Hay un cráneo prehistórico en mi botella: 6 cervezas inesperadas
Acuden a la literatura, la historia o el exotismo para incitar el más esencial de los instintos: pedir un tercio más
¿Qué tienen que ver un vikingo, un cráneo paleolítico, una fuente del siglo XVIII y un libro de Delibes? Hubo un tiempo en que las cervezas llevaban apellidos ilustres o simples denominaciones geográficas, pero la explosión del sector artesanal y la proliferación de pequeñas fábricas artesanas ha sido igualmente fructífera en el terreno del branding (la construcción de marca). Hemos seleccionado seis cervezas artesanas plenamente actuales que acuden a la literatura, la historia o el exotismo para incitar el más esencial de los instintos: pedir un tercio más.
Una calle de Madrid
¿Fotografía y cerveza? Para Alfredo Mahou y Solana, ambas estaban relacionadas. Cuando decidió abrir su primera fábrica de Hielo y Cervezas la ubicó en la calle Amaniel, donde además instaló un espacio dedicado a su otra pasión: la fotografía, en aquella época una tecnología en pleno desarrollo. Por allí solía pasar lo mejor de la sociedad madrileña, tanto para dejarse retratar como para beber cerveza en un ambiente intelectual y elegante que acabaría desembocando en la fundación de la Real Sociedad Fotográfica. Por eso, la Cerveza Lager de la Colección de Cervezas Especiales Casimiro Mahou se llama también Amaniel. Además, emplea la levadura original que se usaba en aquella fábrica.
Un senador al que no le gustaba la cerveza
Desde luego, al Senador Volstead no le preocupaba ser popular: en 1920 decretó el inicio de la Ley Seca, aquel oscuro periodo de la historia estadounidense en el que la prohibición de vender cualquier tipo de alcohol desencadenó un sinfín de ingenios picarescos para camuflarlo. La cerveza que lleva su nombre se produce mediante un filtrado especial que conserva parte de la levadura, y se vende con igual sigilo: mediante una página web que, en sí misma, es todo un experimento clandestino. ¿Le apetece comprar un osito de peluche?
Un viaje al Báltico
Cervezas Madriz es una empresa de cervecería artesanal cuyo emblema es la castiza silueta de un gato. ¿Por qué, entonces, este casco vikingo? Porque, lejos de acobardarse por la distancia geográfica, sus responsables han ideado una cerveza inspirada en las tradiciones bálticas. Suomi (Baltic Porter) es una variación de la Porter inglesa que incluye una maceración de vainas de vainilla en vodka polaco. El resultado es dulce y seco, nórdico pero muy fácil de beber en los tórridos veranos de la Meseta.
Un cráneo prehistórico
Los yacimientos arqueológicos de Atapuerca han dado lugar a libros, películas, exposiciones y congresos científicos, pero también a una cerveza genuinamente burgalesa cuyo nombre, Dolina, remite al centro neurálgico de las excavaciones. Incluso la etiqueta apela al arqueólogo que todos llevamos dentro: rasque la silueta dorada y, como en un "rasca y gana", encontrará una preciosa ilustración de un cráneo prehistórico. Luego puede disfrutar de su premio: una cerveza estilo Kölsch, suave y fácil de beber mientras se habla de paleoantropología. O de cualquier otra cosa.
Un personaje literario
Es la frase más célebre de Los Santos Inocentes (Miguel Delibes), a su vez la novela (y la película) que mejor retrata el campo castellano de la posguerra: "Milana bonita" es como llamaba el personaje de Azarías (en el cine, Paco Rabal) a su adorada ave de presa. Esta cerveza artesanal de Castilla-León es una pale ale elaborada con tres variedades de malta y cinco de lúpulo. El resultado es completamente natural, ligero y suave al paladar. Perfecto para maridar con recetas gastronómicas tradicionales, asados y salazones.
Un monumento muy solicitado
La escultura dieciochesca que ha vivido (y sufrido) las victorias madridistas de las últimas décadas es también un emblema de Madrid que da nombre e imagen a una cerveza artesana que emplea otro de los grandes mitos de la capital: su excelente agua corriente. Se produce en una microfábrica situada en Leganés que también es todo un centro cultural dedicado al mundo de la cerveza. Hemos escogido su variedad más clásica: rubia, ligera, refrescante y con acentos cítricos: exactamente igual que el verano madrileño (nótese la ironía).
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