Sánchez busca el golpe de timón a la campaña en el debate con Feijóo
El cara a cara de esta noche (22.00) llega con menos de dos puntos de ventaja del PP sobre el PSOE. La encuesta de 40dB. apunta a un incremento de la movilización socialista en los últimos días
La mayoría de las encuestas ha desatado desde hace un par de semanas una pequeña corriente favorable a Pedro Sánchez, que ha sacado a los socialistas de la postración en la que permanecían desde el 28-M. Pero al PSOE le hace falta mucho más que esta suave brisa, necesita despertar una verdadera ventisca que derribe el tablero escenificado en los últimos meses y que ha situado a Alberto Núñez Feijóo en la recta final hacia La Moncloa. Parece difícil que en los próximos 10 días Sánchez vaya a disponer de una oportunidad mejor que el debate cara a cara de la noche de este lunes con Feijóo para intentar dar un golpe de timón y acallar la trompetería que lleva semanas anunciando “el fin del sanchismo”.
El de este lunes (22.00) ante las cámaras y los micrófonos de Atresmedia (Antena 3, La Sexta y Onda Cero) será un debate bastante atípico, ya que hasta cierto punto los papeles se han intercambiado. El presidente en ejercicio aparece en esta ocasión como aspirante y está obligado a lanzarse al ataque, mientras el postulante al cargo es quien menos tiene que arriesgar en el envite. Los datos que han ido arrojando las encuestas en las dos últimas semanas han contribuido a alimentar en el bando gubernamental la esperanza de que todavía es posible la sorpresa. La última entrega del sondeo diario de 40dB. para EL PAÍS y la SER confirma que la ventaja del PP se ha ido acortando en estas semanas. Ahora sería de 1,7 puntos —31% de los populares frente a 29,3% de los socialistas— cuando el pasado junio, tras el batacazo del PSOE en las municipales y autonómicas, llegó a ser de casi 6. El bloque de la derecha suma 169 escaños, inalcanzables para la izquierda, pero insuficientes para gobernar.
El trabajo de 40dB. señala que el comienzo oficial de la campaña ha servido para despertar a una parte del electorado socialista. Un 65,2% de los que eligieron la papeleta de Sánchez en 2019 dicen ahora que irán seguro a las urnas, lo que supone un incremento de casi cinco puntos en apenas cuatro días. Aunque todavía está muy lejos del 72,2% de votantes del PP que se muestran dispuestos a emitir su sufragio, una cifra que apenas se ha movido desde el inicio de la campaña. Una estabilidad parecida se observa entre el electorado a la izquierda del PSOE, mientras que el de Vox también ha incrementado su movilización en cuatro puntos. El partido de Santiago Abascal aparece desde hace días con una posición consolidada en torno al 15% del sufragio, al igual que Sumar en una cota un escalón inferior: el 13,5%.
Uno de los retos para Sánchez en el cara a cara de este lunes es convencer a sus antiguos votantes en fuga hacia el PP. La encuesta de 40dB. apunta a que esa sangría se ha aliviado ligeramente, aunque sigue siendo elevada, un 7,6% del antiguo electorado socialista. Otra encuesta, la publicada la pasada semana por el CIS, señalaba que casi un 14% de los ciudadanos duda entre dos partidos a la hora de votar. De ellos, el principal dilema es entre el PSOE y Sumar (un 36%), pero un nada desdeñable 10% asegura que aún no se ha decidido entre socialistas y populares.
A esa franja del electorado se ha dirigido Sánchez con mucha insistencia en los últimos días, intentando suavizar al máximo su discurso. El presidente apela a los pactos del PP con Vox y a los postulados más extremos del partido de Santiago Abascal —puestos de relieve en su programa electoral hecho público el viernes— para convencer a esa franja más centrista de sus antiguos apoyos o incluso a los grupos más liberales que en otras ocasiones escogieron la opción de los populares.
“Pido el voto mayoritario de izquierdas, de centro y también de gente de derechas”, llegó a afirmar el líder socialista en una entrevista este domingo en eldiario.es. “Los votantes del PP y de Vox son mejores que sus dirigentes”. El presidente plantea la batalla del día 23 en términos dramáticos para el país, casi de emergencia nacional: “No está en juego la alternancia, sino la democracia en España”.
Pugna por los pactos
Los pactos del propio Sánchez con los independentistas son, a juzgar por los análisis demoscópicos, la principal causa de esa posible fuga de votantes socialistas hacia el PP. La cuestión ocupará uno de los cuatro bloques en que se ha dividido el debate televisivo —los otros son la economía, la política social y la política institucional— y se adivina como uno de los momentos decisivos de la batalla dialéctica. Feijóo sin duda irá por ahí, tras haber convertido los acuerdos de Sánchez con EH Bildu en uno de los temas estrella de la pasada campaña de las elecciones autonómicas y municipales.
Esta vez el candidato popular tendrá un argumento paralelo en contra: los acuerdos que su partido ha suscrito ya con la extrema derecha en diversas instituciones. El programa presentado por los de Abascal el pasado viernes, repleto de radicalismos —desde la ruptura de los acuerdos internacionales sobre el cambio climático a la derogación de la ley contra la violencia machista o la eliminación de la progresividad del IRPF—, será con toda probabilidad parte de la munición del líder del PSOE.
En sus apariciones públicas de los últimos días, Feijóo se ha afanado por esquivar la cuestión. El candidato popular pasa por alto los acuerdos firmados por su partido en autonomías como la Comunidad Valenciana y Extremadura, y alerta contra los peligros de compartir el Gobierno con la “intransigencia de los extremos”, como afirmó el domingo en Pontevedra. Feijóo insiste en pedir una “mayoría suficiente” para formar un “Gobierno de una sola pieza” como hizo en sus 13 años en Galicia, en los que encadenó cuatro mayorías absolutas. El problema para el líder del PP es que todas las encuestas, incluso las más favorables para él, lo sitúan lejos de tal aspiración.
La prueba de la distinta relevancia que los dos dirigentes han concedido al cara a cara ha estado en sus agendas de fin de semana. Sánchez se encerró a preparar el debate, mientras Feijóo continuaba su gira por España y acudía a su tierra, Galicia, para ofrecer una manifestación de fuerza llenando con miles de personas la plaza de toros de Pontevedra. Allí presumió de que el PSOE “no sería capaz de organizar un acto así” y criticó: “A Sánchez se le dan mejor los platós que la gestión”.
Los platós, efectivamente, han sido la gran apuesta del líder socialista en las dos últimas semanas, en las que apenas ha protagonizado actos en la calle. Sus apariciones televisivas, en medios que había rehuido estos cuatro años por considerarlos hostiles, han coincidido con su mejoría en las encuestas y han levantado la moral entre los socialistas. Esa gira le ha servido de calentamiento para el cara a cara, en el que el PSOE ha empeñado buena parte de sus opciones de dar la vuelta al resultado.
Por el contrario, Feijóo ha mostrado señales inequívocas de su escaso interés en el duelo. Tardó en aceptarlo y se ha negado en redondo a otro debate a cuatro, también con Yolanda Díaz y Abascal, para evitar que de ese modo se visualizase un frente común con la extrema derecha.
Hace ahora casi un año, en el verano de 2022, con los precios de la energía por las nubes y el PP prediciendo un otoño calamitoso para la economía, un Feijóo recién llegado al cargo desafió a Sánchez a un debate en el Senado. Para sorpresa de los populares, el presidente aceptó y desde entonces se han sucedido diversos duelos dialécticos que han dejado más satisfechos a los socialistas que a los populares. En el Senado, Sánchez aprovechó a fondo el privilegio presidencial de disponer de tiempo ilimitado. Esta vez, los dos líderes estarán en igualdad de condiciones y en el PP se darán por satisfechos si logran salir del debate sin rasguños y sin haber incurrido en patinazos.
Antes de los pactos, el debate se centrará en la economía, otro de los asuntos en los que más confía Sánchez para incomodar a su antagonista. Las pocas ganas de Feijóo por entrar en la cuestión quedaron patentes en el mitin de Pontevedra, donde apenas se ocupó de ella, más allá de insistir en que España “está a la cola de Europa”, pese a que los últimos datos señalen lo contrario. El aspirante popular se dedicó más bien a repetir por activa y por pasiva que él no va a ser “un presidente que mienta a los españoles”, lo que permite aventurar que ese será también uno de los principales reproches cuando se mida a Sánchez.
Los ausentes
Ocurra lo que ocurra en el duelo entre los dos grandes partidos, hay ya dos damnificados seguros, al menos en lo que a protagonismo se refiere: Díaz y Abascal. Los dos quedarán completamente fuera de foco en una noche que rememorará los tiempos gloriosos del bipartidismo. Con el perjuicio añadido para ambos de que la ausencia de Feijóo descafeinará el debate a cuatro (el próximo día 19 en RTVE). La candidata de Sumar se anticipó este domingo, en un mitin en Sevilla, a descalificar el duelo entre los dos grandes, que considera “propio de los años noventa”. “La política es demasiado seria para convertirla en un zasca entre dos señores que miran al pasado”, dijo. Abascal, en cambio, prefirió pasearse por Extremadura para presumir de su pacto allí con el PP y proseguir con ese discurso en el que profiere cosas como que al PSOE le votarán “violadores, pederastas, golpistas, Txapote y Mohamed”.
Más datos del ‘tracking’
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