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Maquilladas hasta para hacer deporte

Atletas de élite y deportistas populares hacen ejercicio con base, máscara de pestañas y eyeliner. ¿Qué pasa?

Era cuestión de tiempo que la dictadura del selfie, el postureo gimnástico o el mero placer de verse bien mientras una lo da todo, acabaran imponiendo sus colores en el ámbito deportivo. Al igual que muchos futbolistas pasan por la peluquería antes de un partido importante para quedar impolutos en las fotos (véase si no el trabajo del peluquero Laarbys con muchas de las cabelleras del Real Madrid), cada vez son más las mujeres que incorporan el make up a las competiciones. Incluso a los entrenamientos. La tendencia abre un debate más allá de lo estético. ¿Es saludable mezclar sudor, polvo y colorete? ¿Qué le ocurre a la piel cuando pasa mucho tiempo sometida al estrés deportivo y bajo una capa de fondo de maquillaje? Dermatólogos, cosmetólogos, oftalmólogos y usuarias exponen sus razones para hacer ejercicio con la cara lavada o más o menos maqueadas.

Sudor y pigmentos, un cóctel que no gusta a quienes cuidan nuestra piel

Visualicemos en primer plano un rostro en pleno esfuerzo. Se congestiona, suda, se llena de polvo si está entrenando en exteriores… Imaginemos que previamente se ha añadido un producto para homogeneizar el tono o camuflar manchas. O, tal vez, solo un poco de corrector sobre esos granitos que no queremos que se vean frente a todos esos espejos que invaden las paredes de los gimnasios. Para el dermatólogo José María Ricart, director médico de Instituto Médico Ricart y jefe del Servicio de Dermatología del Hospital Quironsalud, ambos en Valencia, esta coquetería puede pasar factura: "Las glándulas sudoríparas se activan al practicar ejercicio para contrarrestar el aumento de temperatura. El poro se dilata y el maquillaje puede obstruirlo. El resultado: granos e, incluso, dermatitis irritativas de contacto en las pieles más reactivas". Bien empezamos…

La reprimenda se extiende a aquellas mujeres que se maquillan para la oficina y no dedican un minuto a desmaquillarse antes de enfundarse la ropa deportiva. "Hay que ser muy exquisitas con la rutina. Lo mejor es retirarlo antes de ponernos a sudar y, a continuación, aplicar una crema o serum suave para garantizar la hidratación durante la clase. Esto no quita para que si se va a entrenar al aire libre, se aplique un fotoprotector sin aceites y textura seca para evitar churretones o ronchas blancas. Una vez acabado el ejercicio, conviene limpiar bien el rostro para retirar el magma de sudor, polvo y crema solar", señala la dermatóloga Adriana Juanes, del Hospital Ruber Internacional Paseo de la Habana.

"Ese efecto 'sin maquillaje' que tanto proclaman las famosas en sus redes es una verdad a medias", Marjorie Garcerant, médico estético

En esa línea se mueve también la facialista Cristina Galmiche: "Si lo que nos apura es el acné, los poros dilatados o las manchas, lo coherente es tratar la piel, no camuflarla. Eso solo empeora el problema porque vamos a agravar la obstrucción del folículo pilosebáceo", explica. La doctora Marjorie Garcerant, médico-estético y experta del grupo Merz Aesthetics de producción de neurotoxina y otras soluciones estéticas, se decanta también por ejercitarse con la cara lavada. Aunque no de cualquier manera. "Ese efecto 'sin maquillaje' que tanto proclaman las famosas en sus redes sociales en realidad es solo una verdad a medias: quizá no haya ni gota de base, pero hay muchos protocolos médico-estéticos detrás, como peelings suaves para unificar el tono de piel, o toxina botulínica para relajar las arrugas del entrecejo (que se marcan aún más al hacer deporte en exteriores sin gafas de sol)". En el mercado hay incluso cremas solares con color para el rostro "con efecto Photoshop", que mejoran ópticamente la tez, pero sin milagros.

¿Quién se atreve con las cámaras sin una ayudita (pudiendo)…?

En una entrevista con la edición estadounidense de la revista Elle, la surfera Stephanie Gilmore reconocía usar una BB cream [una categoría de cremas que difuminan imperfecciones a base de color y otros truquitos] con SPF alto, o una base ligera de fondo de maquillaje sobre la crema solar antes de subirse a la tabla. También utiliza lápiz de cejas, porque las suyas son tan claras que a pleno sol parece no tener. Y se tiñe las pestañas. Serena Williams no pisa la pista de tenis sin eyeliner y máscara de pestañas, lo mismo que Lidia Martín, campeona mundial de halterofilia. La industria cosmética toma nota de la tendencia: hacen falta productos de colorido de larga duración, resistentes al sudor y al agua (waterproof) y que no se emborronen (smudgeproof), aunque haya protector solar de por medio. Y, como exigen los dermatólogos, que dejen transpirar la piel. "El reto es embellecer a la mujer deportista con una piel sana, sin problemas específicos que haya que tratar aparte", explica Sandra Burgos, directora de formación de Clinique. El pasado año la marca francesa lanzaba CliniqueFit, una gama específicamente concebida para usarse durante el esfuerzo deportivo. ¿Qué la hace diferente? "Una base de maquillaje para atletas debe aportar una protección solar alta, buena cobertura, control de brillos y regular el exceso de grasa. Dos ingredientes básicos son la mica y el dióxido de titanio: iluminan la piel, suavizan la apariencia de las imperfecciones y consiguen un tono uniforme sin dar un aspecto pesado".

Atajado el problema del aspecto, los laboratorios deben dar solución a otro problema: la necesidad de mantenerse en su sitio durante la hora de clase. Sin importar cuánto se sude. "Para que el color permanezca inalterable incluimos polietileno. Este polímero forma una película resistente sobre la piel. A la vez, seca muy rápido, lo que asegura una adhesión duradera. Los pigmentos, además, incluyen sílice para preservar el color y controlar el exceso de producción de grasa durante varias horas. Todo en una fórmula no acnegénica. Esto significa que en los test realizados sus pigmentos no favorecen la obstrucción de los poros ni la aparición y proliferación de las bacterias que ocasionan el acné en la piel", explica Burgos.

"Me maquillo para las carreras por el madrugón: a esas horas es raro tener buena cara pasados los 40, y eso me hace sentir más segura", profesora y corredora

Por muy fantástica que seas, no te librarás de desmaquillarte después. Aunque este tipo de bases de larga duración logran crear el efecto de ligereza, en realidad construyen un entramado muy sólido sobre la epidermis que se mezcla con el sudor y la suciedad ambiental, dejando una capa polvorienta fácilmente apreciable al tacto al acabar de entrenar. De ahí lo imperativo de retirarlo al terminar. "Si lo ideal siempre es la doble limpieza [una teoría que invita a higienizar la piel aplicando un producto para retirar las partículas grasas y otro para las acuosas, por separado], después de hacer deporte, con más razón. Debemos retirar, por un lado, el maquillaje y los filtros solares, de base oleosa; por otro, el exceso de suciedad, de base acuosa. La rutina es simple: primero utilizaremos un desmaquillador adecuado al tipo de piel que disuelva los pigmentos del maquillaje y los filtros solares. A continuación, un limpiador que retire el sudor y la suciedad", añade.

Sombra aquí, sombra allá…

En el caso de los ojos no basta con que el producto sea seguro en su aplicación normal. Tiene que ser inocuo incluso si, por accidente, acaba dentro. Esto que en la vida real no es demasiado frecuente, al entrenar tiene más posibilidades de suceder, por ejemplo, al resbalar con el sudor o al secarnos la humedad del rostro arrastrando con el antebrazo. El oftalmólogo Rafael Bilbao Calabuig, director médico de Clínica Baviera, de Madrid, insiste en que "cuanto más se suda, mayor es el flujo de estas sustancias maquillantes hacia la superficie ocular. Esto puede ocasionar desde infecciones oftalmológicas a otras alteraciones de la piel de la zona". No da opción: su consejo es entrenar con la piel, incluida la de los párpados, "lo más limpia posible". Frente al empeño, concede: "Nada de sombra de ojos en polvo. La máscara de pestañas y el lápiz, siempre resistentes al agua, en pequeñas dosis y salvando la línea de las pestañas. El eyeliner mineral emigra con mayor facilidad y contamina mucho más la película lagrimal cuando se aplica por dentro. Esto tiene implicaciones negativas en cualquier ojo, pero especialmente en quienes usan lentes de contacto o padecen síndrome de ojo seco u ojos sensibles".

A las máscaras de pestañas resistentes al agua les precede la mala fama de deshidratar esos finos vellos hasta el punto de resquebrajarlos. José Luis García, maquillador de Givenchy para España, rompe una lanza a su favor. "El secreto es una composición a base de ceras y materiales que repelan la humedad (hidrófobos). A esto se le añaden polibutenos, unos polímeros fluidos que se adhieren a las fibras de forma instantánea para fijar los pigmentos, o polisacáridos hidratantes que las envuelven y favorecen la fijación del producto. Lo importante es que lleven ingredientes de tratamiento, como el extracto de artemisa salina, que revitaliza y redensifica, o el aceite de rosa negra y la queratina, fortalecedores". Y si aun así sentís que vuestras pestañas se están debilitando, "podéis aplicaros una base protectora antes o recurrir a un tratamiento fortalecedor de acción nocturna. Lo que sí es crucial es desmaquillar con un producto suave y con base de aceite", advierte.

Es el momento de hablar de soluciones permanentes

Para evitar engorros, una opción son los tintes para cejas y pestañas. Rebecca Molinello, fundadora del centro Beauty&Go La Moraleja, explica el proceso: "Se hace con productos sin amoníaco para no dañar ni el pelo ni la fina piel del ojo. Duran aproximadamente mes y medio, algo menos si estamos todo el día al sol o en el agua de la piscina o el mar. Como con las coloraciones capilares, antes de aplicarlas se realiza una prueba de alergia, pero, por lo general, son aptas para cualquiera". ¿Y las extensiones, esto es, las pestañas postizas que se pegan sobre el párpado? "Son compatibles con todas las actividades. Ahora bien, el sudor acorta su duración. Lo mismo sucede si se practican deportes acuáticos sin gafas de bucear o nos vamos al spa", opina.

Desde la irrupción de la modelo Cara Delevingne las cejas han cobrado un increíble protagonismo para la belleza facial de los primeros años del siglo XXI. Se peinan, se rellenan si no son lo suficientemente densas y se oscurecen si son demasiado claras. Aunque existen lápices de cejas con ceras resistentes al agua para deportistas asiduas, la estilista Yolanda Aberasturi, con centro en Bilbao, sugiere pasar a técnicas de larga duración. Una solución a la medida de quienes se ejercitan cual pescado, o se embarcan en pruebas de ultrarresistencia. O, simplemente, sudan a mares en cada sesión de HIIT. Habla del microblading: una técnica que consiste en hacer unos minicortes siguiendo un patrón de rayitas con una pluma de metal. Dura entre 6 y 12 meses y el resultado es muy natural. Y también de la micropigmentación, una técnica similar a la del tatuaje que introduce el color a nivel epidérmico con un dermógrafo y dura entre 1 y 2 años. Ambas técnicas son ligeramente invasivas, por lo que se desaconseja tomar el sol en los primeros 7-10 días.

La hora de la verdad: maquillarse, ¿fruslería o una cuestión de timidez?

Tras una sesión intensa lo más probable es que el rostro se vea enrojecido. En especial, la zona de las mejillas. Para muchas mujeres es lo más parecido al "efecto buena cara" que se busca con el maquillaje. Otras, en cambio, detestan esa congestión de la tez. Hay rostros que lo sufren mucho y puede resultar incómodo si se va al gimnasio a mediodía y a primera hora de la tarde a una reunión. Para esos casos existen polvos ligeros y correctores con color que neutralizan al instante y calman el enrojecimiento desmedido. La crema desarrollada por Clinique asegura reducir la inflamación de las pieles con esta tendencia, "gracias al extracto de corteza de magnolia grandiflora y de pomelo (con funciones calmantes), mantequilla de astrocaryum murumuru (hidratante) y extracto de poria cocos (un hongo con propiedades antioxidantes y de control de la producción sebácea)", recalca la directora de formación de la firma. Todos estos ingredientes también mitigan la sensación de acaloramiento "producida por la vasodilatación habitual al practicar ejercicio, más frecuente en pieles sensibles". Las perlas de polietileno y la mica también ponen su granito de arena para atenuar de forma óptica esa reacción.

Mientras los expertos discuten acerca de la conveniencia o no de aplicarse cosméticos de color para hacer deporte, las usuarias entonan sus propias razones para hacerlo. Acostumbradas a maquillarse a diario, a muchas mujeres les cuesta verse con la cara lavada. Al igual que eligen ropa deportiva favorecedora, no quieren renunciar a esos gestos cosméticos. Susana García, profesora de marketing en EAE Business School y autora de The Beauty Blog, es corredora popular, experta en belleza y conocida por acudir a las carreras hecha un pincel. Y dice: "Jamás me maquillo para entrenar, pero sí para las carreras, entre otras cosas, por el madrugón (lo normal es levantarse un domingo a las seis de la mañana) y porque a esas horas raro es tener buena cara pasados los 40. Me veo más guapa y eso me hace sentir más segura. Además, con una buena hidratante y un fondo de maquillaje de calidad me veo la piel más protegida". ¿Algo más? "No llevo colorete – el rubor lo llevas de serie a partir del kilómetro 2 –, pero sí me pongo máscara de pestañas y color en los labios. Empecé hidratándolos con bálsamo cuando salía a correr pero tengo el tabique nasal desviado y respiro por la boca, lo que hacía que se me secaran mucho. Un día empecé a maquillarlos con color y vi que el efecto protector era el mismo, pero con mejor cara. Hoy ya es una seña de identidad. Incluso a veces utilizo el hashtag #redlipsrunner".

Frente a las dudas de los dermatólogos, tira de su propia experiencia: "Uso los mismos productos de larga duración que me pongo cualquier otro día. Tengo la piel seca, fina y sensible, pero jamás he tenido un problema dermatológico por correr maquillada. Una prueba de 10 kilómetros dura una hora; en torno a dos si es un medio maratón. Si al terminar no tardas en desmaquillarte no debería haber problemas. Es un gesto higiénico similar a lavarse las manos después de hacer ejercicio, ¿no?".

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