Por qué la campaña del Orgullo 2020 en Barcelona no tiene los colores del arcoíris

Barcelona, emblemática cuna del activismo homosexual en España, tampoco se queda este año en casa (tomando en cuenta, claro, las medidas necesarias contra la propagación de la covid-19). La capital catalana acogió la primera manifestación de nuestro país en apoyo a los derechos y libertades de la comunidad LGTBIQ, en 1977, que sufrió la represión de las autoridades, pero sirvió para que en 1978 la homosexualidad dejara de estar tipificada en la Ley de Peligrosidad y Reforma Social. En 2020, la manifestación catalana del día del Orgullo sigue siendo la más multitudinaria del Mediterráneo y este año, además, cuenta con la campaña de apoyo de Nacho Padilla, nuevo director creativo del Ayuntamiento de Barcelona.

Compuesta por una serie de tres ilustraciones bajo el acrónimo "LGTIBCN", es un "compendio y resumen de la estrecha relación actual e histórica de la ciudad de Barcelona con la causa LGTBI", explica Padilla.

Para esta ocasión el madrileño ha contado con las diseñadoras Patricia Armada y Eva Vesikansa, fundadoras del estudio Velkro. Nos dan las claves para interpretar esta campaña que saca los colores (del arcoíris) a las calles de Barcelona.

1. Los brazos que se alzan por todas las batallas por la igualdad

"La gente de Barcelona fue la que creó las primeras agrupaciones en defensa de los derechos LGTBI o la que organizó las primeras manifestaciones del movimiento tras la dictadura", explica Nacho Padilla. A todas ellas se dedica la primera de las imágenes de esta triada, que huye de los colores llamativos típicos de las banderas y apuesta por los contrastes entre tonos rosas y verdes.

Para las diseñadoras de Velkro este estandarte sujeto por dos manos es también un icono de "la reivindicación por la igualdad real" en una ciudad que ha sido pionera en salir a luchar por esos derechos. Pero van más allá y se hace eco de las batallas más contemporáneas: "Hoy, las demandas LGTBI se funden también con las de los movimientos feministas y antirracistas, para muchas personas la lucha contra la intolerancia es doble o triple".

2. Las caras de la fluidez de género

Con estos dos rostros enfrentados, Patricia Armada y Eva Vesikansa han querido plasmar su idea de "la fluidez de género, de las personas transgénero y de su despatologización". Es, además, un tributo personal a Sonia Rescalvo, la transexual asesinada en 1991 por seis neonazis en el Parque de la Ciutadella, un hecho considerado como "el primer crimen de una transexual por el mero hecho del serlo del que se tiene información y constancia en España", argumenta Padilla.

También los colores tienen un simbolismo especial. Se juega con la fusión "de las banderas del orgullo gay, lesbiano, trans, intersexual o bisexual", explican las diseñadoras de Velkro, en un terreno de "tonos intermedios, que representan la diversidad de una manera más sutil".

3. Un abrazo de apoyo que no nos podemos dar

Algo que creíamos perdido durante estos meses, un abrazo, vuelve a cobrar todo el sentido en la campaña, no importa a quién se de. Es "la solidaridad, el apoyo y la defensa frente al acoso laboral y escolar, la violencia elegetebeifóbica o la falta de igualdad real", en palabras de Padilla; y "el apoyo de las diversas redes de protección contra la discriminación, contra la violencia, contra el bullying a las personas LGTBI", en las de Armada y Vesikansa.

A nivel tipográfico, para el acrónimo –única parte textual y central de la gráfica que aparece en toda la campaña–, se ha optado por un estilo geométrico, el de la tipografía Formula, de una fundición joven, Pangram Pangram Foundry, con algunas connotaciones simbólicas: "Es casi perfecta, para dejar claro que no existe duda sobre la fusión entre LGTIB y BCN".