Blanco Lexítimo 2019, vibrante regusto frutal

Ironías de la vida, la bodega más antigua de la Ribeira Sacra, creada en 1898 por Pascasio Fernández, es hoy por hoy la más vanguardista, vitivinícolamente hablando, claro. Para que tal cosa ocurriera fue necesario que en 2006 la comprara la Corporación Hijos de Rivera (dueños, entre otros, de la cerveza Estrella Galicia). Una inversión a futuro, sustentada en sus prodigiosos viñedos, cultivados en las escarpadas laderas que rodean los cañones del río Sil. Y entre ellos, una pequeña parcela con la variedad autóctona branco lexítimo (albarín blanco), recuperada de la extinción. Plantada a 500 metros de altitud sobre suelos pizarrosos, es un claro ejemplo de viticultura heroica, y no solo por la dificultad del cultivo, sino por la gesta de salvar pequeñas joyas de nuestro patrimonio ampelográfico.

El tratamiento enológico busca realzar su personalidad, añadiendo cierta complejidad y estructura. Así, parte del mosto ha fermentado en barrica de roble, con posterior crianza sobre lías de cinco meses. Tras el oportuno reposo en la copa para que el vino se abra, cobra protagonismo su fragante aroma, pleno de notas florales, herbáceas y de bollería, envueltas en la incisiva frescura de los cítricos, y en armonía con tostados y especias que crean una sólida base de apoyo. Pero donde mayor resulta su impacto es en boca, de gusto amplio y expresivo, mientras el paladar se cubre de un vibrante regusto frutal.