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La Fundación Cotec denuncia que la recuperación ha olvidado a la innovación

El informe de la entidad muestra que la I+D lleva seis años perdiendo peso en la economía española

El rey Felipe VI y el rey Juan Carlos posan para la foto de familia con los participantes en la presentación del Informe Cotec 2018
El rey Felipe VI y el rey Juan Carlos posan para la foto de familia con los participantes en la presentación del Informe Cotec 2018Chema Moya (EFE)

“La innovación no brilla, ni vibra, ministro, tanto como nos gustaría. De momento”. Jorge Barrero, director general de la Fundación Cotec para la innovación ha arrancado la presentación de su informe anual sobre la I+D con una pulla al nuevo ministro de Economía y responsable de I+D, Román Escolano. La ironía hacía referencia a unas declaraciones del ministro durante una entrevista publicada por este periódico: “Llevamos oyendo que la ciencia se muere en España hace muchos años. Y la ciencia en España está vibrante”. El informe presentado hoy en presencia del rey Felipe VI ofrecía una imagen menos luminosa.

El incremento de la inversión en I+D se mantiene —por sexto año consecutivo— por debajo del crecimiento del PIB

Cristina Garmendia, presidenta de la fundación, ha resumido durante su intervención el problema: “Un año más, por desgracia, los datos que recoge este Informe Cotec muestran que la I+D no está acompañando al crecimiento económico de nuestro país. Aunque algunos indicadores mejoran ligeramente, el incremento de la inversión se mantiene —por sexto año consecutivo— por debajo del crecimiento del PIB, lo que nos aleja otra vez de los países de nuestro entorno y del conjunto de la UE”. La caída de la inversión en I+D respecto al PIB hace que España siga muy lejos del objetivo para 2020 del 2% de su producto interior dedicado a investigación y desarrollo. En 2016, se redujo al 1,19%, tres centésimas menos que en 2015 y lejos del 1,40% alcanzado en 2010.

En 2016, el año que alcanza el informe, muestra el primer aumento reseñable desde 2008 en el número de empresas que hacen I+D y, según la institución, son las empresas las que compensan una inversión pública en retroceso. Sin embargo, la caída de los últimos años deja también en este ámbito a España en una ruta diferente del aumento sostenido de la inversión empresarial en los países de la UE.

En la presentación del documento, se insiste también en que los recortes de los últimos años se han agravado por un descenso en la ejecución de los presupuestos, lo que se ha reflejado en una caída de la inversión pública en I+D del 60% entre 2009 y 2016, de los 8.476 millones a los 3.182.

La inversión pública en I+D ha caído un 60% entre 2009 y 2016, de los 8.476 millones a los 3.182

Entre los datos positivos, el informe muestra un incremento en el número de personas que realizan actividades de I+D. En 2016 eran 205.873 personas, de ellas, 126.633 investigadores. Esto supuso crecimientos del 2,5% y 3,4%, respectivamente respecto al año anterior, con cinco mil personas más dedicadas a esta actividad. El aumento de personal hace que el sector empresarial ya haya superado en un 1,2% el número de trabajadores en I+D que había en 2008. El sector público, sin embargo, sigue un 6,2% por debajo de la cifra alcanzada ese año.

Cuando se compara a España con su entorno queda patente la diferencia de prioridades. Su inversión en I+D está un 9,1% por debajo de la de 2009. La media de la UE, sin embargo, está un 27% por encima y todos los países la han recuperado y superado, salvo España, Finlandia y Portugal.

La situación de las empresas españolas también es peculiar, con una inversión en 2016 un 11,1% por debajo de la de 2008 pese a que el PIB ha crecido un 0,2% en ese periodo. En Europa, el gasto empresarial creció un 29,9%, por encima del PIB, que lo hizo un 14%. “El hecho de que la respuesta de las empresas españolas ante la crisis sea reducir su gasto en innovación en vez de aumentarlo, refleja la escasa percepción entre el tejido productivo español de las posibilidades de la innovación como herramienta de competitividad”, se comenta en el informe.

Sobre la producción científica, en 2017, España conserva la posición undécima en el mundo tras ser superada por Australia en 2013. “Aunque ha perdido dos posiciones desde 2006, ha sostenido su presencia relativa durante el periodo”, se señala en el documento de Cotec.

El número de trabajadores en I+D que había en 2008 ha crecido un 1,2%. El sector público, sin embargo, sigue un 6,2% por debajo de la cifra alcanzada ese año

En el número de patentes solicitadas, España siguió ocupando en 2016 el puesto 17º en la lista mundial con un leve aumento de su cuota en relación con el año 2012. Sin embargo, los autores del informe aprecian que comparado con otros indicadores socioeconómicos, incluso por su capacidad científica, parece ocupar un lugar bastante inferior al que debería aspirar. Si se tiene en cuenta la población española, en número de patentes por millón de habitantes en España descendió en 2016 tres posiciones hasta la 27ª, con 32,1 patentes por cada millón de habitantes. Para dar una idea de la distancia que separa a España de otros países europeos, “esta cifra se debería multiplicar casi por diez para situarse al nivel de Alemania o de los países nórdicos y casi por treinta para sustituir a Suiza en el primer lugar de la lista”.

Si la intervención de Barrero comenzó con un comentario para azuzar al ministro de Economía y Competitividad, la de Garmendia finalizó reconociendo el cambio de rumbo que Román Escolano ha imprimido a su agenda en ciencia e innovación y mostrando fe en que su trabajo revertirá la tendencia de los últimos tiempos. En pocas semanas, Escolano ha visitado más centros que realizan I+D que Luis de Guindos en todos sus años en el cargo.

Sobre la producción científica, en 2017, España conserva la posición undécima en el mundo tras ser superada por Australia en 2013

Para finalizar, Felipe VI, presidente honorífico de Cotec, ha animado a dedicar tiempo a leer un informe que permitirá entender mejor el estado de las cosas y poder mejorarlas. “Las transformaciones pueden conducirnos a escenarios más prósperos y justos, pero requieren participación, estrategia y liderazgo”, ha afirmado. Y ha puntualizado: “No me refiero a los cambios que suceden de manera espontánea y aleatoria, sino de aquellos que se deben a la planificación y se basan en el conocimiento. A este tipo de cambio es al que llamamos innovación”.

En el camino para que la sociedad pueda aprovechar innovaciones que en ocasiones se ven como una amenaza, como la robotización que puede acabar con muchos puestos de trabajo, Felipe VI defendió por encima de todo la empatía. En un mundo “donde cada vez tienen más presencia los robots y algoritmos, nuestro cerebro nos ofrece la ventaja de permitirnos situarnos en el lugar de otro ser humano y hacernos una idea de lo que piensa y siente”, ha afirmado. “Esta empatía no solo será esencial para construir equipos que cooperen. También desempeñará un papel fundamental en la búsqueda de acuerdos como sociedad, entre otros, aquellos que nos aseguren un desarrollo tecnológico más justo e inclusivo”, ha concluido.

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