Aragonès y Junts se emplazan a negociar en bloque la investidura de Pedro Sánchez sin lograr sellar su fractura interna
El presidente catalán pide aparcar los reproches mutuos para poder avanzar y espera “coraje” en la oferta de Sánchez
Tras días de ofertas y manos tendidas, Esquerra Republicana y Junts per Catalunya han escenificado este miércoles en el Parlament su disposición a cierta unidad en la negociación de una eventual investidura de Pedro Sánchez. El común denominador de lo que pedirán ambas formaciones pivota en la “autodeterminación y la amnistía”, dos líneas rojas para el PSOE. Y aunque tanto el president Pere Aragonès como el jefe de filas de Junts, Albert Batet, han instado a que sea Sánchez el que haga una oferta, ambos preparan ya el terreno. Las conversaciones, sin embargo, vienen marcadas por la amarga división que el independentismo vive desde la ruptura del Govern, hace ya casi un año. El republicano le ha pedido a Batet que aparque los reproches para poder avanzar, mientras que en los del partido de Carles Puigdemont ven cierto cinismo en ERC al predicar unidad y, al mismo tiempo, entrar por la puerta trasera en el ejecutivo socialista de la Diputación de Barcelona.
La unidad es al mismo tiempo Santo Grial y arma arrojadiza para las formaciones del independentismo catalán. La celebración del referéndum de 2017, prohibida por el Tribunal Constitucional, es para el secesionismo la máxima expresión de esa coordinación y aspiran a volver a llegar allí. La división de estrategias entre el posibilismo de ERC y la confrontación de Junts sigue sobre la mesa y el batacazo electoral del domingo no permite sacar conclusiones claras sobre qué vía tiene más apoyo entre sus votantes. “La estrategia del falso diálogo no ha funcionado”, le ha espetado Batet a Aragonès durante la sesión de control en la Cámara para después abogar por la “estrategia compartida para hacer frente común independentista en Madrid” y sacar provecho de los siete escaños que cada formación obtuvo.
A los republicanos siempre les ha enfurecido que sus exsocios no reconozcan que fue gracias a su estrategia que se concedieron los indultos a los líderes del procés. Y Aragonès también ha dejado claro a sus exsocios de Govern que son tan valiosos y caros los votos de sus siete diputados como los suyos, respondiendo así al relato de Junts de arrogarse la verdadera llave del futuro de la legislatura. A diferencia de ERC, PNV o EH Bildu, los de Carles Puigdemont han evitado en su discurso priorizar el bloqueo a un Gobierno de PP y Vox y, por tanto, consideran que se pueden erigir en árbitros. “Nos presentamos a las elecciones generales para defender Cataluña, no para salvar al Estado español y su gobernabilidad. Entendemos que ese debe ser el planteamiento del independentismo en Madrid”, ha defendido Batet. En el pleno, además, se han designado las dos senadoras autonómicas: Teresa Pallarès (Junts) y Núria Marín (PSC).
“El mensaje es que nos tenemos que entender, ponernos de acuerdo para aprovechar la oportunidad y avanzar hacia la resolución del conflicto”, ha dicho Aragonès, pidiéndole directamente a Batet que, en pos de ese objetivo, aparque los reproches contra la estrategia de ERC. Sin ese ruido, ha añadido el president, será más fácil lograr una posición unitaria y darle uso a la coyuntura aritmética. “Cataluña es también la principal cuestión que se tiene que abordar, con calma, discreción y toda la exigencia mutua necesaria”, ha recordado Aragonès, en un mensaje también dirigido el socialista Salvador Illa.
El jefe de la oposición, de hecho, ha evitado marcar territorio después de que su formación arrasara el domingo en Cataluña (sumando más votos que ERC y Junts conjuntamente) y ha optado por pedirle al president que ponga máxima velocidad en el cumplimiento del pacto presupuestario vigente. Aragonès le ha dicho que se seguirá trabajando, pero le ha instado a que llegue ya una propuesta por parte de Sánchez y le ha advertido: “Sin coraje político, lo que expresaron las urnas quedará en nada y sería una lástima”. Batet también ha dicho que hay que esperar “a ver si al otro lado quieren abrir una negociación política”.
La CUP, que perdió su representación en el Congreso, se ha querido desmarcar de cualquier voluntad de pacto independentista y, compartiendo alguno de los ataques antes vertidos por Junts, ha lamentado que el Parlament no haya utilizado su mayoría de escaños secesionistas para la vía de choque con el Gobierno. Por su parte, la líder de los comunes, Jéssica Albiach, ha interpelado a Junts para que se avenga a pactar y evite el bloqueo. “No nos podemos permitir regalar una segunda oportunidad a la derecha y a la extrema derecha”, ha agregado.
Quien sí ha hecho leña del árbol caído es el líder de la bancada del PP, Alejandro Fernández. El popular, que ahora tiene tres escaños en el Parlament, ha usado los resultados del 23-J para remarcar la histórica caída de las fuerzas secesionistas mientras sacaba pecho del resultado de los conservadores (superó en voto en Barcelona a los independentistas). De ahí que interpelara directamente a Illa y le ofreciera que, si el PSOE permite gobernar a Alberto Núñez Feijóo, el PP le votaría como president de la Generalitat. “Acabar con el proceso, ahora que recibe menos apoyo electoral que nunca, pasaría por quitarles la influencia en Madrid en vez de darles la llave, y por mandarles aquí a la oposición”, ha asegurado. La suma que propone, sin embargo, no es posible, pues el bloque independentista suma 74 de 135 escaños.
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