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Un último esfuerzo para erradicar la polio

Expertos advierten de que tirar la toalla ahora podría provocar hasta 200.000 nuevos casos anuales

Silvia Ayuso
Un trabajador sanitario administra la vacuna de la polio a una niña en Karachi (Pakistán).
Un trabajador sanitario administra la vacuna de la polio a una niña en Karachi (Pakistán).RIZWAN TABASSUM / AFP

No, otra vez no se ha logrado el objetivo marcado. 2018 tampoco será el año en que el mundo celebre la erradicación de la polio, como se habían fijado las organizaciones y farmacéuticas internacionales que conforman la Iniciativa Global de Erradicación de la Poliomielitis (GPEI, por sus siglas en inglés), tras incumplir plazos previos. Pero se está “muy, muy cerca” de lograrlo y hay que hacer un “último esfuerzo” final. Porque detenerse cuando se está tan cerca de la meta constituiría un potencial desastre que podría revertir en pocos años décadas de esfuerzos, advierten los expertos.

“Hemos llegado a un punto en el que no podemos parar, porque si lo hiciéramos podríamos muy rápidamente, en apenas diez años, volver a tener más de 100.000 o 200.000 casos de polio al año”, alertó Michel Zaffran, director del Programa de Erradicación de Polio de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en un encuentro con periodistas con motivo del Día Mundial de la Lucha contra la Poliomielitis que se celebra este miércoles.

En lo que va de 2018, los casos de polio confirmados en todo el mundo se limitan a 20 en solo dos países del mundo, Afganistán y Pakistán (donde otros dos casos están pendientes de investigación). Junto con Nigeria, son los tres países que la OMS califica como “endémicos”, pero en la nación africana hace ya dos años que no se detectan nuevos casos y se está muy cerca de considerar su certificación, quizás en “un par de años” más, según Roland Sutter, coordinador del departamento de investigación y contención de la polio de la OMS. Si se va tan despacio, es porque toda cautela es poca cuando se trata de combatir una enfermedad tan difícil y silenciosa como la polio, subrayaron todos los expertos en el encuentro, presencial y virtual, que organizó desde París la farmacéutica Sanofi Pasteur, el principal fabricante de las dos vacunas de referencia contra la enfermedad: la oral y la inyectable con virus inactivado.

En lo que va de 2018, los casos de polio confirmados en todo el mundo se limitan a 20 en solo dos países del mundo, Afganistán y Pakistán

Son, en cualquier caso, cifras muy alejadas de las de hace 30 años, cuando el mundo se propuso erradicar la polio y se lanzó la GPEI, una alianza mundial integrada por gobiernos nacionales, la OMS, la Asociación Rotaria Internacional, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC) y UNICEF.

En 1988, los casos superaban los 350.000 en 125 países. Hace 20 años, la polio paralizaba cada día a mil niños, mientras que en 2010 la cifra total de niños paralizados fue de 1.349, recuerda la OMS.

Desafíos persistentes y un virus “que se esconde”

Estudiar la lucha contra la polio requiere hoy en día casi de un ejercicio de geopolítica. Porque a los desafíos médicos y logísticos que exige un combate como este, se unen los problemas políticos que siguen siendo el principal impedimento para erradicar esta enfermedad, después de haber superado ampliamente —aunque con muchas dificultades— los prejuicios religiosos o tabúes, algo que se ha logrado trabajando estrechamente con líderes religiosos y políticos locales. Si hay zonas en Nigeria a las que los miles de voluntarios que constituyen la primera línea del frente de vacunación —y a menudo, las principales víctimas de los conflictos— no han llegado aún es, sobre todo, por la presencia del grupo terrorista Boko Haram. Los persistentes conflictos en Afganistán, amenazado tanto por los talibanes como por el Estado Islámico, y el flujo constante de migraciones con el también problemático vecino Pakistán, con el que forma un “bloque epidemiológico”, dificultan la erradicación de la polio, que ya solo persiste en unas zonas muy localizadas en estos países.

“Si no hemos logrado erradicar (la polio) es porque se esconde en las zonas más inaccesibles del mundo y es peligroso vacunar ahí”, resumió Zaffran la situación. Y porque no es tan fácil, admitió, acabar con una enfermedad tan extendida hace solo menos de una generación. “Lo que hacemos es algo que no se ha hecho antes, jamás hemos logrado erradicar una enfermedad tan prevalente en el mundo”, subrayó. Sí, está el precedente de la viruela, cuya erradicación fue declarada en 1980. “Pero esa era una enfermedad visible, se podía ver quién estaba infectado y así determinar dónde estaba el virus y proceder a la vacunación para impedir que se propagara”, explicó el experto de la OMS. La polio por el contrario “se propaga de manera silenciosa y el virus se oculta”, de ahí que sea tan importante, insistieron los expertos, lograr vacunar “a cada niño en cada bolsa poblacional” que haya, por muy remota o peligrosa que sea la zona.

Una tarea fatigante, peligrosa y muchas veces frustrante, sí, pero fundamental, subrayan los expertos. Y, también, con claras ventajas económicas: según la profesora de Harvard Kimberly Thompson, que lidera la iniciativa Kid Risk, centrada en evaluar los beneficios de políticas de salud, lo que el mundo se ahorraría si se logra erradicar la polio oscila entre “40.000 y 50.000 millones de dólares”. Una cifra sacada, explicó, de “salvar a ocho millones de niños de esta enfermedad” y, por tanto, no solo eludir los costos de su tratamiento, sino también añadir los beneficios de su productividad como seres humanos no afectados por las terribles discapacidades que pueden llegar a provocar la polio.

Solo se necesita, insistió Zaffran, un empujón final. “Podemos acabar este trabajo, podemos erradicar la polio y disfrutar un mundo libre” de este virus para que “nadie, nunca más, tenga miedo de contraer esta terrible enfermedad”. Un legado, afirmó, que merece saltarse una vez más, por un año o dos más, cualquier plazo establecido.

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Sobre la firma

Silvia Ayuso
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.

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