_
_
_
_

Un místico tejido africano se pone de moda

Cinco jóvenes diseñadores senegaleses y una francesa recuperan un paño ancestral en sus creaciones y las han presentado este fin de semana en un desfile en Saint Louis

Una de las modelos durante un desfile en el Instituto Francés de Saint Louis, en Senegal.
Una de las modelos durante un desfile en el Instituto Francés de Saint Louis, en Senegal.Á. L.
José Naranjo

Sobre la alfombra del Instituto Francés de Saint Louis irrumpe una joven vestida con un abrigo marrón elaborado con paño mandiaco, un tejido típico de África occidental. El desfile de moda comienza y el medio centenar de asistentes aplaude cada uno de los trajes, blusas, pantalones y faldas que cinco jóvenes modelos muestran a los espectadores. Los diseñadores, entre bambalinas, observan nerviosos las reacciones y los gestos de aprobación de los asistentes. El proyecto Wecco (intercambio, en wolof) ha conseguido juntar a modistos de aquí y de allá para volver a demostrar la vitalidad de la creación africana, subir a la pasarela un tejido con mucha historia y al mismo tiempo reclamar espacio para una industria con futuro.

Más información
La ropa barata o cómo crear una cadena antipobreza
“De mujer a mujer, deberíamos preguntarnos quién cose nuestra ropa y cómo”
Nace el directorio de más de 100 marcas de moda sostenible

En esta ocasión, su trabajo gira en torno al paño mandiaco, un fino tejido que tiene una dimensión mística en África occidental y que estos jóvenes diseñadores quieren usar como materia prima a partir de la cual poner en marcha toda su inventiva. Mohamed Thiam procede de Louga y es un poco el free style del grupo. “El mandiaco se usa en eventos especiales, como matrimonios o bautizos, no es una tela cualquiera. Forma parte de nuestras raíces culturales y dicen que da buena suerte, pero al mismo tiempo queremos abrirnos a las tendencias que existen en el mundo. Ambas cosas no son incompatibles”, explica.

Thiam, que produce bajo el sello Thiamed Creations, es capaz tanto de ceñirse a los patrones establecidos como de dejar fluir su creatividad y trabajar a pelo, directamente con la tela sin seguir un plan preexistente. “A veces me viene la inspiración y no puedo parar, puedo estar toda la noche trabajando”, añade. A su juicio, el intercambio con otros diseñadores le va a permitir adoptar hábitos de trabajo más formales, sobre todo en la gestión de su negocio. “Avanzamos hacia la profesionalidad”, dice. Todos se han formado de manera autodidacta.

Lamine Wade es el gran anfitrión, quien cede su taller para este encuentro. Natural de Saint Louis, es uno de los creadores de Ndart, asociación que pone en valor el trabajo artesanal de la ciudad y que acoge tanto a modistos como a carpinteros, joyeros o cesteros. El primer encuentro se celebró en 2015 y la diseñadora francesa Marième Lo formó parte de aquello. “La idea es descubrir la cultura de la moda”, explica. De ahí nace Wecco (intercambio, en wolof), que cuenta con el apoyo de la asociación Cultur’all de Lille y la financiación del Ayuntamiento de esta ciudad francesa.

El primer desfile giró en torno al famoso encaje de Calais. Los modistos de Saint Louis Lamine Wade y Tandem se trasladaron a Lille y presentaron allí sus creaciones. “Para mí este proyecto es como crear un puente entre África y Europa”, asegura este último, satisfecho de que en esta ocasión se haya escogido el mandiaco. “Es un tejido muy fino, de mucha mejor calidad que otros como el wax, nada que ver”, añade. Para conseguir el mejor producto, el propio Wade, Marième Lo y Lucas Takerkart, miembro de la asociación Cultur’all, se desplazaron a Diourbel donde existen asociaciones de tejedoras. “Estuvimos dos días seleccionando el tejido y nos trajimos 17 piezas de entre 12 y 14 metros de largo y 25 centímetros de ancho”, asegura Wade.

Dalia Ba, costurera saintlouisienne, se ha sumado a la iniciativa con toda la ilusión de quien sueña con dar a luz sus propias creaciones algún día. Por ahora, aprende en el taller de Lamine Wade. “Aquí descubrimos diferentes cortes, modelos, maneras de trabajar. El paño mandiaco es muy difícil y diferente, pero el resultado es espectacular”. Mame Fallo, costurera de Louga, asiente con la cabeza. “Yo tengo un taller y trabajo mucho para hombres que quieren que yo les haga sus trajes, pero este tejido siempre me cuesta, se deshilacha con facilidad. Así que estoy encantada de poder aprender aquí”, explica.

“El mandiaco se usa en eventos especiales, como matrimonios o bautizos, no es una tela cualquiera. Forma parte de nuestras raíces culturales y dicen que da buena suerte", dice un diseñador

Puedes seguir a PLANETA FUTURO en Twitter y Facebook e Instagram, y suscribirte aquí a nuestra newsletter.

Sobre la firma

José Naranjo
Colaborador de EL PAÍS en África occidental, reside en Senegal desde 2011. Ha cubierto la guerra de Malí, las epidemias de ébola en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Congo, el terrorismo en el Sahel y las rutas migratorias africanas. Sus últimos libros son 'Los Invisibles de Kolda' (Península, 2009) y 'El río que desafía al desierto' (Azulia, 2019).

Más información

Archivado En

_
_