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¿Dónde está África en la COP25?

Líderes del continente se comprometen a unir sus voces contra el cambio climático en una jornada dedicada a equidad y género, con las visitas de Harrison Ford o Alejandro Sanz

Un asistente a la COP25 trabaja en el suelo con su ordenador.
Un asistente a la COP25 trabaja en el suelo con su ordenador.Andrea Comas
Belén Hernández
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Una delegación de científicos y técnicos venidos desde Ghana se fotografiaba junto a las letras verdes COP25 que sirven de photocall improvisado para muchos visitantes, en el pabellón número cuatro de Ifema, donde estos días se está celebrando la Cumbre del Clima (COP25). Muchos de ellos acudían a tres mesas redondas dedicadas al continente africano, que celebraba este martes 10 el día de África, una jornada también dedicada a la Equidad y Género.

De manera simultánea, al otro lado del recinto, Alejandro Sanz pronunciaba un discurso que inauguraba la fase ministerial del encuentro climático, entre revuelo mediático y muchos curiosos. Por la tarde los flashes y las miradas volvían a centrarse en otro famoso: el actor Harrison Ford, que participaba en una charla junto al ex alcalde de Nueva York Michael Bloomberg, en un acto de la delegación estadounidense. A pocos metros de esa sede, en la de la oficina de Costa de Marfil, un reducido grupo de personas asistía a la presentación Una visión panafricana de la acción climática de la ONG Page Verte, que trabaja en educación medioambiental y ecológica en países como Chad, Congo, República Democrática del Congo, Costa de Marfil, Guinea y Benín. 

Una representación de Ghana se fotografía en las letras verdes de la COP25.
Una representación de Ghana se fotografía en las letras verdes de la COP25.B. H.

África es el continente que menos contribuye al calentamiento global, con el 4% de las emisiones mundiales, según la ONU, pero es el que más sufre las consecuencias del cambio climático con graves periodos de sequía que asolan regiones como el Sahel o devastadores ciclones, como Idai, que arrasó y dejó casi 1.000 muertos a su paso por Madagascar, Malaui, Zimbabue y Mozambique.

El continente africano es el que menos contribuye al calentamiento global, con menos del 4% de las emisiones mundiales, según la ONU

La última y más reciente imagen dramática de las consecuencias del cambio climático ha sido la reducción en el caudal de las cataratas Victoria a un hilo de agua. "África requiere que la conferencia de Madrid reconozca las necesidades y circunstancias especiales de los países africanos", ha asegurado este lunes Bárbara Creecy, ministra de medioambiente, agricultura y pesca de Sudáfrica y también presidenta de la conferencia de ministros africanos de medioambiente (AMCEN, en sus siglas en inglés).

A pesar de su invisibilidad, el discurso de la necesidad de poner a África en el centro de las negociaciones es continuo: el pasado sábado, el jefe del Grupo Africano de Negociadores, el egipcio Mohamed Nasr, pedía que se reconociera más claramente las especiales circunstancias del continente frente al cambio climático dentro del Acuerdo de París (2015). "Queremos que se permita a África ir hacia un modelo de desarrollo sostenible", aseguraba. De los 10 países del mundo más amenazados por la crisis climática, siete son africanos: Sierra Leona, Sudán del Sur, Nigeria, Chad, Etiopía, la República Centroafricana y Eritrea; todos ellos sacudidos por episodios recientes de sequía, hambre, desertificación o inundaciones, según datos del Banco de Desarrollo Africano (AfDB).

Este martes, en el día que África compartía protagonismo con las charlas de Equidad y Género, de nuevo los líderes del continente negro sellaban el compromiso de unir sus voces en una sola contra el cambio climático, en un acto conjunto con representantes de países como Namibia, Uganda, entre otros, junto a organizaciones como el Banco de Desarrollo Africano (AfDB), la Comisión por África de Naciones Unidas (Uneca, en sus siglas en inglés), entre otros.

Las sinergias entre los países africanos y los actores civiles

"Esta cumbre es un lugar excelente donde hacer conexiones profesionales que de otra manera no podríamos hacer", cuenta María Uma, representante de Child and Youth Finance Internacional en Uganda, y que estará en Madrid las dos semana que dura la cumbre. La especialista en recaudación de fondos asegura que ha asistido a múltiples eventos en los pabellones de Sudáfrica, Francia y Costa de Marfil sobre financiación e innovación en el continente africano. "La solución para que África avance pasa porque los gobiernos de cada país encuentren vías para financiar los recursos de los que se dispone y no depender de la ayuda exterior", opina Uma.

"Nos han venido a visitar personas de todo el mundo interesándose por nuestro proyecto", explica Sylvia Kawera, en el pabellón de Rwanda Green Fund, cercano al pequeño espacio que tiene Senegal en este encuentro del clima. Un grupo de jóvenes estudiantes de una organización de Chad llamada Espaces Verts Du Sahel presenta su trabajo sobre biodiversidad a un nutrido grupo de asistentes. 

A pocos metros de estos dos espacios, Vanessa Nakate, cumple con su compromiso de huelga climática en su día 54, en el pasillo entre el pabellón de China y la Unión Europea. "He hablado con otros activistas de Nigeria, Kenia... El problema es que la mayoría no han podido permitirse venir. No siento que África esté bien representada cuando los medios de comunicación no se interesan por las consecuencias que sufre el continente", contextualiza la activista que acompañó a Greta Thunberg en la rueda de prensa antes de la manifestación el pasado viernes. Pero no es la única joven del continente africano que se ha dejado ver en la Cumbre del Clima con sus reivindicaciones.

"Vosotros tenéis sueños, pero nosotros también los tenemos. Las negociaciones de los líderes mundiales se están realizando sin nuestro punto de vista", criticaba Nakabuye Hilda Flavia, una joven ugandesa de 22 años, que vio cómo su familia tuvo vender sus tierras y ganado a causa de la sequía, y que acompañó a Greta Thunberg en un acto con indígenas y otros jóvenes activistas. Volvía a aparecer por la mañana, junto a la activista sueca, en el plenario donde los 196 líderes del mundo se reúnen y volvió a alzar su voz, visiblemente emocionada, por su continente: "Prefiero suspender mis exámenes a defraudar a mi generación. Los activistas contra el cambio climático en África estamos dispuestos a seguir luchando, aunque nadie nos haga caso. Lleváis negociando más de 25 años, incluso antes de que yo naciera. ¿Os importa seguir sin actuar mientras hay gente que se muere por las sequías o las inundaciones? [...] Los problemas de África quizá no son tan importantes para ustedes como para nosotros, pero somos seres humanos y no merecemos sufrir una crisis climática que no hemos creado".

Un seguro para las cosechas amenazadas

El Programa Mundial de Alimentos (PMA) ha generado nuevas herramientas para ayudar a las poblaciones más vulnerables a las consecuencias del cambio climático. El 80% de la inseguridad alimentaria mundial se encuentra en países propensos a desastres naturales, en donde la tierra y los ecosistemas se degradan, según la organización internacional. "Hay que anticipar las decisiones a que haya problemas", explica Fabio Bedini, asesor de PMA en la implantación de soluciones de financiación de riesgos climático. Desde 2011 alrededor de 90.000 hogares en Etiopía, Senegal, Malawi, Zambia, Kenia y Zimbaue se han beneficiado de un seguro a sus cosechas a través de la llamada Iniciativa de Resiliencia Rural R4. "El ahorro que supone para las familias que tienen estos seguro, supone para ellas que puedan invertir más en caso de sequía y tener más margen, al recibir una compensación económica", explica Bedini. En caso de sequía, las familias también pueden recibir una compensación económica que les permite alimentar al ganado, si lo tienen, evitando así que se vean obligados a venderlo. Además, los participantes en el programa reciben formación en finanzas y diversificación de ingresos.

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Sobre la firma

Belén Hernández
Redactora de Estilo de Vida, ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS, donde escribe sobre cultura y tendencias, pero también sobre infancia, medio ambiente y pobreza en países en desarrollo. Antes trabajó en El Mundo y Granada Hoy. Es granadina, licenciada en Periodismo por la Universidad de Málaga y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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