Repensar el espacio
El confinamiento ha puesto sobre la mesa las carencias de cualquier vivienda. Desde eliminar pasillos y puertas con pequeñas reformas hasta desprenderse de muebles que ya no son útiles. Ideas para sacar todo el partido a nuestros metros cuadrados.
Somos conscientes de que ese rincón muerto se puede aprovechar mejor, de que las paredes necesitarían una mano de pintura, de que el mobiliario que un día se pensó como provisional sigue ahí o de que necesitamos urgentemente mayor capacidad de almacenaje, pero no hacemos nada porque el día a día no nos da para más. El confinamiento ha puesto sobre la mesa las carencias de nuestra vivienda y, desafortunadamente, esta vez era complicado mirar para otro lado. Nuestra casa acumula parches, parcial o totalmente. A veces, una pequeña reforma que redistribuya los espacios puede mejorar considerablemente su funcionalidad. Pero otras, con un par de estratégicas acciones intermedias se puede lograr un importante cambio.
Zonas más sociables. “Pasé toda mi infancia haciendo la vida diaria en la salita. Solo el domingo disfrutábamos del comedor, que era una pieza de gran valor en una casa. También conozco casos en los que a diario se comía en la cocina. Normalmente zonas pequeñas a las que se destinaban 6 metros cuadrados en pisos de casi 100”, recuerda el arquitecto Jesús Perales. Aunque los vestigios de esta distribución de antaño continúan presentes en muchos pisos, puede que ya vaya siendo hora de replantear la organización para que la vivienda se adapte a sus habitantes y no a la inversa.
Unir dos estancias, o incluso tres, tal vez permita contar con un espacio no solo mucho más práctico, sino también con una orientación más social: una cocina-comedor-sala de estar es una alternativa muy demandada actualmente, puesto que hoy la cocina es el nuevo salón, donde uno se relaciona con la familia o los amigos. Las estancias que se pueden sumar a esta nueva distribución son varias: desde los antiguamente catalogados como salita o comedor hasta los metros con uso casi nulo de una generosa entrada o de esa habitación pequeña que, como no puede ser ni un dormitorio, al final solo sirve para acumular trastos.
Además, en los proyectos de Perales muchos espacios son susceptibles de transformarse en una zona compartida de estudio, de lectura o de juegos: desde un pasillo muy ancho hasta un distribuidor. “Siempre partimos del concepto compartir, apostando por la mayor superficie de espacio colectivo posible y dejando las habitaciones como única área privada”.
Sin tocar estructuras. Cuando no se quiere o puede tirar media casa, son posibles pequeños cambios sobre las estructuras existentes que mejoran la distribución, el equipamiento o la estética. E incluso todo junto. Los arquitectos Colombo Serboli generaron para su proyecto Casa Born en Barcelona una megaestructura en rosa y azul que, situada en el acceso a la vivienda, cumple con varias funciones: almacenaje, distribuidor y vestíbulo. “Estos volúmenes suelen esconder también puertas a espacios más íntimos, como en el caso de este apartamento al dormitorio”, explica Andrea Serboli. Además, genera un espacio polivalente que puede equiparse con un escritorio. Con esta misma idea, en su proyecto Font 6 hicieron algo parecido revistiendo todo el pasillo con una estructura de almacenaje de color azul que lo modifica visualmente pasando a tener forma de medio arco. Esconde asimismo el acceso al baño por el pasillo y tiene continuidad a un lado y al otro, tanto en la cocina como en el dormitorio.
Estas estructuras pueden ayudar a corregir irregularidades en las proporciones de los espacios y aprovechar mejor ángulos muertos o pequeñas áreas residuales. “En el caso del proyecto Klinker, un apartamento en el que por limitaciones no pudimos hacer demoliciones, había un espacio de difícil aprovechamiento frente a la cocina. Decidimos convertirlo en un pequeño estudio con escritorio y librería. Para paliar la falta de luz natural, le abrimos una ventana circular para que tomara la de un dormitorio contiguo”, explica Matteo Colombo.
Zonas de paso y trampantojos. Eliminar puertas que no se usan ayuda a conseguir un espacio más cómodo y con una mayor sensación de amplitud. Se puede eliminar no solo desde las jambas hasta los muros, sino también la parte que queda desde el dintel hasta el techo. El espacio parecerá que tiene más profundidad y redoblará la luz natural. Es lo que han hecho el estudio Personalk y Cocinas Delamora para su espacio en Casa Decor este año, sumándole además una pequeña barra de desayuno.
Si eliminar puertas no es una opción, sino más bien al contrario —actualizarlas o establecer divisiones poco invasivas—, el estudio valenciano Masquespacio aconseja utilizar herramientas que permitan separar el espacio físicamente pero sin perder la conexión visual: “Escoger mamparas de vidrio, jugando con los colores y materiales de la perfilería, o elevar una especie de muro virtual hecho con listones de madera ligeramente separados entre ellos. Incluso a través de la iluminación se pueden generar efectos de luz y sombras muy interesantes”.
Las divisiones mediante muros o puertas de cristal, correderas o abatibles, son siempre la mejor opción para no perder luz en las zonas más interiores de la casa. Funcionan especialmente bien para habilitar un dormitorio en un espacio pequeño. En ese caso, un diseño basado en cuarterones con vidrios estriados, al menos en la zona más baja, suele ser la solución más eficiente para dotarlo de intimidad. Este tipo de divisiones también son las adecuadas para mejorar la distribución o transiciones de un espacio; por ejemplo, cuando se ha cerrado una terraza. Colocarla a una cierta distancia, a modo de galería catalana, puede ayudar a construir un estudio, rincón de lectura o de costura.
Evolucionando con nosotros. “Nuestras necesidades van cambiando, por lo que nuestra casa debe adaptarse a ellas. Muchas veces nos empeñamos en seguir conservando a toda costa mobiliario y objetos que han perdido su función. Es importante mantener nuestro hogar actualizado según nuestras necesidades, que muchas veces no son las mismas que antes y muchas otras no serán las mismas en el futuro”, apunta la organizadora profesional Cristina Muñoz, de Orden & Espacios. “Al comenzar a vivir en nuestras casas tuvimos que decidir cómo íbamos a organizar este o aquel armario y también qué cosas nos facilitaban la vida. Pero nuestras necesidades van cambiando, por eso hay que tomar la costumbre de actualizar el espacio. Cuando no lo hacemos, o no vamos teniendo esto en cuenta, es cuando se produce el desorden”.
La cuarentena por el coronavirus nos ha permitido mirar nuestra vivienda con otros ojos porque, al pasar tanto tiempo en casa, cada espacio y cada rincón es valioso. “Seguro que más de uno ya había pensado en renovar alguna zona y confirmó la necesidad al hacer un uso intensivo de su hogar”, señala la organizadora profesional María Gallay, quien aconseja “reorganizar los espacios y las rutinas para que nuestra casa trabaje para nosotros y no al revés. Aprovecha que los puntos débiles se hicieron evidentes para darles solución ya”.
Repensar y renovar nuestros espacios no pasa exclusivamente por plantearse una reforma, bien porque no tengamos presupuesto para una obra o porque estamos contentos con ella. Como apuntan Cristina y María, a veces, con poner orden y deshacernos de ciertas cosas, el cambio estético puede ser importante e incluso podemos encontrarnos con la sorpresa de que nos sobra espacio de almacenaje.
Abriendo hueco al espacio. “Nuestras compras van conquistando poco a poco nuestra vivienda. No nos damos cuenta de que con cada cosa que entra en casa desaparece un poquito de espacio. Empecemos por analizar cada una de nuestras pertenencias. Con que te liberes de todas las cosas que ya no te sirven para nada, esas a las que yo llamo comespacios, notarás el cambio. Es hora de darle más valor al lugar que habitamos y un poco menos a las cosas que almacenamos”, aconseja Cristina Muñoz.
El género comespacios es muy variado. Puede comprender desde muebles (infantiles, regalados, obsoletos…) hasta libros y revistas, artilugios tecnológicos de todo tipo, utensilios de cocina y, por supuesto, ropa y complementos. Es fácil identificar un comespacios. Basta con hacerse estas preguntas: ¿Desde cuándo no lo uso? ¿Cuándo fue la última vez que lo saqué de aquí para usarlo? Según nuestras expertas del orden, si hace más de dos años…, ¡hay que deshacerse de ello!
Pero antes de empezar a poner orden, “lo que no hay que hacer primero es comprar cajas o muebles de almacenaje porque, sin saber el contenido que va a quedar tras haber revisado y cribado todo, no puedes valorar correctamente qué necesitas, ni con qué capacidad o medidas. Además de provocar un gasto innecesario, aumenta la frustración en el proceso”.
Después, la clave para que el orden se mantenga es que cada cosa tenga su lugar. “Para saber si el emplazamiento para algo es el ideal debe cumplir tres requisitos: que sea cómodo, lógico y práctico. Es cómodo si al coger ese objeto no tenemos que rebuscar ni desordenar su entorno. Es lógico si el objeto vive lo más cerca posible de su lugar de utilización. Es práctico cuando es tan fácil encontrarlo que todos los miembros de la familia o usuarios pueden deducir dónde se encuentra sin tener que preguntar”, explica María Gallay.
Cambios estéticos creativos. “Hay muchas maneras de renovar un espacio a través de la pintura. Por ejemplo, si quieres darle más amplitud y luz a una habitación, pintar paredes y techos de colores claros te ayudará. Otra posibilidad es todo lo contrario: si deseas minimizar una gran altura, te recomendamos pintar el techo de un color más oscuro, o pintar dos paredes paralelas más oscuras si lo que buscas es reducir visualmente el ancho”, aconsejan Ana Milena Hernández y Christophe Penasse, del estudio Masquespacio. “Pero nosotros te invitamos a ir un poco más allá, experimentando con colores vibrantes que den vida y resalten ciertos aspectos o zonas de la vivienda”.
Un zócalo alto transforma el estilo de un espacio en su totalidad y de un modo envolvente. Si no se puede invertir en uno de madera, queda la opción de pintarlo. “En nuestro proyecto Klinker, incluimos grandes zócalos de color marfil o menta en la parte baja de las paredes, que amplían y dan más horizontalidad a espacios inicialmente muy verticales, con techos de cuatro metros de altura. Estas franjas de color pasan incluso por encima de los marcos de las ventanas o las puertas y hasta el cabecero o los armarios de los dormitorios”.
El baño es otro de esos lugares que se puede transformar a través de la pintura. “Solo con cambiar el color de las juntas podrás generar un nuevo efecto. Pero ¿se te ha ocurrido que también podrías pintar la bañera? Utiliza un esmalte sanitario con poliuretano o resina epoxy”, aconsejan desde Masquespacio.
¡Todo al verde! Las plantas siempre son una buena herramienta para dar un cambio de aires a un ambiente. Se pueden utilizar como el elemento principal o como complemento. Por ejemplo, las altas tipo ficus ayudan a dar un poco más de escala a un enclave. “A nosotros nos encanta acompañarlas con un par de mediano y pequeño formato. De esta forma, se genera un juego de alturas interesante”, cuentan Ana y Christophe de Masquespacio. “Puedes integrarlas también en tus mesas, aparadores, escritorio… o poniéndolas en toda la zona superior de una estantería”.
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