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Un circo romano, restos de un patio islámico... En las entrañas del Palacio Valeriola, la nueva joya de la ‘reina’ de Mercadona

El Centro de Arte Hortensia Herrero, fundado por la vicepresidenta de la popular cadena de supermercados, se ubica en un antiguo palacio rehabilitado en el centro de Valencia. En él se puede contemplar tanto su rico legado arquitectónico como obras de David Hockney o Eduardo Chillida

De izquierda a derecha, Amparo Roig, José Martí, María Ángeles Ros, socios de Erre Arquitectura, y Javier Molins, comisario de arte y asesor de la colección de Hortensia Herrero. La obra en el centro es de Julian Opie y se titula 'Street 3'.
De izquierda a derecha, Amparo Roig, José Martí, María Ángeles Ros, socios de Erre Arquitectura, y Javier Molins, comisario de arte y asesor de la colección de Hortensia Herrero. La obra en el centro es de Julian Opie y se titula 'Street 3'.Raúl Belinchón
Tachy Mora

El terreno en el que se encuentra el antiguo palacio Valeriola de Valencia acumula tantas capas de historia que no se sabe qué tiene más valor cultural, si la colección de Hortensia Herrero que acoge y cuenta con obras de artistas de la talla de David Hockney, Mat Collishaw y Eduardo Chillida, o todo lo demás: los vestigios del circo romano, los restos de un patio islámico, una calle oculta tras una falsa puerta de la antigua judería, un horno de la Baja Edad Media o 22 enterramientos pertenecientes al cementerio de la iglesia de San Juan del Hospital, su insigne vecino de finca. Todo esto se suma al valor del propio palacio Valeriola, cuya arquitectura del siglo XVII se ha recuperado como patrimonio para la ciudad.

Hortensia Herrero compró este antiguo palacio a la aristócrata Francisca Díez de Rivera (viuda de Alfonso Armada, militar condenado por el golpe de Estado de 1981). Había pertenecido a su familia durante 400 años, pero estaba muy deteriorado a pesar de que se trata de un edificio protegido. Herrero, vicepresidenta de Mercadona, se dedica, a través de la fundación que lleva su nombre, a la recuperación del patrimonio artístico de Valencia, así como a proyectos culturales relacionados con la danza, el ballet y el arte. En el ámbito de la restauración, ha recuperado edificios como la iglesia de San Nicolás o el Colegio del Arte Mayor de la Seda.

Como coleccionista, había ido adquiriendo una serie de obras por su cuenta hasta que conoció al comisario y crítico de arte Javier Molins. Ambos valencianos, sus caminos se fueron a cruzar, sin embargo, en Estados Unidos. “Coincidimos en un viaje organizado a Dallas por una exposición antológica sobre [Joaquín] Sorolla que hacía el Museo Meadows. Yo iba como crítico y ella como coleccionista de Sorolla. Nos llevaron a ver el distrito de las artes de la ciudad, que es espectacular porque cuenta con edificios de Rem Koolhaas, Renzo Piano, Norman Foster… Y nos explicaron que aquello lo financiaban, a título privado, 30 ciudadanos de Dallas. Fue entonces cuando ella me comentó que tenía la intención de hacer en Valencia algo en esa línea con artistas locales. Yo, con toda mi libertad, porque en aquel momento no sabía que acabaría formando parte del proyecto, le dije que no me parecía una buena idea porque los artistas valencianos ya estaban muy bien representados en otros centros de la ciudad. Quizá convenía más pensar en el ciudadano, trayendo buenos artistas internacionales para la gente que no puede viajar. Y así fue como surgió la relación entre nosotros y la idea para este proyecto”, recuerda Molins.

Mat Collishaw junto a su obra 'Left in dust', inspirada en las ruinas del circo romano.
Mat Collishaw junto a su obra 'Left in dust', inspirada en las ruinas del circo romano.Raúl Belinchón

Con su asesoramiento, Herrero comenzó a dar forma a una colección que desde el pasado 11 de noviembre se puede visitar en el renovado palacio Valeriola e incluye obras de destacados artistas contemporáneos como Anselm Kiefer, Anish Kapoor, David Hockney, Andreas Gursky, Olafur Eliasson, Alexander Calder, Mat Collishaw, Tomás Saraceno, Eduardo Chillida, Antoni Tàpies, Miquel Barceló y Jaume Plensa, entre muchos otros.

Es una práctica actual —o casi más bien parece una competición— que los grandes coleccionistas cuenten con afamados arquitectos para el diseño de los edificios o espacios en los que exhibir al público general su repertorio de obras. Por ejemplo, Bernard Arnault contó con el arquitecto Frank Gehry para la Fundación Louis Vuitton y Tadao Ando se encargó de la intervención en la Bolsa de Comercio de París para la colección Pinault. Salvando las distancias entre la magnitud de las colecciones, Herrero también ha hecho converger arte y arquitectura en su proyecto, de la mano de Erre Arquitectura, optando por un espacio con un valor arquitectónico en el que continente y contenido —y su propio diálogo— resultaran significativos a partes iguales.

“La elección del palacio Valeriola refleja la propia personalidad y trayectoria de Hortensia Herrero como mecenas del patrimonio artístico valenciano. Ahora se lleva mucho lo de las grandes naves industriales a las afueras de la ciudad, pero entre todos pensamos que lo mejor era estar en el centro. Yo siempre digo que es mejor llevar el arte a donde está la gente que llevar a la gente donde está el arte”, apunta Molins. “Así fue como encontramos esta joya, que enseguida les encantó a los arquitectos. Era un edificio muy emblemático que, a lo largo de la historia, había sido muchas cosas, desde un palacio noble a imprenta del diario Las Provincias o un bar de copas”.

La Andana, antiguamente un secadero, y '18 febrero 2013', obra de David Rodríguez Caballero.
La Andana, antiguamente un secadero, y '18 febrero 2013', obra de David Rodríguez Caballero.Raúl Belinchón

Los propietarios de Mercadona, el matrimonio formado por Hortensia Herrero y Juan Roig, tienen cuatro hijas. Una de ellas, Amparo, es socia del estudio Erre Arquitectura, junto con José Martí y María Ángeles Ros. Entre todos han acompañado a Hortensia en su proyecto de abrir su colección al público. “Cuando lo vimos, nos pareció perfecto. Aunque de entrada no iba a permitir exponer obras muy grandes, nos pareció como una bombonera: una caja llena de rincones superespeciales y espacios únicos”, señala Amparo Roig.

Teniendo en cuenta su estado de ruina, había que tener ojo de arquitecto para intuirlo. “Nuestro trabajo iba a consistir en hacer una intervención que requería de una seriedad, rotundidad y conocimiento sin entrar en competencia con el arte. Un equilibrio difícil, con un lenguaje y una sensibilidad hacia la preexistencia, pero también con la propia identidad de su nueva función como centro de arte”, apunta José Martí.

Más allá de la consolidación y recuperación de todo el edificio, entre los puntos fuertes de la intervención de Erre Arquitectura se encuentran la incorporación al conjunto arquitectónico y expositivo de los restos arqueológicos, la suma de un edificio contiguo inteligentemente conectado con el palacio por su parte superior para dar coherencia al recorrido, así como la reconstrucción de la antigua capilla y de su cúpula, que habían desaparecido. “El diálogo con Patrimonio de la Generalitat [Valenciana] ha sido constante durante todo el proceso, no se ha tratado de unas consultas”, asegura María Ángeles Ros. El resultado es un conjunto que respeta y pone en valor todo su pasado, plenamente integrado en una arquitectura diseñada bajo una perspectiva contemporánea.

'Tunnel for unfolding time', de Olafur Eliasson.
'Tunnel for unfolding time', de Olafur Eliasson. Raúl Belinchón

Resulta especialmente reseñable la reconversión de la antigua sala noble y la andana en espacios expositivos. Son precisamente las ventanas en arco de este antiguo secadero del palacio, situado en la última planta, el elemento que se ha escogido como seña de identidad del centro. También, metaespacialmente, Erre Arquitectura ha proyectado meticulosas visuales que conectan unos espacios con otros y con el entorno, vinculando las áreas expositivas con los vestigios arqueológicos, con la ciudad o con las vistas privilegiadas al patio interior de uno de los edificios más antiguos de la ciudad: la colindante iglesia de San Juan del Hospital.

“El diálogo entre la parte artística y la parte arquitectónica ha sido muy interesante. Lo más bonito es que la colección ha ido creciendo al mismo tiempo que crecía el edificio. No hemos trabajado con unas fechas y con unos plazos, sino que hemos ido sumando obras conforme los espacios se iban restaurando. Por tanto, parte de ellas procedían de la colección que ya tenía Hortensia. Y desde ahí se han ido adquiriendo o encargando más, teniendo en cuenta las salas o los espacios con los que íbamos contando”, explica Molins. El proceso ha durado cinco años.

Aparte de las obras adquiridas, el centro cuenta con piezas que seis artistas han realizado expresamente para espacios de tránsito o rincones con potencial de la bombonera. Mientras Mat Collishaw, Olafur Eliasson y Cristina Iglesias aportaron creaciones para zonas de paso, Jaume Plensa ha intervenido el ábside, Tomás Saraceno el vestíbulo y Sean Scully las vidrieras de la capilla. Mat Collishaw es el único que ha concebido tres obras, una de ellas inspirada en las fallas a petición de Herrero.

Vidriera creada por Sean Scully para la capilla.
Vidriera creada por Sean Scully para la capilla. Raúl Belinchón

El compendio de soportes, medios y estilos es muy variado, abarcando pintura, escultura, instalaciones, arte en movimiento y obras multimedia. De Sorolla a Kiefer, de Chillida a Calder, de Kapoor a Saraceno, de Plensa a Eliasson, de Hockney a Collishaw… Se trata de dúos que dan una idea de la diversidad de obras que alberga el Centro de Arte Hortensia Herrero. Una singularidad construida, nunca mejor dicho, para posicionarse como un centro relevante en el ámbito del arte contemporáneo, a través tanto de su colección como del patrimonio cultural recuperado en el que se despliega.

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Sobre la firma

Tachy Mora
Escribe desde 2006 en EL PAÍS Semanal sobre diseño, interiorismo y arquitectura. Periodista y comisaria de exposiciones, interesada especialmente en las nuevas tendencias, estilos de vida e hibridación entre disciplinas. Autora de libros y exposiciones como ‘Artesanía Española de Vanguardia’ y ‘Escenarios de un Futuro Cercano’.

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