Un experimento contamina el mar para saber cómo salvar a los corales
La acidificación del océano por las emisiones de dióxido de carbono frena el crecimiento de los arrecifes
Los corales están en peligro. A la amenaza que sufren por la subida de temperatura de las aguas por el cambio climático, se suma la acidificación de los océanos. Estos últimos capturan parte de las emisiones de dióxido de carbono que generan los humanos. La acumulación de este gas se traduce en un aumento del pH de los mares que frena el crecimiento de los corales. Así lo confirma el primer estudio de acidificación oceánica realizado en el ecosistema natural de los arrecifes y publicado en la revista Nature.
Hasta ahora todas las investigaciones se habían desarrollado dentro de un laboratorio. En esta ocasión, los científicos han escogido como lugar del experimento una zona de arrecifes en la isla de One Tree, en el sur de la Gran Barrera de Coral. "Si haces el experimento en un laboratorio siempre estás sujeto a la crítica por hacerlo en unas condiciones determinadas y controladas. En el medio natural, no. Hay muchos factores que intervienen como la luz o los organismos", afirma el científico del Instituto de Investigaciones Marinas del CSIC, Xosé Antón Álvarez Salgado.
Para realizar la investigación, se acidificó artificialmente el agua del mar mediante la adición de dióxido de carbono. El objetivo era reflejar las proyecciones que existen para fin de siglo si no se reducen las emisiones de este gas. Los expertos observaron que la calcificación se redujo un 34%, lo que compromete la supervivencia de este tipo de ecosistemas.
Los arrecifes construyen sus esqueletos a partir de la adición de carbonato cálcico. Este proceso se hace más difícil a medida que aumenta la acidez del agua. Xosé Antón Álvarez Salgado señala que el océano está sobresaturado de carbonato cálcico. "Pero a consecuencia de la acidificación esta sobresaturación está disminuyendo. Si sigue bajando, puede que estos organismos no sean capaz de calcificar y lleguen a deaparecer", sostiene.
Los investigadores alertan de que para evitar que los corales desaparezcan solo hay una solución: reducir drásticamente las emisiones de dióxido de carbono. "Nuestros hallazgos proporcionan una evidencia sólida de que la acidificación del océano frenará notablemente el crecimiento de los arrecifes de coral en el futuro a menos que reduzcamos rápidamente las emisiones de gases de efecto invernadero", asegura Rebecca Albright, coautora del estudio e investigadora de la Academia de Ciencias de California.
Para Enric Sala, director ejecutivo de Mares Prístinos, un proyecto de National Geographic para proteger los lugares todavía inmaculados de los océanos, la solución pasa por desarrollar una sociedad basada casi en sus totalidad en energías renovables. "Si no lo hacemos, estaremos firmando la sentencia de muerte de los arrecifes de coral tal y como los conocemos y de muchos otras especies y ecosistemas en el planeta", señala el ecólogo marino.
Los corales, fuente de alimento y de ingresos turísticos
El incremento de la temperatura y de la acidez de las aguas ya han provocado el blanqueamiento y la muerte de más de la mitad de corales de la Gran Barrera de Australia o del mayor arrecife de Japón. Los arrecifes de coral alimentan a millones de personas en todo el mundo, brindan protección costera y generan miles de millones de dólares anuales en ingresos turísticos. La muerte de estos animales supondría una pérdida importante de biodiversidad. Más del 25% de las especies marinas dependen de los arrecifes de coral durante al menos una parte de su vida. Pero la muerte de todos los corales no solo tendría consecuencias graves para la vida marina. Más de 500 millones de personas dependen de los arrecifes de coral para obtener alimentos y protección de la costa. Además, los arrecifes son una barrera importante frente a fenómenos naturales: protegen el litoral de los efectos de ciclones y huracanes.
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