_
_
_
_
la imagen
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Diligencias sentimentales

Trabajos de exhumación de la fosa común anexa al cementerio de Almagro, en Ciudad Real, donde fueron fusiladas 28 personas y ahora se están recuperando sus restos.
Trabajos de exhumación de la fosa común anexa al cementerio de Almagro, en Ciudad Real, donde fueron fusiladas 28 personas y ahora se están recuperando sus restos.Jaime Villanueva
Juan José Millás

Los nichos de los cementerios nos traen a la memoria esos muebles de madera con muchos cajoncitos en los que se ordenan las fichas de esto o de lo otro por orden alfabético. Los muertos, de un modo u otro, se archivan, que es la forma de dar por concluido un asunto sin perderlo de vista. Venimos archivando a nuestros muertos desde tiempos inmemoriales, de ahí que los del Neolítico, por poner un ejemplo, continúen revelándonos secretos que ignorábamos acerca de nosotros mismos. Cuando se entierran en fosas comunes, es porque el enterrador era sin duda un criminal.

Es lo que ocurre con los fusilados por el franquismo durante la Guerra Civil, que aparecen aquí o allá a veces por casualidad, a veces por testimonios sueltos de los vecinos del lugar o de los parientes de los asesinados. He aquí un esqueleto con zapatos hallado en una fosa común cercana al cementerio de Almagro. El homicida tuvo la delicadeza de colocarlo en posición supina y de no robarle el calzado, que era lo común. Los verdugos tienen a veces estos rasgos de piedad, como si creyeran que los muertos han de recorrer, aun después de cerrar los ojos, un largo camino para llegar al infierno o adonde quiera que tuvieran que llegar, según su pensamiento. Es lo que produce ternura de esta osamenta: que da la impresión de que podría salir andando en busca del resto de su cuerpo como el que vuelve a por el abrigo tras llegar a la esquina de su casa. En fin, lo importante es que una vez descubierto se le pueda identificar para dar por concluida la diligencia sentimental y humana como Dios manda.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Juan José Millás
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_