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Así es el ‘cubata’ bajo en calorías que triunfa entre los jóvenes: emborracha como una cerveza y sabe a vodka

En una época en la que vivimos obsesionados con lo sano y también con pasárnoslo bomba, no es de extrañar que haya gente inventando supuestas formas sanas de emborracharse

Estos tiempos de fervor por llevar una vida saludable ya tienen la bebida que los representa.
Estos tiempos de fervor por llevar una vida saludable ya tienen la bebida que los representa.
Mariano Ahijado

A diferencia de la sofisticación de las cervezas artesanas que dominaron la década pasada, una bebida simple compuesta de alcohol básico, agua carbonatada y baja en calorías se abre paso. Se llama hard seltzer (soda dura), tiene 5 grados, 100 cal y es apta para celíacos. Estos tiempos de fervor por llevar una vida saludable ya tienen la bebida que los representa. Los ingredientes son alcohol barato, agua, burbujas y un chorrito de algo que hace que tenga sabor a frutas varias.

No hay fórmula secreta ni envejecimiento en barrica ni familia que traspasa el saber hacer de generación en generación. El 'seltzer' se bebe de la lata de la misma manera que se consume una cerveza en una barbacoa o en la cola de un garito

La marca líder se llama White Claw, se envasa en una lata estrecha y alargada de 355 ml y cuesta 1,25$ (poco más de un euro). Tiene el aspecto de una bebida energética, emborracha como una cerveza y sabe a vodka. Aquí no hay fórmula secreta ni envejecimiento en barrica ni familia que traspasa el saber hacer de generación en generación. La diferenciación, y este es el cambio con respecto al auge de las cervezas artesanas en los dos mil diez, reside en la absoluta simpleza. El seltzer se bebe de la lata de la misma manera que se consume una cerveza en una barbacoa o en la cola de un garito.

White Claw va de frente. Describe el producto como la alternativa al vodka con soda. Ya existe, de hecho, un nombre para la combinación de vodka, soda (agua con gas al que se le añade bicarbonato para que tenga un sabor más salado) y una rodaja de lima. Se llama skinny bitch, que se traduce por zorra delgada: una terminología de otro tiempo que asociaba un cóctel bajo en calorías a una mujer flaca. En los noventa hubo intentos de que este tipo de bebidas de baja graduación rivalizaran con la cerveza. Una de ellas fue Zima, lanzada en 1993 por la cervecera de Colorado Coors y muy similar a la bebida de la que se ha hablado antes, y otra, más conocida en Europa, el Breezer de Bacardi. Todas cargaban con el sambenito de bitch beer. Eso era antes. Los camareros hace tiempo que no colocan por defecto la Coca-Cola Zero en el lado de la mujer.

Los consumidores de hard seltzer, según una encuesta con una muestra de 1.000 jóvenes elaborada por Bank of America Merrill Lynch, se reparten por igual entre mujeres y hombres. Muy diferente a lo que sucedía hace 25 años. Coors, en un intento en los noventa de atraer a clientes masculinos, creo Zima Gold. Anunciaba que tenía sabor a bourbon. Tres meses duró en los estantes.

YouTube, haz tu magia

Trevor Wallace, un youtuber y cómico californiano con un millón de suscriptores, le dio un impulso el verano pasado sin querer. Subió un vídeo paródico en el que se mofaba de la bebida y las ventas aumentaron. Hala, 1.500 millones de dólares de facturación en 2019, según la propia compañía. La marca negó que fuera un anuncio. Wallace quiso un trozo del pastel y empezó a vender camisetas con un eslogan que él mismo había creado en el vídeo: Ain’t no laws when you’re drinking Claws (no hay normas cuando bebes Claws). White Claw le urgió a que cesara la comercialización. Meses después fichaba por Natural Light, uno de sus competidores. Hasta aquí llegó la guerra de las sodas con alcohol.

Trevor Wallace, 'youtuber' y cómico californiano, le dio un impulso el verano pasado a esta bebida sin querer. Subió un vídeo paródico en el que se mofaba de ella y las ventas aumentaron

El spiked seltzer, como también se conoce a este combinado, tuvo su momento patoso a finales del verano pasado. El eslogan que creó el youtuber dio para que los policías de algunas ciudades de EE UU se hicieran los graciosos. Los agentes de Portland, en Maine, publicaron un tuit en el que advertían que “las leyes tenían validez aunque un ciudadano estuviera bebiendo White Claw”. La policía de Norwood, en Cincinnati, se sumó con un post en Facebook en el que querían “aclarar la confusión entre los jóvenes, en particular entre las mujeres jóvenes”. Con lo bien que íbamos.

Esta bebida alcohólica con menos calorías que una cerveza no se trata de la última ocurrencia proveniente de California y se le augura más éxito que a sus predecesoras de los noventa. Hace un par de meses se instaló en Reino Unido. Corona acaba de lanzar su propio hard seltzer en cuatro sabores. Coors quiere redimirse con Vizzy, que está disponible desde el mes pasado. Y Budweiser, la marca que más cervezas tira en EE UU, ha creado Bud Light Seltzer. Carlos Brito, director general de la matriz de esta última, admitía en el Financial Times su aterrizaje un tanto forzoso: “Nos pasó lo mismo con la cerveza artesana hace diez años. Partimos desde atrás pero nos pusimos al día”.

Hay microcerveceras que reaccionan. Juegan con el origen de la levadura con la que se produce el alcohol y con el aditivo que le da el sabor a fruta. Una de Chicago, Solemn Oath, ha incorporado zumo de naranjas de Valencia en una de sus versiones. Con lo fácil que era todo.

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