El ‘afrobeats’, de las calles de Nigeria a las listas de éxito mundiales
El artista nigeriano Wizkid reunió a más de 20.000 jóvenes en el primer festival celebrado en Londres de esta mezcla explosiva de ritmos africanos y música moderna
No se parecen. No pertenecen al mismo género. Ni siquiera se conocen. Pero ya los comparan. Wizkid, el rey del afrobeats, un estilo musical que mezcla ritmos tradicionales africanos con hip-hop, trap, dancehall e incluso house, quiere cantar con Maluma, el artista latino del momento.
"Es un 'G' (en inglés, es un gánster, un genio)", decía del colombiano en su camerino tras finalizar un concierto ante 20.000 personas en el estadio O2 Arena de Londres el pasado 26 de mayo. Coronó el Afrorepublik, el primer festival dedicado exclusivamente a este estilo, que es para los africanos como el regguetón para los latinos, un estilo que une a jóvenes de todo el continente. Su actuación fue la última de aquella noche, tras la de Tiwa Savage, Maleek Berry, Mr. Eazi, Not3s, Tekno y Yxng Bane.
Entre la multitud, venida de todo Reino Unido y con orígenes desde africanos a latinos y caribeños, había una suerte de sentimiento de pertenencia a un todo. Llevaban sus mejores galas para ver a sus ídolos: coloridas camisas de tela wax, cadenas de oro, zapatillas Air Max y había algunas chicas que se atrevían con sandalias de aguja. "Más que un género, es una cultura y el entendimiento de esa cultura" analiza el cantante Yxng Bane, un joven nacido en el este de Londres de madre congoleña y padre angoleño que se colocó en primera línea del género cuando versionó la canción Shape of You de Ed Sheeran y alcanzó más de 16 millones de reproducciones en YouTube.
"Para mí el afrobeats soy yo. Es quien soy, un chico africano que hace música", explica. Él representa a la nueva generación, son jóvenes artistas británicos que hacen grime, afrotrap y afroswing, pero que reconocen y admiran a los que vinieron antes que ellos. “No creo que hayamos cambiado el juego porque el afrobeat lleva un tiempo por aquí”, dice el artista de 22 años en referencia al artista nigeriano Fela Kuti, que se alzó como el padre del afrobeat, sin "s" final, en los años setenta. "Pero le hemos añadido un estilo propio", dice sentado en el sofá de cuero envejecido de su camerino.
Esa "s" final se incluyó para diferenciar la nueva era de este estilo, cuando artistas como Wizkid lo mezclaron con beats modernos. “Es difícil elegir, pero la canción que marcó nuestro género fue Ojuelegba”, dice Dj Juls, un productor musical británico-ganiano. Esta canción, que se llama como el barrio donde creció Wizkid y donde sonaba Fela Kuti en los ochenta, se ha convertido en una especie de himno para la nueva generación de afrobeats, con "s" final.
Dj Juls está detrás de éxitos como Bankulize de Mr. Eazi, artista nigeriano que acumula 92 millones de reproducciones en YouTube y que interpretó su éxito Akwaaba en el escenario del O2 Arena. Es la misma canción que baila la nigeriana Patience James en el videoclip. La bailarina y coreógrafa de 28 años lleva nueve bailando profesionalmente, pero su teléfono comenzó a sonar en 2013 cuando publicó un vídeo en YouTube danzando en un tema del cantante de Costa de Marfil Serge Beynaud, superó las 100.000 reproducciones. “Fela Anikulapo Kuti es el afrobeat para mí. Me inspiro en sus bailarines, en cómo se presentaban al mundo, en sus movimientos”, explica la bailarina desde el backstage.
“Entonces no llegaba a tanta gente porque las redes sociales no son lo que son hoy”, analiza. Y la asociación del éxito de este género a las redes sociales es indiscutible. Los móviles alumbran el estadio casi tanto como los fuegos artificiales del espectáculo. “Yo soy un influencer del afrobeats”, espeta Adesope Olajade, que acumula 47.000 seguidores en Instagram. Ese día grabó con su móvil cada instante del espectáculo. “Mi trabajo es difundir nuestro vibe (rollo, en español) único”, dice bajo las escaleras del escenario. Y ese vibe al que se refiere trasciende a la música, a las luces y los cientos de papelitos de colores que caen del cielo. Es casi una forma de estar que desprenden los artistas, pero también sus fans y sus managers.
“Ahora hay muchísima demanda de bailarinas de piel oscura”, dice James. Y añade: “Antes no éramos populares y ahora lo somos, por Instagram o por lo que sea, y está bien mientras podamos transmitir nuestro mensaje”. ¿Y cuál es ese mensaje? “El poder femenino”, dice. Siente que, al igual que pasaba en tiempos de Fela Kuti, son las mujeres las que lideran este movimiento. Señala que existe machismo en la industria del afrobeats y le indigna que la cantante nigeriana Tiwa Savage esté segunda en el cartel pero cree que la situación está mejorando. “Nos necesitan. Es cuestión de tiempo que nos traten con el mismo respeto que a los hombres”, sentencia.
“Si eres africano y estás orgulloso, ¡haz ruido!”, grita el humorista y presentador Eddie Kadi a la multitud en el mismo estadio que llenó ocho años antes. Aquel día de 2010 vendió 13.000 entradas para su stand-up y se convirtió en el primer africano en llenar el O2 Arena. “Para cuando el público llega al estadio ya está convencido. Ya conoce los bailes, la música, las frases. Y esa relación entre los artistas y sus fans solo se ha conseguido a través de las redes sociales”, explica. Y más que a la música, los artistas, bailarines y productores allí presentes apelaban a una idea de comunidad. "Tu identidad la define la lengua que hablas la comida que comes y la música que escuchas", dice Kadi.
Ese sentimiento es el mismo que motivó a los tres hermanos Ndukuba a asistir al festival. Mercymary, de 18 años, Sinclair, de 20, y Rowland, de 23, no ocultan su ilusión por ver en directo a Starboy, el otro nombre por el que se hace llamar Wizkid. “Cuando bailo no pienso, solo siento el ritmo en mi alma, es mágico” cuenta el mayor de los tres mientras muestra algunos de sus mejores pasos al ritmo de Manya, que suena a todo volumen en los altavoces de su móvil. Ellos ejemplifican el perfil mayoritario del público allí presente, hijos de migrantes africanos que se sienten identificados con toda la cultura que rodea este estilo. “Es quienes somos, nos representa”, dice Mercymary en el metro de camino al espectáculo. “Nuestros padres, que son nigerianos, emigraron a Italia hace 20 años. Ahora yo estoy en Londres estudiando para llegar a la cima, como lo hizo Wizkid”, cuenta Sinclair.
La primera colaboración del nigeriano con el rapero Drake, en el remix de One dance, los colocó en el número 1 del chart de Reino Unido, donde se mantuvieron durante 15 semanas seguidas. Y las colaboraciones de artistas norteamericanos con nigerianos no han terminado ahí. Come closer, de Wizkid con Drake ha alcanzado los 60 millones de reproducciones en YouTube. Y hace un mes salió la canción Get It Now, de Tiwa Savage con el estadounidense Omarion. Conocidos son los guiños, más o menos acertados, de Beyoncé a la ropa (All Night); la danza (Run the World Girls); los referentes africanos, como la película senegalesa Touki Bouki,en la que se inspiró para el cartel de su próxima gira; los músicos, con colaboraciones como la del guineano Ismael Kouyate en Grown Woman; o incluso la literatura, de la mano de la escritora nigeriana Chimamanda Ngozie Adichie (en el álbum Beyoncé).
“Siento que esto es más profundo que la música”, afirma Skepta, rapero británico enfocado al grime, un estilo que nació en Londres que mezcla rap, electrónica y dancehall. Y transmite el mensaje que repiten todos como un mantra, que esto no es una moda pasajera y el afrobeats ha llegado para quedarse. La radio BBC le dedica un programa en su parrilla; Spotify, un espacio e iTunes anuncia su lista Afrobeats Hits como un estilo emergente que llena las pistas de baile de todo el mundo. “África lleva esperando esto mucho tiempo”, dice Skepta, sentado en el camerino de Wizkid, con decenas de músicos y amigos que, entre copas y mucho humo, celebran el éxito del artista. “Es como el reggae de Bob Marley, que hacía su música sin complejos y no esperaba a nadie. Lo mismo ha pasado con el afrobeats”, analiza el presentador del show, Eddie Kadi. Y concluye: “Wizkid viene de Lagos, no nació rico. La música le ha dado esa riqueza, que no tiene que ver con el dinero, sino con ser el líder de una comunidad”.
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