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Halitosis y otros efectos secundarios de la superbebida que "mejora" el rendimiento físico

No hay suficientes estudios científicos que avalen los resultados positivos sobre nuestro cuerpo

Una nueva moda ha irrumpido entre los atletas que buscan un aumento en el rendimiento durante el ejercicio: los suplementos de cetona, los cuales ofrecen una dieta alta en grasas y baja en carbohidratos. O dicho de otro modo, como señalan en un estudio de Cell Metabolism ofrecen "una forma de una forma de nutrición basada en ésteres de cetonas sin el medio no deseado de producción endógena de cetonas por restricción calórica o de hidratos de carbono".

Una máquina de consumir grasas

¿Qué interés tiene esa combinación? Vayamos por pasos: aunque los carbohidratos son la fuente de combustible preferida del organismo a la hora de obtener energía de forma rápida, cuando los músculos están en plena actividad, el cuerpo no es capaz de almacenarlos en gran cantidad.

"Las reservas de glucógeno, presentes en hígado y músculos, se agotan tras unas pocas horas de ejercicio, dependiendo de la intensidad del ejercicio y, en gran medida, de la cantidad ingerida de carbohidratos mediante la dieta y de la masa muscular del individuo", explica Sara Martínez Esteban, nutricionista de la clínica Alimmenta.Tras un esfuerzo intenso, las reservas prácticamente se agotan, lo que nos obliga a reducir o detener la actividad en curso.

En cambio, las reservas de grasa son mucho más abundantes. Si en lugar de carbohidratos el organismo usara solo grasas como fuente de energía, nuestra capacidad de esfuerzo se prolongaría e incluso podríamos eliminar el exceso de grasa corporal. Menudo chollo, ¿no?

La cetogénesis, explica Martínez , "se produce cuando, debido a un déficit del aporte de hidratos de carbono, el metabolismo pone en marcha otra manera de obtener energía (lo que se conoce como vía catabólica) a través de las grasas. Y en este proceso es cuando se generan unas moléculas llamadas cuerpos cetónicos. En situaciones excepcionales de déficit de glucosa (azúcar ) en la sangre, estas sustancias sirven de nutriente para nuestro cerebro y otros órganos del cuerpo".

Por lo tanto, para llegar a un proceso de cetosis y tener cuerpos cetónicos en sangre, se requiere una falta de aporte energético de la dieta, o bien una dieta cetogénica, "es decir, rica en grasas y proteínas pero pobre en el principal sustrato energético del ser humano por naturaleza: los carbohidratos", añade Martínez. En esas circunstancias, mientras no se consuman carbohidratos, bajo el efecto de las cetonas el cuerpo se convierte en una máquina de consumir grasa, aunque te pongas hasta arriba de bistecs, quesos y mantequilla o cualquier otro alimento exento de carbohidratos.

Una superbebida sin suficiente base científica

Los defensores de esos complementos dietéticos creen que estos realmente pueden suponer un antes y un después en el rendimiento humano y, en base a ello, una startup ubicada en San Francisco, tras una década de investigación realizada en colaboración con la Universidad de Oxford y una inversión de 60 millones de dólares, ha lanzado una bebida compuesta de cetona. El elixir en cuestión se llama HVMN, que al pronunciarlo suena como human, humano en inglés.

"No es una grasa, no es una proteína, no es un carbohidrato, pero provee de energía al cuerpo", dice Geoff Woo, cofundador de esta iniciativa junto a Michael Brandt, quien denomina a la cetona "el cuarto nutriente, capaz de aumentar el rendimiento de una forma nunca vista", dice. Ciertamente, añade Martínez, "los suplementos de cetona supuestamente inducen cetosis de manera rápida sin restricción calórica, pero no hay suficientes estudios concluyentes a día de hoy. De todas formas conviene diferenciar entre lo que supone suplementar la dieta con cetona y llevar una dieta que induzca a la cetosis, son dos cosas muy diferentes".

En el mismo estudio en el que colaboraron los creadores de la startup y la Universidad de Oxford uno de los autores añade que si bien la bebida de cetona puede ayudar a los atletas de larga distancia, como los corredores de maratón, es poco probable que haga una diferencia significativa para los atletas de corta distancia, o velocistas, ya que esos son los entrenamientos anaeróbicos y el cuerpo necesita oxígeno para quemar cetonas.

Otra investigación reciente llevada a cabo en la Universidad de la Columbia Británica de Okanagan, en Canadá, concluyó en el mismo sentido: la ingesta de sales de cetona antes de un ejercicio moderado aumenta la oxidación de grasas, pero no mejora el rendimiento en ejercicio de alta intensidad.

"Por lo tanto, al menos por el momento este suplemento no debe ser considerado ni una panacea ni el 4º nutriente energético del fututo, ya que su eficacia no serviría para deportes de alta intensidad y potencia. En mi opinión, quedan aún muchos estudios por realizarse para demostrar su eficacia y beneficios", considera la experta.

Efectos secundarios no deseados

Además, como era de esperar, la supuesta maravilla del siglo acumula algunos peros. "Llevar una dieta cetogénica, no solo va a acarrear la sintomatología propia de una cetosis: halitosis (parte de los cuerpos cetónicos pueden liberarse a través del aliento), fuerte olor en la orina (gran parte de los cuerpos cetónicos son eliminados por la orina), mareos y dolores de cabeza, cansancio y, en el peor de los casos, llegar a un estado de cetoacidosis (exceso de acumulación de cuerpos cetónicos en sangre). También puede incrementar el colesterol y el ácido úrico en sangre, por llevar una dieta rica en grasas y proteínas a medio-largo plazo", recalca la nutricionista.

Pero hay más: se necesitan varias semanas, incluso meses, para que el cuerpo se adapte a una dieta baja en carbohidratos. En ese lapso —más o menos largo según la persona—, el rendimiento atlético se ve afectado y la mayoría de las personas que ingieren cetona se encuentran mal, desarrollando en ocasiones lo que se conoce como gripe cetónica: un conjunto de síntomas parecidos a los que se sufren durante una intoxicación alimentaria. Entonces, ¿vale la pena tomar cetona o no?

Falsa sensación de mejor rendimiento

Eso ha intentado dilucidar otro estudio realizado por el Instituto Australiano del Deporte y publicado recientemente en Frontiers in Physiology. Mientras que los investigadores de la Universidad de Oxford validaron sus resultados midiendo el aumento del rendimiento de un grupo de ciclistas entrenados que mantuvieron ritmos de esfuerzo moderados, este nuevo experimento quiso ir más allá. Las pruebas se realizaron también con ciclistas. Concretamente con 10 ciclistas profesionales que estaban a punto de iniciar la pretemporada de entrenamientos. Estos ya habían participado en competiciones internacionales, como el Tour de Francia, y se mostraron muy interesados en averiguar si la cetona, que no está contemplada en la lista de productos prohibidos según las normas internacionales de dopaje, podía o no mejorar sus resultados deportivos.

Cada piloto tomó una bebida que contenía o cetonas o placebo, indistinguibles por su aspecto o sabor, una hora antes de una sesión de capacitación y justo antes de comenzar ingirieron una segunda dosis. A continuación, montaron en sus bicicletas estáticas programadas para recrear el recorrido de 31 kilómetros del campeonato mundial de ciclismo de ruta 2017, donde dieron lo mejor de sí. Las pruebas se hicieron durante dos días en los cuales todos tomaron cetona en algún momento. Los resultados fueron unánimes. Todos los participantes tuvieron peores resultados tras tomar el suplemento de cetona. Sus tiempos fueron un 2% más lentos y su producción de energía casi un 4% menor, lo que en una competición real hubiera representado directamente no subirse al podio.

También todos los ciclistas afirmaron haber sufrido algún grado de malestar gastrointestinal después de tomar el suplemento de cetona. Uno de ellos experimentó incluso vómitos y mareos prolongados y no pudo iniciar la prueba contrarreloj. Otros sintieron náuseas con mayor o menos intensidad. Con señales estomacales tan evidentes, no es de extrañar que al final del experimento todos los ciclistas sabían exactamente cuándo habían tomado la bebida con cetonas. Sorprendentemente, a pesar de encontrarse mal, los deportistas tenían la sensación de haber alcanzado un rendimiento superior.

Cuando los investigadores les dijeron que más bien al contrario, la mayoría, lógicamente, perdió el interés en esos suplementos. Sin embargo, cabe recalcar que este estudio fue a muy corto plazo y según dice Louise Burke, directora de nutrición del Instituto Australiano de Deporte y autora principal de ese estudio, "es posible que tras un tiempo los estómagos de los ciclistas se adapten al suplemento tras lo cual quizás sí obtengan beneficios". Sin duda harán falta más estudios y nuevos experimentos para aclarar el poder de estos suplementos dietéticos y sus posibles inconvenientes.

"Todo el mundo quiere respuestas simples —afirma Burke— pero los mecanismos del cuerpo son demasiado complejos para permitir eso, especialmente durante la actividad deportiva". Por el momento, y a la espera de resultados más concluyentes, debería prevalecer el principio de precaución.

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