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¿Se comería un chuletón podrido? Hay quien viene a España solo para probarlo

La carne tiene un gran valor nutricional, pero es importante para la salud saber cómo comerla y en qué cantidades

¿Sabía usted que la mejor carne del mundo según el New York Times se sirve en un pueblecito de León? Se lo contábamos esta tarde en el programa de BuenaVida en La cadena Ser. José Gordon, alma máter del restaurante El Capricho —una factoría de un tipo muy concreto de carne— conversaba con Marta Nebot, directora y presentadora del espacio en el que colabora con Marta del Valle, directora de la revista.

Gordon busca y cría bueyes de trabajo y luego madura su carne entre 60 y 150 días en cámara frigorífica… de ahí que algunos hablen de putrefacción. No obstante, a la mesa de esta bodega subterránea y al reclamo de su carne se sientan clientes de todas las nacionalidades.

¿Qué clase de sabores adquiere la carne? Según los partidarios (que no son pocos) se destapan notas a caza y frutos secos. Esta buena fama se la ha ganado a base de conquistar paladares, pero no le exime de cumplir la normativa. El resultado: una multa de 15.000 euros por infracción administrativa de naturaleza grave.

En vista de esta sanción —y considerando que España ocupa el décimo puesto en el ranking de países con mayor consumo per cápita de carne— David Ruipérez y Carmen Cardoso, autores de El Carnívoro feliz, nos revelaron las pautas a seguir para consumir carne roja sin correr peligro.

Esta información es de relevancia debido al incuestionable valor nutricional que posee la carne, según afirma la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria: “Son una mayor fuente de minerales. En concreto, de hierro, zinc, magnesio, fósforo y vitaminas del grupo B”. No obstante, la conexión entre las grasas saturadas de la carne roja y enfermedades del corazón, cáncer de colon y daños en el hígado recalcan la importancia de aprender a mantenerla en la dieta sin que cause estragos en nuestra salud.

Lo corrobora el nutricionista Aitor Sánchez, quien contó a BuenaVida que “podemos tener una dieta omnívora que sea saludable o no. Comer carne, no es bueno o malo per se". Lo que cuenta es el conjunto de la dieta. Sánchez explica, sin embargo, que las cantidades que consumimos no solo impactan por la presencia animal, sino por el desplazamiento de otros productos: “Si comemos más carne, apartamos consecuentemente otros alimentos interesantes, como el pescado o las legumbres”.

Por tanto, si desea limitar su consumo diario de carne, ya sea por ecología (se reducen las emisiones de CO2), por salud (la última autoridad alimentaria en recomendarlo ha sido la francesa), o por pura economía (los expertos aseguran que se podría ahorrar algo más de 700 euros al año en la cesta de la compra) en este artículo de BuenaVida le revelamos cinco pautas para conseguirlo.

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