Alphadi, el genio africano de la aguja
El diseñador, que aprendió con Lacroix y Saint Laurent, busca que la moda ayude al continente
Una línea amarilla que cruza de la frente a la barbilla adorna los finos rostros de los hombres de la tribu Bororo de África, maquillados para seducir a las mujeres de su comunidad. Tremendos turbantes añiles lucen los tuaregs para protegerse del calor en el Sahel, decenas de abalorios portan los esbeltos Masai para decorar sus cuerpos. Marroquinería, joyas, velos, chilabas, túnicas, capas… prendas con tejidos de los colores más potentes dan al continente del sol un brillo único que el diseñador de moda Alphadi (Tombuctú, 1957) reinterpreta en sus creaciones desde hace 30 años. “África tiene muchísima belleza que compartir con el resto del mundo. Hay que ponerla en valor”, considera el conocido como El mago del desierto, que estos días ha sido nombrado Artista por la Paz de la Unesco, un título que luce con orgullo.
En su oficina de Níger prueba sobre un maniquí un corsé granate y dorado para su nueva colección mientras ultima por teléfono los detalles de la organización del Festival Internacional de Moda Africana, que fundó hace 18 años y cuya décima edición estaba prevista esta semana en Niamey. Ayer la organización anunciaba su cancelación por los “acontecimientos que están sacudiendo el mundo y en particular el oeste de África”, y por no poder garantizar la seguridad durante el evento. En este evento se reúnen los creadores del continente en un evento concebido para promover la industria en el ámbito internacional y reivindicar la paz y la unidad como eje de trabajo. El lema en francés es Education et industrie por une Afrique de Me-tissage et de paix, en el que se hace un juego de palabras entre mestizaje y tissaje, que significa tejido. “Sin educación no hay industria ni evolución. Solo un país educado puede comprender la cultura”, apunta Alphadi, que prevé inaugurar en Niamey una importante escuela superior de moda y artes, un proyecto que se levantará en la capital de Níger con financiación del Gobierno y que comenzará a funcionar con cooperación internacional.
“Es una iniciativa fantástica para dar salida a nuestro talento desde dentro. Para que se genere industria aquí. Si la gente entiende lo que queremos hacer se invertirá en nosotros”, augura el diseñador, que aprendió de los maestros Yves Saint Laurent o Christian Lacroix y tiene boutiques en Nueva York y París y líneas de perfumes. “África es todavía un continente joven, en creación, en cada familia hay una forma de trabajar las cosas, y además tenemos todas las materias primas. Solo nos hace falta crear industria y así habrá empleo”, añade con clarividencia, aunque reconoce que la gran dificultad para conseguir su reto es la financiación.
Uno de los aspectos más importantes de la moda es que puede hacer cambiar la mentalidad de las personas y abrirse a la democracia y la libertad” Alphadi
Asume el desafío en un país que está situado el último del mundo en índice de desarrollo humano, rodeado por el grupo terrorista Boko Haram, los conflictos en Libia y Malí, y el tránsito de migrantes. Él ha sido amenazado en tres ocasiones por grupos extremistas por su filosofía y su trabajo, en el que las mujeres muestran los hombros, el cabello, el ombligo... “Quiero modernizar mi religión. Si muero mañana habré dado la oportunidad de enseñar mi trabajo, de crearlo desde aquí, hay que mostrarles que ellos pueden hacerlo. No tengo miedo para nada. Los musulmanes no deben matar ni pueden forzar a nadie a volverse de su religión, debemos respetarnos”, dice tranquilo Alphadi, que en 2001 recibió también el título de Caballero de la Orden del Mérito de Francia.
Ha sido amenazado en tres ocasiones por grupos extremistas por su filosofía y su trabajo
“Uno de los aspectos más importantes de la moda es que puede hacer cambiar la mentalidad de las personas y abrirse a la democracia y la libertad”, apunta mientras una alarma en el móvil que simula la llamada al rezo del almuédano. Lo pospone y prosigue ilusionado con su discurso. “La moda es el camino para salvar a África. Para mí es más importante que el uranio que tenemos en el país”, asegura con el convencimiento de que podría generar un tipo de riqueza que se distribuiría entre miles de personas.
Es su aval para justificar el desfase que puede entenderse entre la posible frivolidad del mundo de la moda en un país que ni siquiera abastece de alimentos a su población. “Precisamente por eso. La belleza puede darles dinero para comer. Es la manera de ayudarles. Mi profeta amaba la belleza”, asiente este padre de seis hijos. Lo próximo es la Fundación Alphadi, enfocada para ayudar a mujeres y menores. “Hay que ofrecer oportunidades, que se pueda desarrollar la creatividad. Dar salidas”, apunta. Como otros adinerados de la zona, podría haber optado por abandonar su país, pero mantiene su interés en África. “Amo Níger y mi continente y quiero que mejore y progrese. Quiero un mundo mejor”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.