Los productos ‘bio’, un negocio rentable y sostenible
Organic Market nació en Barcelona hace una década como una pequeña tienda; ahora es una cadena con ocho establecimientos en la capital catalana
Cuando Guido Weinberg abrió su primer establecimiento de productos biológico en Barcelona, este mundo era considerado una rareza: “Parecía una extravagancia”, apunta desde el Organic Market de Passeig de Sant Joan, uno de los ocho establecimientos de la cadena que ahora posee Weinberg en la capital catalana. “La gente ya lo ve como algo natural y con sentido. Ahora si eres hipster, vas al bio. Antes era la antítesis”, explica. No se equivoca: el mercado de productos ecológicos lleva años creciendo en España —en Europa la tendencia lleva tiempo consolidada— y ya mueve en torno a 1.500 millones de euros en el país, según los datos del Instituto de Investigación para la Agricultura Orgánica (FiBL) y de IFOAM Organics Internacional.
“Mi lema es: ‘Como antes, pero ahora’. Quiero volver a las raíces de las cosas”, explica Weinberg. Prueba de ello es que hace 25 años ya se animó a montar una fábrica de cerveza artesanal. “Me gusta lo artesano y lo auténtico, pero contextualizado en un ambiente moderno y urbanita”, describe su filosofía que puede describirse como glocal (pensar en global y actuar en el ámbito local).
Weinberg llegó a lo bio porque le interesaba el tema y porque vio un nicho: “No podía competir con el pakistaní ni con el supermercado”, apunta este emprendedor, impulsor de restaurantes como Céleri —centrado en las verduras, con el chef Xavier Pellicer al frente, que consiguió una estrella Michelin y que luego se trasladó— o el recién inaugurado Hetta.
Weinberg ha visto cómo todo el mundillo alternativo que rodeaba lo bio atraía a los actores más comerciales. Porque hace tiempo que las grandes superficies se sumaron a este tipo de productos: ya facturan un tercio de lo que mueve el gremio y han favorecido su “normalización”. “Cuando nosotros empezamos, lo bio no representaba ni el 1% de las compras del supermercado. Ahora, debe estar en el entorno del 5%”, añade, “partía de un lugar tan bajo, que solo podía crecer”.
Para Weinberg ese crecimiento está “más relacionado con la salud que con el medioambiente”. “La gente quiere volver a la raíz del producto, comer más sano y está más preocupada porque cada vez hay más intolerancias”, explica. “Con lo bio, el ciclo del producto es más saludable, sostenible y justo para los agricultores”, agrega. “Eso sí”, avisa, “con su crecimiento hay que intentar no copiar los vicios de la industria alimentaria tradicional”.
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