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Mainline Magic Orchestra, la banda que se ha propuesto expulsar al reguetón de la pista de baile y devolvérsela a los raros

El trío mezcla la faceta más excéntrica y performativa de la cultura de club de los setenta y ochenta con la desprejuiciada e irónica forma de entender la vida de la memecracia actual

Los miembros de Mainline Magic Orchestra, en Barcelona.
Los miembros de Mainline Magic Orchestra, en Barcelona.Vicens Giménez
Jimena Marcos

En Torroella de Montgrí, Girona, hay un skatepark gris y anaranjado, con barras, escalones y bajadas donde los chavales van con sus patinetes a pasar la tarde. Cuando Nile y Daniel tenían 13 años y eran “los pequeños” del grupo, solían ir a este lugar a menudo. Allí conocieron a Joan, dos años mayor que ellos. Joan vivía frente al parque y su familia dejaba la puerta de casa siempre abierta. A Joan lo conocían porque era el tipo de 15 años que bajaba al skatepark con un contrabajo y se ponía a tocar.

—¿Y qué tocabas?

Ninguno de los tres lo recuerda. Joan tenía unos platos de DJ en su habitación y cuando Nile y Daniel entraban en su casa, se lo encontraban bailando solo.

—Era un poco friki y hacía cosas raras que nos gustaban. Además, él nos introdujo en la electrónica.

Joan Serinyà Gou (John Heaven), Nil Muriscot Martí (Nile Fee) y Daniel Dalfó Ferrer (Daniel 2000) son Mainline Magic Orchestra. Una banda de house luminoso que se ha popularizado gracias a su chiflada propuesta escénica. En cada concierto construyen un mundo de visuales y performance. Pero, primero, estaba la seriedad.

De izquierda a derecha, Daniel 2000, John Heaven y Nile Fee.
De izquierda a derecha, Daniel 2000, John Heaven y Nile Fee. Vicens Giménez

Joan empezó con el contrabajo a los nueve años, trabajó tocando sardanas y en una orquesta sinfónica hasta los 18. Más tarde, y de manera puntual, acompañó al gran Raphael en el Palau Sant Jordi durante la gira Resinphónico. Dice que no se puede desvincular del instrumento ni aunque quiera, porque es probable que, si lo vende, sea su padre el que lo vuelva a comprar. Daniel y Nile también estuvieron vinculados a la música, aunque desde un lugar distinto. Estudiaron Ingeniería de Telecomunicaciones e Ingeniería de Diseño de Producto, respectivamente. “Yo acabé diseñando ferreterías”, añade Nile. Los dos trabajaron desde los 17 hasta los 23 en una empresa de DJ de bodas para pagarse la carrera. Sonaban siempre Halo, de Beyoncé, y Alegría, del Circo del Sol.

—¿Y pinchabais algún tema que os gustase a vosotros?

—No sé si había ganas de hacerlo.

Las ganas llegaron años más tarde, cuando la radio comunitaria dublab.es, donde Daniel y Joan hacían el programa Chumba Chumba, les propuso pinchar en una de sus fiestas. Aquella primera vez se juntaron con otros cuatro e improvisaron con bases de house. Les gustó tanto la experiencia que decidieron montar otra sesión, tocar algún tema propio y vestirse como el personaje de la televisión chilena El Chacal de la Trompeta: con un chándal negro y un chaleco blanco de goma EVA. Luego fueron añadiendo cada vez más elementos a la performance: futbolistas, magos, osos gigantes, culturistas… Ahora, dicen, están intentando equilibrar el espectáculo con la música. “No salía rentable, teníamos que pagar a mucha gente para que cada uno hiciera su tontería”.

Entre esas “tonterías” estaba también entrar al escenario escupiendo fuego, en procesión con cientos de “jevis metaleros” o en una ambulancia con Joan fingiendo ser un perro.

—Salió de la ambulancia a cuatro patas y se puso a morder a la gente.

Ríen mientras enseñan los vídeos de los shows. Están sentados en un largo banco de madera frente a la cocina de la casa de Daniel en Barcelona. Detrás de ellos, hay varios muñequitos Sonny Angel y, en el salón, Sylvanian Families y juguetes de Toy Story. Son de la cantante y compositora Amaia. Daniel, además de su productor y director creativo, es su pareja.

Mainline Magic Orchestra, MMO, son irónicos —sobre todo, Daniel—, hablan bajito y con cuidado —sobre todo, Nile— y son lúcidos y cándidos —sobre todo, Joan—. Los tres aceptan ponerse el aparatoso traje que utilizan en sus conciertos, pintarse la cara de blanco y hacer poses extrañas para esta sesión de fotos. Lo hacen con una calma subacuática, aparentemente impropia de los que trabajan en el mundo de la electrónica.

Sus referencias tienen sentido: Locomía, Yellow Magic Orchestra, el house de Chicago, los DJ Zanzibar Chanel, cualquier sonido bajo el sello Public Possession y, por supuesto, ­Yello, aquel dúo suizo de los setenta cuyo hit Oh Yeah suena cada vez que entra en escena un personaje con mucho sex-appeal. Joan menciona también a un niño en TikTok que se parece al original Niño Corneta, aquel que versionaba, soplando con los paletos en los labios, el tema Ni una sola palabra, de Paulina Rubio. Cuando pregunto qué música están escuchando, responden “sardanas”, y cuando pido que expliquen qué hace cada uno en el escenario, Daniel contesta:

—Yo juego al solitario, Nile al ajedrez y Joan grita.

Los miembros de Mainline Magic Orchestra, en Barcelona, acompañados de la perra 'Winona'.
Los miembros de Mainline Magic Orchestra, en Barcelona, acompañados de la perra 'Winona'.Vicens Giménez

John Heaven es el showman, la voz principal y el encargado de algunos sintetizadores. Nile Fee lanza los samples, alguna secuencia y toca melodías. Y Daniel 2000 se encarga de la percusión y de hacer las voces secundarias junto a Nile.

En 2024, los MMO publicaron Harri Poter, su primer álbum. Una mezcla de bases, letras cacofónicas y ruidos varios que resuena a Baile, la versión de la banda Emociones Clandestinas que popularizó el dj y productor chileno Ricardo Villalobos, y que los Mainline versionaron en su debut. Y aquí reside su éxito: pueden permitirse escribir una letra que diga “¿alguien me puede dar un cigarrito?” y proyectar los vídeos más excéntricos de TikTok en sus conciertos porque son pulcros y afinados a la hora de elegir y componer cada tema.

La cultura club en España se fue desinflando poco a poco hasta lo que conocemos hoy. “El público de los clubes no tiene muy claro quién está pinchando, la cultura que hay en España está más centrada en salir, socializar y bailar. Creo que las generaciones más jóvenes están revirtiendo esto un poco, aunque no sé si es una sensación”. Esta sensación que tiene Joan quizás existe. Hay un movimiento sísmico muy lento y sutil en el que la electrónica va recuperando el lugar que el reguetón le arrebató.

—Creo que no conocía a nadie que hiciera lo que hacéis vosotros.

—Por algo será.

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Sobre la firma

Jimena Marcos
Periodista en EL PAÍS Audio. Trabajó como editora jefa en Podium Podcast y como guionista en programas de TVE y Movistar+. También ha colaborado con Producciones del K.O, Carne Cruda, Radio 3, La Coctelera y Adonde Media.
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