La resistencia de miles de indígenas en Estados Unidos contra un oleoducto

EL SONIDO de los tambores y de los cantos es lo primero que se escucha en el campamento Oceti Sakowin en Standing Rock, en Dakota del Norte (Estados Unidos). Los jóvenes daban la bienvenida con cedro ardiendo, que se usaba para marcar solemnemente los coches que iban llegando. El encuentro fue una danza entre la modernidad y lo ancestral. Durante siete meses, viví en el campamento Oceti Sakowin documentando la oposición al oleoducto Dakota Access. Miles de personas de naciones tribales se reunieron en una plegaria pacífica y crearon un movimiento mundial. Se llamaron a sí mismos “los protectores del agua”. Cada tribu aportó sus trajes, sus alimentos y sus ceremonias tradicionales para compartirlas. Standing Rock fue el mayor encuentro de indígenas en el último siglo, el despertar de la identidad nativa americana y la manifestación de los sueños más salvajes de nuestros antepasados. Tuve el privilegio de contarlo desde una perspectiva indígena. Mi intención con este trabajo es que las próximas generaciones aprendan de esta experiencia. Los indígenas de todo el planeta han sufrido el desplazamiento de su tierra y de sus lenguas durante cientos de años. Todos somos portadores de una memoria genética que nos dice que somos indígenas de la Tierra.