El barrio de Valencia que pudo ser ejemplo mundial (y no lo fue)
El proyecto de rehabilitación de un vecindario de Alfafar ganó un prestigioso galardón internacional, pero ni se efectuó ni los arquitectos recibieron el premio que les prometieron
El plan de regeneración del barrio de barrio de Orba (en Alfafar, en el área metropolitana de Valencia) encerraba un cúmulo de ilusiones. Improvistos, un estudio de jóvenes arquitectos de Madrid, ganó en 2014 un concurso internacional de ONU Hábitat con una propuesta de rehabilitación. Casi cuatro años después, ni se ha hecho nada en el barrio valenciano ni los ideólogos del proyecto han recibido el premio que les prometieron.
Su plan consistía en revitalizar un barrio obsoleto de bloques de vivienda homogénea que nació en el desarrollismo franquista. Un grupo de vecinos recibió con mucha ilusión esta iniciativa y el Ayuntamiento, que no había encargado el proyecto —los arquitectos lo hicieron de oficio, por así decirlo—, se interesó por él e incluso lo incluyó en un plan urbanístico. Pero el nuevo equipo de gobierno que llegó tras las elecciones municipales de 2015 se limitó a estudiarlo y dejarlo en un cajón por falta de fondos y, probablemente, de interés. Pese a solicitarla, este periódico no ha recibido una explicación de la concejalía de Ordenación del Territorio y Vivienda de Alfafar.
Pero Gonzalo Navarrete y María García, los promotores de un poryecto que comenzó como un trabajo universitario en Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, no le dan mayor importancia al rechazo municipal, conscientes de que era casi una utopía más teórica que real. “Claro que nos habría hecho mucha ilusión que se ejecutase, pero nunca llegó a haber fondos asociados”, explican por videoconferencia.
Más allá de hacerse realidad o no, la proeza de su planificación fue que quedó por delante de más de 700 propuestas de todo el mundo en el concurso de Rehabilitación Urbana en Edificaciones Masivas y que les abrió las puertas a efectuar, esta vez sí, un proyecto en una comuna (barrio) de Medellín. Aunque el premio no se conocía cuando se postularon, esto fue lo que se hizo público en la ciudad colombiana durante el Foro Urbano Mundial que se celebró allí en marzo de 2014. Así lo anunciaron tanto las autoridades municipales como los organizadores del concurso: ONU Hábitat, el Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos.
Pero transcurrió el tiempo y no sucedió nada. Pese a su insistencia en tocar todas las puertas, tanto las del Instituto Social de Vivienda y Hábitat de Medellín (Isvimed) como de ONU Hábitat, solo recibieron largas. El propio Joan Clos, presidente de esta última, les escribió una carta en 2016 asegurándoles que estaban tratando de coordinar con los responsables del Isvimed todo lo necesario para que su proyecto se realizase y que un representante de la agencia se había desplazado para ello a la ciudad colombiana. Pero los directivos de este organismo municipal habían cambiado y no había ningún compromiso por escrito. Esta es la respuesta que Isvimed dio a este periódico: “No encontramos documentado el proceso, ni se hallaron evidencias sobre los acuerdos a los que hubiere llegado el Isvimed con ONU Hábitat en el marco del concurso Urban Revitalilzation of Mass Housing. Por lo cual no fue posible involucrar al grupo de arquitectura Improvistos en el diseño arquitectónico de los proyectos que actualmente adelanta el Instituto en el sector de Moravia, debido a que fueron adjudicados a una constructora local y se encuentran en ejecución”.
ONU Habitat prometió involucrar al estudio Improvistos en la rehabilitación de un barrio de Medellín, pero la falta de un compromiso por escrito frustró el plan
En Improvistos siguieron insistiendo a ONU Habitat para que, ya que no se podía realizar esa iniciativa, al menos tratasen de acordar otra recompensa, ya que la ilusión de estos jóvenes era trabajar en un plan de rehabilitación urbana semejante al que habían proyectado. Por intermediación del Colegio de Arquitectos de Madrid, volvieron a ponerse en contacto en marzo 2017 con la agencia de la ONU para buscar alguna solución, ya que incluso los ganadores de los segundos y terceros premios, habían recibido el galardón prometido, mientras que ellos se habían quedado sin nada.
Pero pasaron los meses y tampoco llegó respuesta. Este periódico se puso en contacto telefónico con la oficina de ONU Hábitat en España en septiembre para comprobar qué sucedía. Su responsable, Carmen Sánchez-Miranda, explicó que se estaba trabajando en ello para buscar una solución y que pronto se pondrían en contacto con Improvistos para encontrarla. “Efectivamente, no había ningún compromiso por escrito con Isvimed y con el cambio de administración decidieron no seguir adelante. En este sentido tenemos que aprender de nuestros errores. Pero el proyecto de Improvistos era muy interesante y el departamento legal ha estado buscando una solución que pudiera ser satisfactoria para todas las partes”, explicó Sánchez-Miranda.
El Ayuntamiento de Alfafar estudio el proyecto y lo dejó en un cajón por falta de fondos
Fue un día después de esa llamada cuando García y Navarrete recibieron noticias de nuevo. “Se disculparon por no haber podido ejecutar el proyecto y nos ofrecieron una compensación de 8.000 euros [la suma fue exactamente de 10.000 dólares]”, explican decepcionados. Aunque al fin han obtenido una respuesta y un premio, aseguran que el dinero no era lo que les movía y se muestran frustrados por no poder ejecutar sus ideas, tal y como les habían prometido.
Pero desde entonces, García y Navarrete no se han quedado de brazos cruzados esperando una contestación. Siguen trabajando en proyectos que, según sus palabras, “apuestan por la creatividad para transformar la ciudad y el territorio desde un enfoque ecológico y social”. En ellos siguen usando eso que les funcionó tan bien para ganar el premio en 2014: “El dibujo con un compromiso crítico para abordar problemas urbanos complejos”.
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