Salarios y vivienda en Barcelona: alquilar un piso requiere más de la mitad del sueldo medio
Un informe de CC OO apunta que es prácticamente imposible vivir solo en la ciudad y que el SMI o trabajar en la hostelería es insuficiente para pagar una renta
No hay ni un distrito de Barcelona donde se pueda vivir de alquiler si se pretende que su coste no supere el 30% del sueldo. Un tercio de los trabajadores de la ciudad cobran menos de mil euros cuando el alquiler medio ya supera esta cifra. Es prácticamente imposible vivir solo de alquiler en la ciudad. El Salario Mínimo Interprofesional (SMI) o el sueldo de un empleado de la hostelería son insuficientes para pagar un alquiler. Y los jóvenes cada vez son más compartiendo piso. Son datos que revela el sindicato CC OO en un estudio que relaciona el precio de la vivienda con los salarios en Barcelona (poniendo la lupa incluso por los sectores económicos) y que aporta nuevas evidencias sobre las dificultades de pagar un alquiler o comprar un piso en la ciudad. Es bueno recordar que la vivienda es el principal gasto de los hogares en Cataluña.
En el caso del alquiler, la recomendación de no destinar más de un 30% del salario a pagarlo es una quimera en la capital catalana: en todos los distritos los trabajadores deben destinar más de esa proporción a costearlo (entre un 47,4% en Sant Andreu y un 63,4% en Ciutat Vella, un 53% de media). Y en seis distritos es necesario destinar más de la mitad del sueldo, con Ciutat Vella en el peor escenario: el porcentaje asciende al 63%. El estudio, en un guiño a la película La muerte tenía un precio, lleva por título La vivienda tenía un precio. Historia, lecturas y números a realizar para garantizar el derecho a la vivienda en Barcelona, y lo ha elaborado el Centro de Estudios e Investigación Sindical (CERES) de la Fundación Cipriano García.
Tanto para los datos de vivienda de compraventa (tenencia del 60% de los vecinos de la ciudad) como de alquiler (40% de la población) el estudio bebe de los datos oficiales del Incasòl (Instituto Catalán del Suelo de la Generalitat). Las cifras sobre salarios proceden de la Oficina Municipal de Datos del Ayuntamiento de Barcelona y son una estimación de salario neto (el bruto es de 32.324 euros anuales y el cálculo del neto lo sitúa en 24.900). La comparativa es de 2021, el último año del que se han publicado salarios. El estudio alerta de cuestiones genéricas, como “el alto grado de aceptación social del hecho que un salario no es suficiente para acceder a la vivienda”. Y baja a cuestiones más concretas, como la dificultad de que un solo vecino viva de alquiler: de media en la ciudad, si se quiere destinar solo un 30% del sueldo a vivienda, son necesarias 1,7 personas por hogar (2,1 en Ciutat Vella).
El aumento de precios se ‘come’ la subida del salario mínimo
El trabajo también alerta de que las subidas de la vivienda “se han comido el aumento histórico del salario mínimo interprofesional: en los últimos diez años el SMI ha aumentado un 55% y el precio del alquiler, un 50,7%”. En el caso de la compra, en el mismo periodo, el incremento ha sido mayor del 54%: los pisos, de media entre obra nueva y segunda mano, costaban 385.000 euros a finales de 2022. En febrero de este año el Gobierno aprobó subir el SMI hasta 1.080 euros, mientras el cuarto trimestre de 2022 se cerró con un alquiler medio en la ciudad de 1.077 euros. Los últimos datos Incasòl, publicados después de la publicación del estudio, indican que durante el primer trimestre de este año el alquiler medio ha escalado a 1.087 euros.
Menos renta, más porcentaje se necesita de salario
El trabajo abunda en el fenómeno de que las subidas de la vivienda empobrecen a los vecinos, que cada vez destinan un mayor porcentaje de sus ingresos a pagarlo. Y señala la paradoja de que el porcentaje de salario necesario para pagar el alquiler crece en los barrios donde la renta es inferior a la media; y, por el contrario, disminuye en los distritos más acomodados. Una situación que se explica porque en barrios de la Zona Alta, Eixample, Vila Olímpica o Diagonal Mar, hay vecinos que, además de los sueldos, cuentan con rentas no salariales, que pueden proceder, precisamente de alquilar viviendas o aparcamientos de su propiedad. Por ejemplo, un profesional como un médico que tiene un salario porque trabaja en un hospital, ingresos de una consulta privada y alquila una plaza de aparcamiento: destinará menos porcentaje de sus ingresos al pago de vivienda que alguien cuyos ingresos tengan como única fuente un sueldo.
“Brecha de asequibilidad”
La autora del estudio, la socióloga Irene Galí, lo llama “brecha de asequibilidad de los residentes: donde hay rentas altas la vivienda es más asequible y cuanta menos renta tienen, más difícil es pagar la vivienda”. “Cuanta más alta es la media salarial, menos peso tienen los salarios en la renta del territorio”, añade y destaca: “La brecha salarial entre pobres y ricos es del 115%, mientras la diferencia de renta disponible es del 212%”. Sobre los precios, la brecha entre barrios ricos y pobres llega a cuadriplicarse en el caso de la compra (en Sant Gervasi los pisos son un 352% más caros que en Nou Barris), mientras la diferencia es mucho menor, del 90% en el coste de las rentas. Un fenómeno que se explica “porque el precio del alquiler que un hogar puede asumir depende de sus ingresos mensuales”, mientras el pago de una hipoteca se puede alargar hasta 40 años.
Más allá del alquiler, el estudio se fija también en la compra de viviendas y, tomando como referencia la recomendación de destinar un máximo del 30% del salario a este concepto, concluye que un trabajador con el salario medio de Barcelona necesitaría una vida laboral entera (40 años) para pagar un piso en la ciudad. Y eso sin contar los intereses de una hipoteca.
Jóvenes: 78 años para comprar un piso
Vistos los precios de la vivienda y los salarios, cuando el documento baja a analizar el acceso de los jóvenes a la compra o el alquiler, el escenario demoledor. Para empezar, un 52% de los trabajadores de menos de 30 años de la ciudad tienen un salario igual o inferior a los mil euros, por lo que deberían destinar un 89% de media a satisfacer el precio del alquiler. De ahí que, de media, en la ciudad, son necesarios casi tres jóvenes (2,97) para pagar un alquiler sin superar el 30% de los ingresos. Si quisieran comprarse un piso, necesitarían 78 años para pagarlo.
Finalmente, el estudio analiza el acceso a la vivienda por sectores de actividad económica. Si habláramos de alquiler, no hay ningún sector en el que los empleados destinen menos del 30%. Los que más se acercan son los trabajadores de las finanzas y los seguros, con un 31,6%. Y los que peor lo tienen, los de la hostelería, que destinan un 103%: es decir, el salario entero y un poco más. Entre los que destinan menos de su salario al alquiler figuran trabajadores de la información, industria, comercio al mayor, sanidad, administración pública, actividades profesionales o venta y reparación. Y entre los que destinan más de la mitad de su sueldo, los de los sectores de la educación, transporte, actividades inmobiliarias, construcción, artísticas o de ocio, administrativos, comercio al detalle y servicios sociales.
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