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¿Hay más perros que niños en España? Eso parece, aunque los datos oficiales son parciales y sesgados

EL PAÍS pregunta a todos los colegios veterinarios para obtener una cifra aproximada (9,2 millones de perros y 1,6 millones de gatos), pero muchas mascotas no tienen chip o no se dan de baja cuando fallecen

Mascotas en España

Que una ciudad española tenga ya más perros que niños no es ninguna novedad. Lo han visto en titulares lectores de Andalucía, Madrid o de Castilla y León, pero no es un dato demostrable, ya que no existe una estadística nacional. Los únicos datos que hay los manejan los colegios veterinarios de cada autonomía y sus cifras están sesgadas porque muchos dueños siguen sin identificar a sus mascotas pese a ser obligatorio y la mayoría que sí lo hace no notifica su fallecimiento cuando mueren fuera de una clínica veterinaria, haciendo que se acumulen “animales fantasma”. EL PAÍS ha contactado con todos los colegios veterinarios de España para reconstruir la cifra del modo más preciso posible: al cierre de 2024, había 1.600.696 gatos y 9.291.324 perros, 10.892.020 mascotas censadas frente a 8.025.186 menores, según el INE. “No es una cifra real del todo, pero es la que más se aproxima a la realidad”, certifica María Luisa Fernández, presidenta de la Red Española de Identificación Animal (Reiac), un metabuscador que se creó por iniciativa de los colegios para localizar a las mascotas que se pierden fuera de la región en la que están registradas.

La comunidad con menos perros por habitante es Madrid: hay uno por cada 15 vecinos. La que más, Extremadura, donde hay uno por cada dos personas. En opinión de Javier Pedraz, responsable de comunicación del Colegio de Veterinarios de Badajoz, puede deberse “al arraigo del sector agroganadero”. “Son fundamentales en muchas explotaciones, ya sea como perros de trabajo en la ganadería extensiva o compañeros en la caza y vigilancia de fincas”, indica Pedraz, para quien también influye “la poca densidad de población” que hay en Extremadura. “Hay más espacio físico para la cría de animales”.

En términos absolutos, Andalucía es la región con más perros, 2.044.294, en parte porque es la más poblada y en parte también “por la tradición de tener animales de trabajo, para cazar, para competir en carreras y como asistencia. Andalucía es pionera en utilizar a animales como terapia y dejarlos entrar en hospitales”, indica Francisco Sánchez Castañeda, vicesecretario del Colegio de Veterinarios de Sevilla.

En cualquier caso, no hay que tomar las cifras al pie de la letra porque, a la hora de contar mascotas, se producen tres sesgos. El primero es que muchos dueños todavía no ponen microchip a los perros, algo que las distintas normativas autonómicas fueron haciendo obligatorio y que ya lo era en todo el territorio en 2007. Fernández calcula que un 30% no lo tiene.

En los gatos, no ha sido obligatorio en todo el país, aunque sí en algunas regiones, hasta la Ley de Bienestar Animal de 2023. La normativa también obliga a los ayuntamientos a implantar microchip a los gatos callejeros. La consecuencia es que en todas las regiones se ha duplicado, como mínimo, el número de gatos censados de 2019 a 2024.

El otro sesgo es el fenómeno de las mascotas fantasma. Cuando un animal fallece fuera de la consulta veterinaria, los dueños están obligados a notificarlo, pero la mayoría no lo hace, por lo que se acumulan en los registros y disparan las cifras con animales que tienen supuestamente 15, 20, 25 años... Es imposible determinar si ambos sesgos se contrarrestan entre sí, como defienden algunos colegios. La mayoría, pero no todos, aplica “bajas de oficio”, el problema es que cada uno lo hace de forma distinta, lo que constituye un tercer sesgo.

En Madrid se borran a los animales de más de 20 años. En Murcia, se los da de baja automáticamente cuando tienen más de 15 años y llevan más de dos sin vacunarse de la rabia. En Cantabria hay “bajas lógicas”, según Purificación Sáez, jefa de Ordenación de Explotaciones de la Consejería de Medio Ambiente, que consisten en que “cada cierto tiempo se depuran los datos y, si se ven perros de más de 20 años, los dan de baja, pero no se hacen bajas programadas”.

ComunidadCriterios para las bajas de oficio
AndalucíaCuando los animales cumplen más de 10 años
AragónCuando los animales llevan 15 años en el registro
AsturiasCuando los animales llevan 20 años en el registro
BalearesCuando los perros cumplen 20 años y los gatos 25
CanariasCuando los perros cumplen 20 años y los gatos 24
CantabriaNo hay bajas de oficio
Castilla y LeónCuando el animal tenga más de 15 años y en los últimos dos no haya habido ningún movimiento en su ficha
Castilla-La ManchaCuando los perros tienen más de 25 años y en los últimos cinco no haya habido ningún movimiento en su ficha
CataluñaCuando el animal lleva 25 años en el registro
Comunidad ValencianaCuando los perros llevan 15 años en el registro y los gatos 20
ExtremaduraCuando los animales cumplen más de 10 años
GaliciaNo hay bajas de oficio
MadridCuando el animal cumple 20 años
MurciaCuando el animal cumple 15 años y lleve dos sin vacunarse de rabia
NavarraCuando el animal tiene más de 20 años y sin actividad reciente de vacunación. El último borrado de datos fue en 2020
País VascoCuando el animal lleva más de 25 años en el registro
CeutaCuando el animal no tiene movimiento de ficha en tres años
MelillaNo hay bajas de oficio

El capítulo II de la Ley de Protección Animal contempla la creación de un sistema central de registros de animales de compañía (Sicerpa), pero aún no existe porque no se han aprobado los reglamentos que desarrollan dicha ley. “No manejamos ningún dato”, admite el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Para Arantza Sanz, abogada de la Sociedad Protectora de Animales y Plantas de Madrid, es urgente este registro estatal, ya que “pondría coto al caos de las cifras”.

Según sus estimaciones, “es un bulo que el número de perros se disparara con la pandemia”, ya que las protectoras estaban cerradas y no se hacían adopciones, y la cifra más irreal es la de gatos, “porque hay muchísimos sin chip”. A juicio de la abogada, la población de mascotas “se mantiene constante en los últimos años”, así como la de abandonos, que también es un misterio. Se calcula que al año se dejan en la cuneta en España a 300.000 perros y gatos y no hay datos de las mascotas pequeñas, como cobayas y tortugas, que, “en una película de terror real, son arrojados a un contenedor en sus jaulas”.

En todo caso, son cifras aproximadas y no de los que se abandonan realmente, sino “solo de los que se recogen”. “La ley obliga a todas las instituciones implicadas a aportar los datos, lo que permitirá tener también un registro único y se podrán hacer mejores planes de lucha contra esta lacra”, contra la que pide “medidas más contundentes y sanciones ejemplarizantes porque hoy en día hay sensación de impunidad”.

Un perro, asustado por el ruido de los petardos en las Fallas de Valencia de 2023.

“Ciertas administraciones dicen que hay menos abandonos, pero no es cierto, lo que hay es menos recogida porque los centros están saturados”, critica la abogada, para precisar que son, sobre todo, “animales de caza adultos abandonados tras la temporada o cachorros desechados de la cría”. También hay mucho perro de ganado como los mastines, mucho mestizo y mucho ejemplar “de raza de moda”, como los border collie, que “son muy suyos y no saben educarlos”.

Según los datos de los colegios, el número de perros sí que ha aumentado: en 2019 había 7.844.979 y, en 2024, 9.291.324, un 18% más. Hay otros indicios, como el aumento de las ventas de pienso. Santiago de Andrés, secretario general de la Asociación Nacional de Fabricantes de Alimentos para Animales de Compañía, señala que su industria “está experimentando importantes crecimientos anuales en facturación”. En 2023, fue del 14,5% con respecto al año anterior; en 2022, del 14%; en 2021, del 10%; y en 2020, del 5,6%. De Andrés tiene claro que la covid fue el punto de inflexión que multiplicó el número de mascotas en los hogares españoles: “Influyó de manera decisiva en el mercado”.

“La subida registrada en España desde la pandemia es paralela a la que se aprecia en el resto de Europa”, ahonda el Colegio de Veterinarios de Sevilla, que apunta al aumento del teletrabajo como factor detonante. “También hemos evidenciado una mayor sensibilidad y un mayor aprecio de los beneficios que las mascotas aportan a los niños, en cuanto a refuerzo del sistema inmunitario, a nivel emocional en la crianza o en casos de separación, por la compañía que brindan”, añade.

Una gata, en la clínica veterinaria Labrador (Madrid), en octubre de 2022.

Otra señal de que su número crece, defienden los defensores de las cifras actuales, son los centros y clínicas veterinarias, cuyo número ha pasado de unas 6.000 a principios de esta década a 7.100 en 2023, según el Consejo General de Colegios Veterinarios de España. Y otra prueba más son las medidas que están tomando algunos ayuntamientos. Por ejemplo, desde septiembre de 2024, la ciudad madrileña de Alcalá de Henares obliga a registrar el ADN de los perros para multar con entre 300 euros y 3.000 euros cuando los dueños no recojan sus cacas.

Es una de las 78 ciudades españolas que ya usan ese método. “Antes la gente tenía más hijos y, ahora, más mascotas”, concluye Vicente Pérez, concejal de Medio Ambiente, para quien “se nota mucho en una ciudad como esta, muy vertical, con edificios muy altos y mucha densidad de población”. La solución está dando buenos resultados, según el concejal.

También percibe esa tendencia Pablo Muñoz, el dueño de Pipper, el perro influencer que recorre España analizando la transformación de las ciudades en términos de accesibilidad para mascotas. “Todavía hay muchas ciudades en las que no puedes coger un autobús o subirte al metro con un perro, pero poco a poco, todas se están adaptando”, señala Muñoz.

Para el dueño de la celebridad perruna no existe una relación directa entre las regiones con más perros por habitante y las políticas para mejorar su integración. Aun así, tiene claro que cada vez hay más canes en todo el país, lo que está produciendo cambios en la forma en que los españoles se vinculan con ellos. “Aquí el perro era tradicionalmente un animal de trabajo. Ahora ha empezado a ser un miembro más de la familia, pero de un modo mucho más reciente que en otros países de Europa. Por eso, en Francia, Alemania o Italia están mucho más avanzados en este sentido”, concluye.

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