Abascal amenaza a Feijóo con romper sus pactos de gobierno si el Senado tramita la ley de Amnistía
La presidenta del Congreso retira del acta la acusación de “golpe de Estado” lanzada por el líder de Vox, que se marcha sin escuchar la réplica de Sánchez
El líder de Vox, Santiago Abascal, ha aprovechado el debate de investidura de Pedro Sánchez para amenazar al presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, con romper los pactos que sus respectivos partidos mantienen en comunidades autónomas y entes locales si el Senado, donde los populares tienen mayoría absoluta, admite a trámite la ley de amnistía cuando se la envíe el Congreso.
Según ha advertido el líder ultra, si el Grupo Popular no hiciera lo que Vox le exige, “estaría colaborando lateralmente con el golpe de Estado” que ha atribuido al presidente del Gobierno en funciones y eso le pondría “muy difícil” a Vox seguir gobernando con el PP en cinco autonomías, cinco diputaciones y 135 ayuntamientos.
En la misma línea, ha “suplicado” al líder del PP que dé instrucciones a su grupo en la Cámara Alta para que apoye la iniciativa que este miércoles han presentado tres senadores ultras para instar la ilegalización de los partidos independentistas catalanes, ERC y Junts per Catalunya, una medida que siempre ha rechazado el PP por inconstitucional.
El principal destinatario del discurso de Abascal no ha sido el candidato socialista, sino el líder del partido mayoritario de la derecha, al que ha intentado arrastrar a su estrategia de confrontación institucional y ruptura de relaciones con el Gobierno que se formará en los próximos días y que no ha dudado en tachar de “ilegal”.
Abascal ha acusado a Sánchez de “preparar un golpe de Estado en connivencia con las minorías separatistas. No es retórica. Es el inicio de una tiranía”, ha apostillado. Y a continuación, mirando a los escaños del Grupo Popular, ha añadido: “Es importante que quienes nos oponemos a este golpe compartamos el diagnóstico para poder aplicar los remedios adecuados por dolorosos y arriesgados que sean para nosotros”.
La presidenta de la Cámara baja, Francina Armengol, le ha advertido que España sabe lo que es una dictadura y un golpe de Estado, del que quedan “recuerdos” en el Palacio de las Cortes –en alusión a los impactos en el techo del hemiciclo de los disparos de los golpistas del 23-F de 1981— y le ha instando a retirar sus palabras, pero Abascal se ha negado a hacerlo y ha reiterado que España es una dictadura porque ya “ni los diputados tienen libertad de expresión en la tribuna del Congreso”. Finalmente, Armengol ha ordenado que se borrasen estos términos del acta de la sesión.
La estrategia antisistema del líder de Vox se ha plasmado en su decisión de salir del hemiciclo tras su intervención, sin esperar a la réplica del aspirante a la investidura. Seguido por los restantes 32 diputados de su grupo ha abandonado el debate, anunciando que iba a “unirse al pueblo español que combate su golpe”. Abascal se ha limitado a saludar al centenar de personas congregadas en la plaza de Neptuno, donde les cortaba el paso la policía, quienes le han recibido con gritos de “¡presidente! ¡presidente!” y se ha marchado hacia la calle Ferraz.
Durante el discurso, Abascal ha deslizado la idea de que si quienes participan en las manifestaciones que promueve Vox incumplen la ley, nadie puede reprochárselo, ya que el propio Parlamento vulnera la Constitución, a su juicio, al aprobar la ley de amnistía. Incluso ha llegado sugerir un asalto al Congreso, similar a la toma del Capitolio por los partidarios de Donald Trump en enero de 2021, al afirmar: “Si la protesta ciudadana contra su golpe, hasta ahora pacífica y ejemplar, se tornase en revuelta violenta, ¿con que legitimidad se podría impedir que rodease este mismo Parlamento y nos obligase a dar marcha atrás a lo aprobado?”
Obviando los disturbios ante las sedes del PSOE, Abascal ha asegurado que la única violencia que se ha producido en España en los últimos días es la que han sufrido el alcalde del PP de Chercos (Almería), hospitalizado con 98 años tras un escrache ante su casa, y el fundador de su partido, Alejo Vidal-Quadras, tiroteado en la cabeza la semana pasado en el centro de Madrid. El líder ultra ha vinculado ambos episodios con la izquierda, al asegurar que se trata de “la violencia de los de siempre contra los de siempre”, a pesar de que el propio Vidal-Quadras ha apuntado a la autoría iraní.
Abascal ha iniciado su discurso parafraseando a su aborrecido exdirigente venezolano Hugo Chávez, quien aseguró que olía a azufre en la tribuna de la ONU porque le había precedido en el uso de la palabra el entonces presidente estadounidense George W. Bush, al asegurar que nunca había encontrado la tribuna del Congreso tan “pringada de cinismo y demagogia”. A continuación, ha emulado el Yo acuso de Émile Zola, un alegato contra el antisemitismo, para denunciar el supuesto golpe de Estado que estaría perpetrando Pedro Sánchez con la ley de Amnistía.
“Ambición desmedida”
Incluso ha elevado el listón de las descalificaciones personales contra el presidente del Gobierno en funciones, de quien ha sugerido que está mentalmente desequilibrado y al que ha acusado de liquidar el Estado de Derecho, la separación de poderes, la igualdad ante la ley y la convivencia pacífica entre los españoles por su “ambición desmedida”. “El único sillón que usted merece es el del banquillo de los acusados”, le ha espetado, al día siguiente de presentar ante el Supremo una querella contra él en la que pedía la suspensión del debate de investidura, lo que los jueces han rechazado de plano.
La acusación en apariencia más suave que ha hecho a los ministros del Ejecutivo de coalición ha sido la de mostrar escaso respeto por la enseña y el himno nacional y no aplaudir al paso de la Legión o la Guardia Civil durante el desfile del pasado 12 de octubre en Madrid, con motivo de la Fiesta Nacional, aunque el mensaje llevaba una carga de fondo: la de intentar distanciar a las Fuerzas Armadas del Gobierno legítimo, al que deben obediencia. Del mismo modo, ha subrayado que la amnistía para los implicados en el procés supondrá la exoneración de quienes “hirieron a más de 400 policías, algunos de ellos con secuelas de por vida”, obviando que entre los beneficiados por la medida de gracia también estarán los agentes encausados por las cargas policiales durante el referéndum ilegal del 1-O.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma
Más información
Archivado En
- Santiago Abascal
- Vox
- Investidura parlamentaria Pedro Sánchez 2023
- Ley de amnistía
- Amnistía
- Investidura parlamentaria
- Política
- Congreso Diputados
- Manifestaciones
- Protestas sociales
- Gobierno de España
- Democracia
- Golpes estado
- ERC
- JuntsxCat
- Audiencia Nacional
- Justicia
- CGPJ
- Pedro Sánchez
- Alberto Núñez Feijóo
- PP
- España
- Senado
- Tramitación parlamentaria
- Actividad legislativa
- Pactos políticos
- Gobierno de coalición
- Extrema derecha