacasa y Josep Lluis Sert con el fin de representar a España en la muestra de 1937. El malagueño halló en los bombardeos de Gernika, pero también de Durango, por parte de la Legión Cóndor el 26 de abril el devastador escenario artístico. Las fotos aparecidas en el periódico comunista L’Humanité —que Picasso leía a diario entre 1936 y 1937— de la aniquilación fueron el inicio de la obra. Su director, Paul Vaillant-Couturier, era muy beligerante contra los medios de derechas como Paris-Soir. “La prensa que miente, la prensa que mata”, escribiría. Estos son los orígenes de un lienzo que solo tiene una deuda: Goya. Picasso no vive la guerra como el maestro de Fuendetodos. Picasso recrea los muertos, las amputaciones, los gritos o las patas rotas de un caballo. “El arte es una mentira que nos hace ver la verdad”, contó.

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Sobre la firma

Miguel Ángel García Vega
Lleva unos 25 años escribiendo en EL PAÍS, actualmente para Cultura, Negocios, El País Semanal, Retina, Suplementos Especiales e Ideas. Sus textos han sido republicados por La Nación (Argentina), La Tercera (Chile) o Le Monde (Francia). Ha recibido, entre otros, los premios AECOC, Accenture, Antonio Moreno Espejo (CNMV) y Ciudad de Badajoz.
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