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ESCALERA INTERIOR
Columna
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La mejor noticia del verano

Almudena Grandes

Técnica medioambiental, Carmen se encontró encima de la mesa con un proyecto de recalificación de terrenos. Ya sabía que era ilegal

DESPUÉS DE VOLVER a encontrarme con mis amigos en la maravillosa playa que compartimos, y comprobar que los niños han crecido, y elogiar la repentina madurez de los adolescentes que nos daban disgustos no hace tanto, y recuperar la alegría del palo cortado en noches perfumadas de jazmín, se me ocurrió preguntar por Carmen. No ha llegado todavía, me contaron, está trabajando. ¿Trabajando?, pregunté, y coseché una sonrisa como respuesta. Ha ganado, escuché a continuación, lo ha ganado todo. Fue uno de esos momentos en los que, a pesar de todo, más allá de tantas esperanzas frustradas, de tantas derrotas ciertas, sentí que aún es posible recuperar la fe en el sistema, en este país y hasta en el género humano.

Carmen es una heroína, una persona admirable que nunca ha aparecido en los titulares de los periódicos, que nunca ha salido en la televisión. Técnica medioambiental, trabajadora capacitada y brillante, muy bien valorada por sus compañeros en el Ayuntamiento del pueblo andaluz donde vive y trabaja desde hace muchos años, un buen día se encontró encima de la mesa con un proyecto de recalificación de terrenos sobre el que su jefe le pedía un informe favorable. La petición le extrañó, porque era un proyecto que ya se había estudiado y rechazado, pero de todas formas hizo su trabajo. Estudió la documentación, averiguó si se habían producido cambios en la normativa desde entonces, llegó a una conclusión y se fue a ver a su jefe. Mira, yo no te puedo hacer un informe favorable de esto porque incumple esa norma, aquella otra y la de más allá. Aquí no se puede hacer una gasolinera, sería ilegal.

Carmen es una heroína porque el día que se levantó de la mesa para llevarle la contraria a su jefe no tenía otra fuente de ingresos que su sueldo. Separada de un marido que nunca le ha pasado un céntimo, con una hija en una universidad lejana y otro a punto de entrar en una más cercana, a la que tendría que ir y de la que tendría que volver todos los días, podría haber pensado en sí misma, pero no lo hizo. Su jefe le dijo que lo que tenían entre manos era muy importante, muy bueno para el pueblo, que crearía puestos de trabajo, que dinamizaría económicamente la zona, y ella hizo una lista de posibles ubicaciones legales a las que podría trasladarse el proyecto con todos sus beneficios intactos. Su jefe le dijo que no, que eso no podía ser, que lo que él necesitaba era un informe favorable para la ubicación original, y le preguntó que si lo había entendido. Carmen le respondió que sí, que lo había entendido, pero que su informe iba a ser negativo, porque esa gasolinera era ilegal. Así, de un día para otro, a pesar de su antigüedad, de su capacidad, de su valía profesional, de su prestigio, Carmen se quedó en la calle. El Ayuntamiento la despidió alegando que no estaba capacitada para el puesto que había desempeñado durante tantos años, y contrató a otro técnico medioambiental que firmó lo que le dijeron y se quedó tan fresco.

Otra se habría arrepentido, habría suplicado la readmisión, se habría venido abajo, Carmen no. Llevó toda la documentación a la sede de la central sindical a la que está afiliada desde jovencita y se dispuso a dar la batalla. Vamos a ir hasta el final, anunció, y se apuntó al paro. Cuando se le acabó, hizo un poco de todo y dio clases particulares a porrillo, de lo que hiciera falta. Su hija mayor tuvo tiempo de acabar la carrera, de encontrar un trabajo y de mandar a casa parte de su sueldo, antes de que los tribunales resolvieran. Lo hicieron en la primavera de 2018, y declararon que el despido de Carmen no había sido improcedente, sino nulo.

La sentencia ha obligado al Ayuntamiento a pagarle de golpe todos los sueldos que debería haber cobrado desde que la despidieron. De esa cantidad, ha tenido que devolver el dinero que obtuvo del paro y ha saldado unos cuantos préstamos que tenía pendientes, pero le ha quedado un buen pico. Cuando por fin la vi, me dijo que lo mejor no había sido eso, ni siquiera volver a su trabajo, sino que el tribunal hubiera declarado ilegal de facto la dichosa gasolinera.

Este verano ha traído algunas noticias malas y muchas buenas, pero la mejor, sin duda, ha sido esta. 

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Sobre la firma

Almudena Grandes
Madrid 1960-2021. Escritora y columnista, publicó su primera novela en 1989. Desde entonces, mantuvo el contacto con los lectores a través de los libros y sus columnas de opinión. En 2018 recibió el Premio Nacional de Narrativa.

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