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Cómo fomentar la lectura de textos complejos en tiempos de TikTok

La brevedad y simpleza estructural de los escritos ‘online’ lastra la comprensión del alumnado, pero hay margen de mejora

EXTRA COLEGIOS 032025
Lisbeth Hjort (Getty Images/Image Source)
Adrián Cordellat

Según los resultados de un estudio liderado en 2022 por el investigador de la Universitat de València Lalo Salmerón —con datos de casi 300.000 estudiantes de Estados Unidos en cursos equivalentes a 4º de primaria y 2º de ESO—, incluso un breve tiempo de uso de dispositivos digitales en clase de Lengua se asocia con una peor comprensión lectora. El catedrático de Psicología de la Educación repitió el ensayo en 2024 con una muestra de estudiantes españoles en los últimos cursos de primaria. ¿Resultado? Cuanto más tiempo dedican a realizar tareas académicas en casa con dispositivos digitales, peor es su comprensión lectora. Esta relación, señala el experto, es particularmente grave en alumnos con necesidades educativas especiales. “Esto desmonta el mito de que la tecnología es buena para fomentar el hábito lector porque motiva a los alumnos con dificultades. Lo cierto es que todavía no hemos dado con la clave para enseñar correctamente comprensión lectora con dispositivos digitales”, reflexiona.

A esa problemática se suma otra. Hoy en día estos terminales (especialmente móviles y tabletas) son un apéndice más de muchos niños y adolescentes, que fuera del horario escolar —en el mejor de los casos— leen todo lo que leen en sus pantallas. En el peor escenario no leen nada; se quedan atrapados haciendo scroll y viendo un vídeo tras otro en plataformas como Instagram y TikTok. “La calidad de los textos en línea es muy variable, con textos cada vez más cortos, con vocabulario más cercano a una conversación que al ámbito académico, y con estructuras textuales muy simples. De esta forma, por mucho que se lea en digital, este tipo de textos no ayuda a fomentar las habilidades de comprensión”, sostiene Salmerón.

Elena del Pilar Jiménez, profesora en el departamento de Didáctica de la Universidad de Málaga y presidenta de la Asociación Española de Comprensión Lectora, apunta a otro factor: la lectura diaria en pantalla refuerza una forma concreta de lectura, la lectura interrumpida. “Los hiperenlaces y distracciones como imágenes y sonidos dificultan la concentración sostenida en el tiempo y acostumbran al cerebro a periodos de atención más breves. Leer una novela o un cuento es justo lo contrario, y en una sociedad cada vez más cómoda, salir de la zona de confort para reeducar el cerebro con hábitos que requieren esfuerzo no es fácil”, argumenta.

Esto lo ha notado en las aulas Maria Gajas, profesora de educación secundaria y responsable del programa de Biblioteca Escolar y promoción de la lectura de la Fundació Educativa Vedruna. “He observado una mayor dificultad en la comprensión lectora, especialmente cuando se trata de textos largos o con estructuras complejas. Muchos alumnos tienen problemas para mantener la atención en una lectura sostenida y para extraer ideas clave de textos densos”, revela. No obstante, matiza que no se puede decir que los chicos y chicas de hoy no sean capaces de leer textos complejos. Lo que ocurre, en su opinión, es que no están acostumbrados a hacerlo: “Creo que su relación con la lectura es más fragmentaria y está más influenciada por el formato digital, lo que hace que cuando se enfrentan a un texto largo con múltiples capas de significado les cueste sostener el esfuerzo. Sin embargo, cuando trabajamos con estrategias adecuadas, podemos ayudarles a superar esa dificultad inicial”, advierte.

Recuperar la profundidad

¿Puede competir el libro con la novedad constante y el ritmo frenético de las redes sociales? Para Maria Gajas la clave pasa “por no intentar que la lectura sea igual de rápida y estimulante que TikTok, sino por ayudar a los jóvenes a descubrir que la lectura ofrece algo que las redes no pueden darles: una experiencia enriquecedora, que requiere más implicación, pero que aporta mayor satisfacción y desarrollo personal”, señala. En ese sentido, considera crucial que los niños y adolescentes tengan referentes lectores y que puedan asociar la lectura con placer y no con imposición.

También que estén rodeados de espacios para la lectura. “Es fundamental que los niños crezcan en un entorno donde los libros estén presentes y donde la lectura forme parte de la vida cotidiana. Leer en familia, compartir lecturas en voz alta, hablar sobre libros, visitar bibliotecas y librerías regularmente, y tener un modelo lector en casa son factores clave”, apunta Gajas.

Desde la escuela, la profesora considera imprescindible que la lectura no se limite a una asignatura o a una actividad obligatoria, sino que se integre en todas las áreas del aprendizaje. En ese sentido, señala como clave el papel de la biblioteca escolar y de la mediación literaria: “Leer juntos, debatir sobre los textos, vincular la lectura con la vida real y con otras formas de narración, como cine, cómic, música, videojuegos, puede ayudar a que los jóvenes reconecten con la lectura profunda”, ahonda.

A escala institucional, Elena del Pilar Jiménez insta al Gobierno a dar el primer paso “legislando entorno a la lectura como eje curricular y cultural, económico incluso. Que la media española mejore en el consumo de lectura de calidad, así como su competencia lectora, es posible. Y económicamente no solo es viable, sino que es rentable”.

La conexión económica

“Más libros y menos TikTok”. Podría ser el lema de una manifestación en favor de la lectura y de la comprensión lectora. Su importancia, como sostienen los expertos consultados, no es baladí. Tanto a escala individual como social. “Son varios los estudios importantes que demuestran que el índice de competencia lectora se relaciona directamente con la economía individual y general. A menor competencia lectora, menor renta per capita”, apunta Elena del Pilar Jiménez, profesora de la Universidad de Málaga. Lalo Salmerón, catedrático de Psicología, destaca que una buena comprensión dota a las personas de herramientas para ser ciudadanos críticos y empáticos: “Si como sociedad no apostamos por la lectura, el resultado será que seremos una sociedad más manipulable y menos sensible a las realidades que nos rodean”, apuntilla. 

 

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Sobre la firma

Adrián Cordellat
Escribe como colaborador en EL PAÍS desde 2016, en las secciones de Salud y Mamás&Papás. También ha colaborado puntualmente en Babelia y en la sección de Cultura, donde escribe sobre literatura infantil y juvenil. Dedica la mayor parte de su tiempo a gestionar la comunicación de sociedades médicas y científicas.
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