Los precios del alquiler suben cuatro veces más que los ingresos de los vecinos de Barcelona
La mitad de los jóvenes no puede acceder a un piso de alquiler en la mayoría de los municipios de la provincia
No solo no paran de subir los alquileres en Barcelona, donde están en máximos históricos. Además, la distancia de los precios con los ingresos de los vecinos, se agranda. En 2022, los ingresos de las familias barcelonesas aumentaron un 2,6% y el alquiler subió un 11,8%: cuatro veces más. Es uno de los datos que revela el informe La vivienda en la metropoli de Barcelona en 2022 del Observatorio Metropolitano de la Vivienda de Barcelona (OHB). La brecha entre ingresos y precio de la vivienda también crece en el conjunto de Cataluña: el aumento de los alquileres (7,7%) se triplica respecto a la subida de los ingresos (2,6%). La alerta del observatorio es contundente: “En 2022 la crisis estructural de accesibilidad a la vivienda se ha visto amplificada en Cataluña”, afirma y señala como colectivos más afectados las familias con menos ingresos y los jóvenes.
Entidades como Cáritas o la Taula del Tercer Sector llevan años alertando de que los precios de la vivienda aumentan las situaciones de emergencia habitacional de los más vulnerables, porque constituyen el primer gasto de las familias. Y el Instituto Metropoli señalaba este octubre, al comentar los datos de sus estadísticas metropolitanas sobre condiciones de vida 2021-2022, los estragos que las subidas de precios están causando. Si bien los hogares han recuperado sus ingresos después de la pandemia, indicaba el instituto ubicado en la UAB y adscrito al AMB, “el contexto inflacionista está generando nuevos patrones de privación material” y que “la vivienda se reafirma como un vector de desigualdad de primer orden”.
El informe del Observatorio Metropolitano de la Vivienda añade que la distancia entre lo que suben los precios y lo que suben los ingresos también aumenta (tanto en Barcelona como en el conjunto de Cataluña) en de los pisos de compra, ya sean nuevos o de segunda mano. En la capital, la subida de la obra nueva multiplica por siete lo que crecen los ingresos, destaca el observatorio, que fue creado por el Ayuntamiento, el Área Metropolitana, la Diputación y la Generalitat en 2017.
Más allá del año pasado, el OHB también pone el retrovisor y se fija en qué ha pasado desde 2000. Los ingresos de los hogares catalanes han aumentado un 57,7% y los pisos de obra nueva tres veces más, y los de segunda mano y alquiler dos veces más. En Barcelona, con un incremento de ingresos del 65%, las subidas del precio de compra y alquiler multiplican por entre 2,3 y 2,9 veces.
Jóvenes y familias con bajos ingresos
Poniendo el foco en los jóvenes, el informe concluye que la mitad de este colectivo entre 18 y 29 no puede acceder a un piso de alquiler de precio medio en más de la mitad de los municipios de Barcelona (132 de los 244 municipios de los que hay datos). “Los precios les machacan, porque el 45% de los jóvenes ocupados en la ciudad tiene ingresos inferiores a 25.000 euros”, alerta la presidenta del OHB, Carme Trilla. Recientemente, el Instituto Metrópoli señalaba un hogar formado por dos adultos y dos menores con unos ingresos menores a 24.800 euros como baremo de los que están en riesgo de pobreza.
En Barcelona un hogar con estos ingresos debería destinar el 81% de sus ingresos a comprar obra nueva o el 49% a alquilar, cuando se considera que el porcentaje que una familia debe invertir en costear la vivienda no debe superar el 30%, si quiere satisfacer sus necesidades básicas. Más allá de los jóvenes, el informe apunta que un hogar con unos ingresos anuales de 25.000 euros no podría comprar ni alquilar un piso (destinando un tercio de sus ingresos) en ninguno de los tres ámbitos estudiados: ni Barcelona capital, ni su área metropolitana ni el resto de la provincia.
La Sareb ofrece 4.700 viviendas sociales en Cataluña
La Sociedad de Activos de la Reestructuración Bancaria (Sareb) ha cifrado este jueves en 4.700 las viviendas que tiene asignadas a alquiler social en Cataluña, en las que viven en torno a 15.200 personas vulnerables. Se trata de inquilinos que ya residían de forma irregular en viviendas del denominado banco malo que asumió los activos tóxicos del inmobiliario de las cajas de ahorro. Son personas que tenían contratos con las inmobiliarias de las extintas entidades financieras o intermediario o que incluso las ocupaban. Para estos, y siempre de la mano de los servicios sociales municipales, la Sareb inició este año un programa para regularizar su situación, ofreciendo alquileres que nunca supere el 30% de los ingresos, que de promedio acostumbran a situarse en los 900 euros. A cambio, los inquilinos deben participar en un programa de acompañamiento social y de reinserción laboral.
Si se aumenta el umbral de los ingresos hasta 35.000 euros anuales por hogar, el informe apunta que solo sería factible el acceso a compra de obra nueva, segunda mano o alquiler en los municipios de la provincia de Barcelona que están fuera del área metropolitana. En Barcelona harían falta el 56% de los ingresos a la obra nueva, el 44% para segunda mano y el 35% al alquiler.
En sus demandas para 2023, la Taula del Tercer Sector Social reclamaba a finales del año pasado medidas en vivienda en el listado de sus prioridades. La plataforma que agrupa a las entidades del tercer sector exigía aprobar el Plan Territorial Sectorial de Vivienda a la Generalitat e “incrementar los recursos para la promoción de nuevas viviendas de alquiler social, que continúa siendo ínfimo, no llega al 2% del total de viviendas, muy por debajo de la media europea del 15%”.
Por parte de Cáritas, también en su memoria de 2022 señalaba la falta de vivienda digna como uno de los problemas de para más de dos dos tercios de las personas que atienden: “Un 67% de los hogares no disponen de una vivienda digna (incluye personas que viven de realquiler, acogidas en casas de familiares o conocidos, con alquiler sin contrato, ocupando, en un proyecto de una entidad social o en la calle) y la mitad de las familias debe sobrevivir en una habitación de un piso compartido”.
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