Una operación antidroga entre Barcelona y Milán arroja luz sobre el ‘fei chien’, la red opaca que financia al crimen en Europa
La policía catalana desenmascara el sistema de transferencia de dinero de una organización acusada de traficar con 30 toneladas de hachís y marihuana
Cuando un policía local registró a un hombre a la salida de una nave en el Chinatown de Badalona —un polígono industrial con decenas de comercios al por mayor regentados por chinos— no sabía lo que esa acción fortuita iba a desencadenar. El hombre, de nacionalidad italiana, llevaba encima más de 290.000 euros cuyo origen no supo explicar. El asunto recayó en manos del juez Josep Maria Noales quien, pese a que sospechaba que el dinero podía tener procedencia ilícita, no pudo ir más allá. Hasta que recibió una llamada del consulado italiano en Barcelona.
La Fiscalía Antimafia de ese país tenía abierta una investigación contra el hombre como presunto miembro de una red de narcotraficantes asentada en Milán. Su teléfono estaba intervenido. En una de las llamadas lamentó haber perdido una pequeña fortuna a manos de un policía de Badalona. El mensaje activó al consulado y, de rebote, al juez de instrucción. La investigación, que ha durado año y medio, ha descabezado una organización que, presuntamente, importó 30 toneladas de hachís y marihuana, un negocio que le reportaba unos 26 millones de euros al año. La operación, que incluyó este martes varios registros, se saldó con 70 detenciones, 50 en Milán y una veintena en diversas localidades de la provincia de Barcelona. Pero, sobre todo, el caso ha arrojado luz sobre el funcionamiento interno del llamado fei chien, una red de financiación opaca que nutre de recursos al crimen organizado en todo el mundo.
El fei chien (“dinero que vuela”) es un mecanismo de envío dinero tradicional que funcionó en la China imperial y que evitaba a los comerciantes los peligros del camino y les ahorraba recorrer largas distancias. En el mundo árabe, ese mismo sistema es conocido como hawala y se utiliza aún, tanto para fines legales como ilegales, en numerosos países. Pero el fei chien ha servido especialmente como mecanismo para financiar a grupos de crimen organizado en todo el mundo y trae de cabeza a los cuerpos policiales de media Europa, señalan fuentes policiales y judiciales.
La organización, dirigida presuntamente por el italiano Tomasso P., importaba grandes cantidades de droga por carretera. Los camiones partían de Marruecos con hachís y paraban para cargar marihuana en Cataluña, potencia europea de este cultivo. Desde allí ponían rumbo a Milán, donde se distribuía la mercancía. A lo largo de este año y medio, la policía se ha incautado de distintas partidas de droga en intervenciones aparentemente fortuitas, que pretendían preservar el curso de la investigación principal.
Una comisión del 2%
La policía ha reconstruido los métodos de pago que usaban los narcotraficantes para adquirir la droga. La red contrataba los servicios de ciudadanos chinos versados en el sistema del fei chien. A cambio de una comisión de servicio de entre el 1,5% y el 2%, garantizaban las transacciones. Lo más interesante es cómo lo hacían. En Milán, el traficante pagaba en efectivo, en un establecimiento comercial, la cantidad pactada para comprar la droga. El banquero le proporcionaba entonces dos datos: un “código de reconocimiento” (que coincidía con el número de serie de un billete de cinco euros de curso legal) y la dirección de un establecimiento en Badalona. El traficante llamaba entonces a un contacto en España para que acudiera al local con ese número. Solo si el código coincidía, se entregaba el dinero al contacto, explican fuentes de la investigación. De esa forma, no tenían necesidad de desplazarse con maletines cargados de billetes: el dinero no se movía sino que volaba.
La operación la han desarrollado conjuntamente los Mossos d’Esquadra y la Guardia di Finanza, que ha explicado más detalles sobre el operativo financiero. El método permitía a los ciudadanos chinos transferir el dinero a España “de forma anónima, rápida e imposible de rastrear”, previo pago de la comisión. Se trataba de una “compensación sin transferencia física de moneda”, entre ciudadanos chinos en un circuito “transnacional”.
En Italia, la Guardia di Finanzia comprobó que, una vez que los narcotraficantes entregaban el dinero en los establecimientos chinos, éstos lo vendían a otra asociación criminal “formada por empresarios italianos que operan en el sector del acero y el plástico” y que, según los investigadores, se dedican al fraude masivo en el IVA. En la región de Lombardía y otros puntos del norte de Italia, los agentes se han incautado de 10 complejos empresariales, de más de 50 propiedades y de productos financieros por valor de nueve millones.
La operación policial supone un paso más en la lucha contra el crimen organizado, donde habitualmente se logra golpear a las mafias por la droga intervenida, pero donde el dinero se sigue resistiendo a los investigadores. De esta forma, los Mossos han desarticulado un entramado del que sospechan que puede haber ofrecido el mismo servicio a otras organizaciones criminales. En los registros, la policía ha hallado elevadas cantidades de dinero en efectivo, según fuentes policiales. La mayoría de los arrestados son dueños de negocios formalmente constituidos en España, según esas mismas fuentes, a los que acusan de participar en el blanqueo de la organización de tráfico de drogas. Entre los arrestados en España se encuentran también algunos de los narcotraficantes que surtían de hachís y marihuana a Italia.
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