Diccionario del nuevo material urbano: de las viviendas de barro en 3d a los aislantes de cartón y papel
Guía para entender los elementos que están transformando las ciudades en espacios más sensibles y más sensatos
Desde rascacielos levantados con madera hasta parques infantiles hechos de caucho, pasando por basura convertida en tapas de alcantarilla o paradas de bus a base de bambú, y desde las viviendas de barro en 3d a los aislantes de cartón y papel, una serie de materiales están ayudando a humanizar las ciudades, a convertirlas en espacios con mayor sensibilidad. Los siguientes son algunos de ellos.
Hormigón biológico vegetal: base flexible y regeneradora para jardines verticales
Quién iba a decir que el hormigón, ese compuesto de cemento, arena y gravas caracterizado por su rígida consistencia, iba a ser, a estas alturas, flexible y autorreparable. El grupo de Tecnologías de Estructuras de la Universitat Politècnica de Barcelona patentó ya en 2012 un hormigón que actúa como soporte para el cultivo de hongos, microalgas, musgos o líquenes. El resultado de esta audaz mutación orgánica de un producto industrial es un hormigón flexible y autorreparable que absorbe el CO², reduciendo así su impacto en la atmósfera, capta la radiación solar potenciando la conductividad térmica de los edificios y contribuye a la renaturalización de los entornos urbanos. Pensado sobre todo para convertir las fachadas de los grandes edificios en jardines verticales, se está empezando a emplear también en infraestructuras.
Madera laminada: el fuste de los nuevos rascacielos
No es ninguna utopía. Mientras los rascacielos de hormigón rozan ya alturas tan extravagantes y agresivas como los 1.000 metros, los “orgánicos”, los construidos con ese material consistente, sostenible y versátil que ha resultado ser la madera laminada, se aproximan ya a los 100, en proyectos como el edificio HoHo de Viena, el Mjøstårnet de Brumunddal (Noruega), el Ascent MKE de Milwaukee o el complejo Rocket & Tigerli de la ciudad suiza de Winterthur, muy cerca de Zúrich. La próxima cumbre de la arquitectura ecológica podría marcarla la Oakwood Tower, el rascacielos de madera de 80 plantas y cerca de 300 metros de altura en que están colaborando el estudio PLP y el Departamento de Innovación de la Universidad de Cambridge.
Ladrillos de cáñamo: la planta con la que se construirán las casas
Otra ensoñación vanguardista que ya se ha hecho realidad. El constructor alemán Christian Eiskamp ha inaugurado en la Baja Sajonia las primeras viviendas construidas (casi) íntegramente con ladrillos de cáñamo, el material que, en palabras de este visionario, acaba arrojando el hormigón a la papelera de la historia. De uso residual en la construcción hasta hace muy pocos años, el cáñamo resulta hoy una alternativa sostenible y perfectamente viable. Pioneros como este constructor están restringiendo su uso a viviendas unifamiliares de dimensiones todavía más bien modestas, pero nada impide emplear los derivados industriales de esta planta en proyectos más ambiciosos, de mayor envergadura.
Almeces y jacarandas: vegetación más sensata para nuestras ciudades
Depende en gran medida de variables geográficas. Pero, hasta hace muy poco, entre el arbolado urbano de las ciudades españolas predominaban de manera muy acusada los pinos, las acacias, los plataneros, las encinas o los castaños. Los planes de contingencia contra el cambio climático han hecho aconsejable la introducción gradual de especies más resistentes a las altas temperaturas y menos necesitadas de recursos hídricos. Es el caso del almez, especie mediterránea y del sudoeste asiático, y la jacaranda, importada de la América subtropical.
Micelio: hacia un mobiliario urbano sólido y natural
Llamamos micelio a la parte vegetativa de la raíz de los hongos. Viene a ser una intrincada red de filamentos pluricelulares a partir de la cual puede formarse un material de considerable dureza. Empresas de innovación en materiales de construcción a partir de todo lo que tenga que ver con los hongos, como la estadounidense Ecovative, han incorporado el micelio a sus procesos de microfabricación, primero como sustituto de los contaminantes plásticos y pegamentos industriales y, en los últimos años, como material de base de piezas artesanales de mobiliario urbano como, por ejemplo, baldosas y lámparas.
Caucho: un clásico contemporáneo, omnipresente y ahora casi por completo reciclado
Un clásico que las modernas tendencias han optado, con buen criterio, por preservar. Este polímero plástico, que se obtiene tanto a través de procesos industriales como de la savia de diversas plantas, resulta excelente como amortiguador de caídas, su resistencia a los impactos y su textura suave y acolchada. Además, es permeable, no se deteriora fácilmente y reemplazarlo resulta tan sencillo como barato. De ahí que haya sustituido casi completamente a la arena o el cemento como material de base para los suelos de los parques infantiles. Además, gran parte del caucho que se utiliza para esta función procede de neumáticos usados.
Madera transparente: el nuevo cristal crece en los bosques
Al científico sueco Lars Berglund debemos este ingenioso sustituto del vidrio. La madera transparente es chapa de madera de la que se ha eliminado la lignina, sustancia que le da rigidez y la vuelve opaca, para impregnarla a continuación con un polímero transparente. El resultado es un material de construcción de bajo coste flexible, sostenible y renovable, otro recurso que puede contribuir a medio plazo a que la construcción deje de ser uno de los cinco sectores de actividad industrial más contaminantes.
Ladrillos cerámicos: levantando muros que se enfrían solos
Más combustible ecológico contra el calentamiento global. El Instituto de Arquitectura Avanzada de Cataluña (IAAC) ha creado este nuevo tipo de ladrillo “inteligente”, resultado de la aplicación de hidrogel a las tradicionales piezas de cerámicas. Su uso proporciona a los espacios interiores de los edificios un sistema de refrigeración pasiva, basado en la captación y evaporación de partículas de agua, que puede llegar a reducir la temperatura hasta seis grados.
Cartón, papel y plástico reciclado: alternativas recientes al aislamiento clásico
Una alternativa al poliestireno o la lana mineral, los dos materiales de aislamiento más frecuentes. La pasta de celulosa que se extrae del cartón reciclado resulta eficaz para retener el calor y evitar la entrada de aire frío, y también contribuye a la reducción del impacto ambiental de los edificios. Basta con triturar cartón, algunos plásticos o papel, empezando por el procedente de periódicos y revistas, y mezclar el resultado con sales de boro, una sencilla técnica que se conoce desde hace mucho tiempo y que justo ahora está empezando a ser utilizada de manera sistemática.
Bambú: recuperar el material chino más ancestral para hacer paradas de autobús
Un ejemplo más de los progresos de la biotecnología en su intento de proponer alternativas sostenibles a algunos de los materiales de construcción más comunes. Las ciudades chinas están recuperando de manera sistemática el uso de derivados de la caña de bambú en las estaciones de sus líneas de transporte público. Se trata de un material idóneo para la creación de estructuras tubulares. La idea se ha exportado a lugares como la localidad argentina de Tigre, en la periferia de Buenos Aires, que cuenta desde 2014 con varias docenas de paradas de autobús hechas con bambú.
Basura reciclada: desperdicios convertidos en tapas de alcantarilla
La emprendedora gallega Gema Neira ha convencido al Ayuntamiento de A Coruña de que haga un uso sistemático de basura plástica reciclada para crear piezas de mobiliario urbano como bancos, jardineras, papeleras, sumideros y, sobre todo, unas vistosas y muy consistentes tapas de alcantarilla. Algunas de esas tapas llevan el sello de autor del artista Elías Cochón, experto en añadirle a los productos del reciclaje la dosis exacta de belleza e ingenio. La iniciativa se enmarca en una tendencia global, cada vez más firme, a apostar por materiales reciclados en el diseño y fabricación de mobiliario urbano.
Barro: construcciones hechas de piezas de tierra impresas en 3d
Uno de los proyectos más ambiciosos del ya citado IAAC es su prototipo de edificios hechos de tierra con piezas ensambladas en una impresora 3D. El arquitecto francés Edouard Cabay es uno de los impulsores de esta creativa contribución al futuro de nuestro planeta. Dejándose guiar tanto por la moderna tecnología como las más ancestrales tradiciones de la arquitectura popular, Cabay y su equipo han construido Tova, una cómoda vivienda de barro en los bosques de Collserola que no ha producido residuos y cuya huella de carbono es nula. La técnica empleada puede servir de base a las construcciones efímeras en que se reubica a los afectados por crisis humanitarias, pero Cabay no descarta que, en un futuro próximo, existan urbanizaciones enteras de casas de barro confortables y perfectamente acondicionadas.
Aluminio de extrusión el auge de un material resistente y reciclable
El aluminio se está empleando de manera creciente en bolardos, marquesinas, fuentes, bancos o aparcamientos de bicicletas. En general, elementos del mobiliario urbano de uso continuo, situados al aire libre y sometidos a las inclemencias del tiempo. Se trata, además, de uno de los materiales más reciclables, con una tasa de recuperación que ronda el 95%. Las carcasas de aluminio extruido resultan idóneas para el alumbrado nocturno porque actúan como reflectores y disipadores del calor, no se corroen y, además, pueden ser moldeadas para adaptar cualquier forma, ya sea por necesidades prácticas o preferencias estéticas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.