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El via crucis del PP hacia una condena anunciada

Rajoy ve una “reparación moral” en la sentencia de Gürtel que obliga a los populares a devolver el dinero ilícito

En 2009, Rajoy, rodeado de la cúpula popular, aseguró que Gürtel "no es una trama del PP, sino contra el PP". En la imagen, coloreados, los miembros del partido que terminaron salpicados por tramas de corrupción (de izquierda a derecha): Rita Barberá, Federico Trillo, Esperanza Aguirre, Javier Arenas, María Dolores de Cospedal, Mariano Rajoy, Ana Mato, Francisco Camps y Ana Botella.
En 2009, Rajoy, rodeado de la cúpula popular, aseguró que Gürtel "no es una trama del PP, sino contra el PP". En la imagen, coloreados, los miembros del partido que terminaron salpicados por tramas de corrupción (de izquierda a derecha): Rita Barberá, Federico Trillo, Esperanza Aguirre, Javier Arenas, María Dolores de Cospedal, Mariano Rajoy, Ana Mato, Francisco Camps y Ana Botella.
Natalia Junquera

“Ha sido un montaje de la policía dirigida por Rubalcaba”. Nueve años después de aquellas palabras del exministro Federico Trillo sobre el caso Gürtel, hay una sentencia firme de 1.844 folios del Tribunal Supremo que establece que el partido se lucró de la trama corrupta y una causa abierta en la Audiencia Nacional que investiga, precisamente, el uso, por parte del entonces ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, del PP, de la policía y los fondos reservados para espiar al extesorero Luis Bárcenas con el presunto objetivo de detectar y destruir pruebas que pudieran comprometerles. La sentencia del Supremo desmonta el argumento mantenido durante años por la cúpula popular, que fue cayendo a medida que avanzaban las investigaciones pese a sus maniobras para torpedearlas. Esta es la historia de 11 años de via crucis judicial que no ha terminado para el partido.

Alejado de los focos —escoge a conciencia los actos en los que participa—, el expresidente Mariano Rajoy difundió este jueves un comunicado en el que afirma que la sentencia es “una reparación moral”, pese a que el Supremo establece que la trama creó un “eficaz sistema de corrupción” valiéndose de su relación con el partido, al que obliga a devolver 245.492 euros obtenidos ilícitamente.

En su escrito, el líder del PP entre 2004 y 2018 recuerda las palabras que pronunció antes de ser desalojado de La Moncloa por la moción de censura de Pedro Sánchez: “Afirmé que la sentencia de Gürtel no condena al Gobierno, ni a su presidente ni a ninguno de sus miembros. No condena a ningún militante del PP y no recoge ninguna condena penal contra el PP”. Sin embargo, cuando aún quedan pendientes causas en los tribunales, ya han sido condenadas en firme diez personas vinculadas al partido: dos extesoreros, un consejero autonómico, dos alcaldes, un diputado nacional y varios directores generales.

El nombre de Luis Bárcenas se cita 1.153 veces en la sentencia. Como tesorero, era el encargado de las finanzas de la formación, pese a que Rajoy aseguró en 2009 que Gürtel “no es una trama del PP, sino contra el PP”. Cuando llegó a la presidencia del partido, Bárcenas era gerente. En 2008, fue nombrado tesorero. Y entre 2004 y 2010 fue senador. El sistema de sobresueldos y la caja b procedían de la etapa anterior —como evidencia el álbum de fotos de la boda de la hija de Aznar, por la que desfiló toda la trama—, pero continuó durante el mandato de Rajoy. El sucesor de Aznar hizo cortar las relaciones con Francisco Correa, el cabecilla, pero bajo su etapa al frente del PP se produjeron varias maniobras destinadas a intentar tapar lo sucedido tras las paredes de Génova. Así, como explicó atropelladamente en rueda de prensa María Dolores de Cospedal, el partido concedió al extesorero una generosa “indemnización en diferido en forma de simulación” [200.000 euros al año en 2011 y 2012] en un momento en el que el PP confiaba en convencer a Bárcenas de que no les perjudicase —al principio, el extesorero negó la autenticidad de los papeles donde anotaba los sobresueldos—. También fueron destruidos los discos duros de los ordenadores que usaba en la sede —Bárcenas retiró la acusación buscando ayuda para evitar que su esposa fuera a la cárcel—; y Manuel Morocho, el policía que indagó la denuncia del concejal del PP José Luis Peñas, fue cambiado de destino para apartarlo de la investigación.

Además, el entonces juez de la Audiencia Nacional Enrique López, ahora responsable de Justicia en el partido y consejero del área en el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso, rechazó apartarse del caso cuando se pidió su recusación por sus vínculos con el PP. Finalmente, fueron sus compañeros quienes lo hicieron. Este jueves dijo sobre la sentencia: “El PP no tiene ninguna relación con los hechos”.

En esa serie de maniobras para torpedear la investigación, el PP se presentó como acusación, pero el juez instructor, Pablo Ruz, les expulsó en 2013 al entender que estaban, en realidad, defendiendo a uno de los acusados: Bárcenas. Ese mismo año, Rajoy dijo que se arrepentía de haber confiado en el extesorero, al que llegó a enviar un mensaje de ánimo —"Luis, sé fuerte"—, cuando ya se conocían sus cuentas en Suiza.

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Fuentes del PP confirman que durante la moción de censura, que el partido deslegitima ahora tergiversando un párrafo de una sentencia de más de 1.800 folios, hubo quien prefirió que Rajoy dimitiera para que las siglas conservaran el Gobierno. Él no lo hizo, según explicó a su entorno, porque entendía que dimitir era asumir que era un corrupto.

Once años después, la condena de la Audiencia fue el prólogo y falta el epílogo. Los exdirigentes pendientes de los tribunales, como Francisco Camps, ya no subirían hoy a la tarima de Génova desde la que Rajoy dijo “Gürtel es una trama contra el PP”. No están en el organigrama, pero siguen perjudicando a la marca y a su líder, Pablo Casado, que ganó las primarias prometiendo “regeneración”.


Sobre la firma

Natalia Junquera
Reportera de la sección de España desde 2006. Además de reportajes, realiza entrevistas y comenta las redes sociales en Anatomía de Twitter. Especialista en memoria histórica, ha escrito los libros 'Valientes' y 'Vidas Robadas', y la novela 'Recuérdame por qué te quiero'. También es coautora del libro 'Chapapote' sobre el hundimiento del Prestige.

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