Óscar Puente, cabeza de lista del PSOE por Valladolid: “Pedro Sánchez es un ‘outsider’ y el sistema no lo ha tolerado”

Óscar Puente (Valladolid, 54 años) aún cojea tras la grave lesión sufrida en precampaña cuando visitaba una obra. El exalcalde de la ciudad, que ahora encabeza la lista del PSOE por Valladolid para las generales del 23-J, pasea cerca de unos carriles bici que el nuevo Ayuntamiento encabezado por Jesús Julio Carnero (PP), que gobierna en coalición con Vox, quiere suprimir. Este año, el nuevo Consistorio no ha colgado la bandera LGTBI en el balcón durante la fiesta del Orgullo, como era habitual, uno de los “retrocesos” que Puente lamenta. El ahora líder de la oposición local y exportavoz nacional del PSOE sostiene que las políticas constatadas de la extrema derecha deben movilizar al electorado progresista.

Pregunta. ¿Qué balance hace de los resultados de las elecciones municipales del 28-M?

Respuesta. El resultado del PSOE fue tan malo que buscar factores locales es equivocarse. No todo lo habremos hecho bien y nuestros errores pueden contabilizar, pero ha pesado mucho la dinámica nacional. El PSOE ha sido primera fuerza en muy pocas ciudades grandes o capitales de provincia. Cuando un partido vive un mal momento general supone perder alcaldías. En momentos de tensión y polarización, el componente local se reduce.

P. ¿Cómo ve las decisiones del nuevo gobierno municipal de Valladolid?

R. Vox ya está condicionando. Lo vemos en el Día del Orgullo, con la política de movilidad... Son los ganadores y marcan la agenda. Los pactos PP-Vox no me sorprenden, soy escéptico con que al PP le suponga problema pactar con ellos. Son su escisión. Muchos votantes y cargos del PP piensan como Vox, pero no lo dicen. Otra cosa es cómo active al electorado de izquierdas.

P. ¿Agitar el “que viene la ultraderecha” da rédito?

R. No da rédito decir “que viene la ultraderecha”, pero hay gente que tiene que ver las cosas para creerlas. La ultraderecha ya está aquí y estamos viendo los retrocesos graves en derechos fundamentales.

P. ¿Prima más lo racional que lo emocional?

R. Ese es el reto para la izquierda. Estamos acostumbrados a apelar a la razón, pero estamos en un choque frontal contra la razón. Descienden la inflación y el paro, suben el salario mínimo o las pensiones, pero no pesan lo suficiente para sobreponerse a bulos o apelaciones a las vísceras. Estamos expuestos a la manipulación.

P. ¿Podría el PSOE haberse abstenido o apoyar al PP para impedir que Vox entrase en algunos ayuntamientos?

R. La boda no es lo importante, sino el matrimonio. ¿De qué sirve investirlo si su modelo de ciudad no tiene nada que ver con el mío? ¿Le doy votos para quitar carril bici o reducir el IBI? Gobiernan con Vox porque pueden entenderse todo el mandato.

P. ¿Y una abstención nacional si no dan los números?

R. En este momento no me planteo una abstención. Estamos a ganar las elecciones. Hay tres o cuatro puntos de ventaja del PP al PSOE, importante con esta fragmentación, pero en 1993 remontamos 14 puntos. Tenemos que ir a ganar. Plantearnos escenarios postelectorales aboca al desánimo. Después se verá.

P. ¿Está la izquierda desanimada?

R. Empieza a estar más animada. Cuanto más social es el Gobierno, el bombardeo de la derecha a Pedro Sánchez y la respuesta de los privilegiados es más feroz. Han provocado la reacción de quienes creen que debe haber un salario mínimo de 600 euros, con esclavos y no trabajadores. No recuerdo una reacción así porque no ha habido un Gobierno tan social.

P. ¿Confía en la movilización a la izquierda del PSOE?

R. Soy más escéptico. En Valladolid la utilidad del voto es clara: un diputado de Sumar es ciencia ficción. En algunos lugares el voto útil es al PSOE, puede que a Sumar [lo sea] en circunscripciones grandes. Todo lo que en Valladolid no sea votar al PSOE es dar alas al PP y Vox. Quienes se queden en casa, que luego no se quejen.

P. ¿Cómo llegar al votante de centro que discrepa de los socios del PSOE?

R. Que miren la economía, está magníficamente bien gestionada. Lo dicen The Economist, el Financial Times, los gobiernos extranjeros... Al votante liberal o de centro le preocupa que el país vaya bien. Un Gobierno PP-Vox sería un desastre. En Gran Bretaña tumbaron la bajada de impuestos a las grandes fortunas porque se cae el Estado de bienestar. Vamos a ver cómo congelan las pensiones o el salario mínimo, eso va contra la economía.

P. ¿La gente se ha cansado de Pedro Sánchez por desgaste?

R. El desgaste no viene de la pandemia sino del acoso personal del PP. Sánchez llegó al poder contra todo el sistema: tanto el PSOE como EL PAÍS de Antonio Caño [director del diario entre 2014 y 2018]. Prisa quiso poner al secretario general del PSOE y no le salió bien. Pedro Sánchez es un outsider y el sistema no lo ha tolerado.

P. ¿Se ha equivocado el partido con la gestión de los medios?

R. Ceder el espacio a los medios hostiles es un error de bulto del que algunos advertimos cuando estábamos en Ferraz. Pedro ahora sale a hombros de programas donde lo vilipendian y constata la magnitud del error. Ojalá haber llegado a tiempo de corregirlo. Fue una pelea que me fue alejando de la portavocía.

P. ¿Sánchez seguirá al frente del partido si no gobierna?

R. Tiene liderazgo fuerte en el PSOE. Hoy mandan los afiliados y no los barones o secretarios. No van a permitir comités federales como el de 2017, será él quien decida. Tiene el partido detrás.