Los vinos del ‘hombre Parker’ en España

El nuevo año nos ha traído una nueva valoración de vinos españoles publicada en The Wine Advocate, la todopoderosa revista estadounidense creada en 1979 por Robert Parker, ahora propiedad del grupo inversor de Singapur Soo Hoo Khoon Peng. El hombre Parker en España se llama Luis Gutiérrez, responsable también de las catas en Chile y Argentina. Tras la cata de 30.000 vinos por todos sus corresponsales internacionales, se elabora lo que viene a llamarse la Lista de Parker de los mejores vinos del mundo. Un epígrafe poco riguroso porque Robert Parker ya no es el propietario ni de su lista ni de la revista. Aunque el conjuro de su nombre sigue sorprendentemente provocando cataclismos en los mercados, principalmente en Estados Unidos y Asia, y en menor medida en la vieja Europa vitivinícola, donde abundan los críticos respetados y existe una cultura enológica sólidamente asentada entre profesionales y consumidores. En cualquier caso, siempre que se habla de puntos Parker surge la curiosidad y, a veces, el debate.

Para la directora de The Wine Advocate, Lisa Perrotti-Brown, los vinos Parker se corresponden con “los más estimulantes de 2015, basados en su calidad, singularidad y atractivo hedonista o intelectual (...). Representan la cúspide entre los grandiosos”. Palabras mayores que Luis Gutiérrez materializa en sus puntuaciones, realizadas muchas veces tras una exhaustiva cata de los vinos preparados por las distintas denominaciones de origen que visita regularmente. La preparación del hombre Parker español es indiscutible (no en vano fue uno de los responsables de elmundovino.com y colaborador de la crítica británica Jancis Robinson), y sus puntuaciones acertadas, gracias a su buen conocimiento de los vinos españoles, muy superior al de su antecesor en el cargo, Jay Miller.  Gutiérrez, que fue Premio Nacional de Gastronomía 2012 a la mejor labor periodística, tiene el mérito de haber puesto en valor los excelentes vinos generosos, inexplicablemente olvidados por el gurú estadounidense. Y busca denodadamente nuevos elaboradores en zonas vitivinícolas poco valoradas hasta ahora. O alternativas a lo ya conocido, con especial atención a jóvenes bodegueros y vinos de parcela elaborados en base a pequeñas viñas de cepas muy viejas. Por ejemplo, resulta gratificante su exhaustiva cata en Ribeiro, con altas puntuaciones a vinos poco conocidos de pequeños elaboradores, como los 94 puntos obtenidos por Viña de Martín Escolma 2010 y A Torna dos Pasás Escolma 2010, ambos de Luis Anxo Rodríguez Vázquez; o los 93 puntos del siempre sorprendente Emilio Rojo 2012. Todo un acierto, aunque la valoración aún debería ser más alta.

En cuanto a zonas de prestigio como Ribera de Duero, Rioja o Priorat, Luis Gutiérrez valora vinos de calidad reconocida, con una tendencia a primar cierto estilo clásico renovado, huyendo felizmente del histórico vino Parker,  que valoraba el mucho color, la mucha concentración y la poca sutileza. Aunque, como justamente señala Gutiérrez, todavía existen ciertos desequilibrios en los vinos españoles, fundamentalmente la tendencia a la sobremaduración y el uso excesivo del roble nuevo.

Nada que objetar a los 100 merecidos puntos de Pingus 2012 y L’Ermita 2013, obra de Peter Sisseck y del genial bodeguero Álvaro Palacios (eso sí, quien los quiera probar tendrá que desembolsar más de mil euros por botella); ni a los más que justificados 99 puntos de Espectacle 2012, el maravilloso vino de Montsant elaborado por Fernando Zamora y Christopher Cannan bajo la atenta mirada de René Barbier; ni los 98 puntos de Terroir Al Limit y Clos Mogador. Tal vez puedan resultar escasos los 95 puntos que otorga al extraordinario Vega Sicilia Único 2007, los mismos que consigue Alión 2012.

En Rioja, siguiendo la línea de 2014, valora con 98 puntos el Finca Las Beatas, de Telmo Rodríguez, y con 97 a Viña El Pisón, de Artadi, que acaba de abandonar la denominación de origen con no poco revuelo. Por lo demás, en la lista Parker de Rioja siguen los nombres habituales: Benjamín Romeo, Remírez de Ganuza, Eguren, Muga, con un ascenso continuo de los más clásicos como Murrieta, Cune o Tondonia. Y junto a los tradicionales, destacan nuevos proyectos con futuro, como el de Roberto Oliván y Pedro Balba. Rioja se mueve y Gutiérrez lo constata.

Se trata, en general, de vinos caros, incluso muy caros, donde en muchos casos la famosa relación calidad-precio no parece muy ajustada a la realidad. Claro que The Wine Advocate también valora vinos más asequibles, los considerados como los mejores del mundo por su precio. Entre ellos destacan los atractivos tintos Pruno 2013 (que, a la venta por unos 10 euros en España, gana en la clasificación mundial de vinos por menos de 20 euros); Dido La Universal 2013, por 13 euros; El Molar 2013, de 12 euro, todos con 93 puntos Parker; o con 92 puntos Solanera Viñas Viejas 2013, de Bodegas Castaño, por 11 euros, y Borsao Tres Picos 2012, de unos 13 euros.

Todo lo dicho, aunque lo relativiza, no desmerece el efecto Parker, al que debemos agradecer gran parte del éxito de los mejores vinos españoles en los mercados más exquisitos. The Wine Advocate (El abogado del vino, la profesión de su creador), con 40.000 suscriptores en 40 países, sigue influyendo notablemente en los compradores internacionales. Sus altas puntuaciones suponen el lanzamiento mundial del vino y la bodega agraciada. Así que bienvenidos sean sus juicios. Sobre todo si ahora los hace alguien que sabe de lo que cata y habla.