Ramón Bilbao se sube a las alturas

Las bodegas saben que no se trata solo de hacer buen vino, sino de conseguir un producto singular, exclusivo de un territorio. Y en esta carrera hacia la originalidad Ramón Bilbao ha creado un coupage con uvas tempranillo y garnacha que se cultivan a unos 700 metros de altura, en dos zonas de La Rioja que cuentan con climas bastante diferentes. Viñedos de Altura, la apuesta más innovadora de la bodega riojana, nació hace dos años; pero es ahora cuando se presenta en sociedad.

"La amenaza del cambio climático está haciendo que nos planteemos la viticultura con criterios diferentes y nos hemos atrevido a explorar zonas de más altitud de la región, porque los sabores y sensaciones que salen de esas uvas son muy diferentes de los que conseguimos con nuestros viñedos en Haro, que están a unos 450 metros", explicó la pasada semana Rodolfo Bastida, director general y enólogo de Bodegas Ramón Bilbao, empeñado en "sintetizar el paisaje de su tierra en un vino".

"Con Viñedos de Altura hemos querido encerrar los aromas atlánticos del tempranillo que crece en nuestros viñedos de Ábalos y la influencia del Mediterráneo que tiene la garnacha procedente de Tudelilla. Son dos sierras con distintos paisajes, con suelos y climas diferentes que producen aromas y sensaciones muy diversas", precisa Bastida en la Escuela de Vuelo de Villanueva del Pardillo (Madrid), donde el pasado miércoles presentó la nueva imagen de un vino del que llegan ahora al mercado 64.000 botellas de la cosecha de 2014. Una cifra ínfima comparada con los tres millones de botellas de crianza y los dos millones de referencias singulares que obtiene la marca cada año de sus 180 hectáreas que tiene en La Rioja y otras 60 hectáreas, en Rueda.

Aunque Viñedos de Altura ha tenido ya dos cosechas anteriores, nació tímidamente en 2012 (con 12.000 botellas), no ha sido hasta este año cuando la bodega ha apostado por sacarlo al mercado internacional. El vino, en cuya etiqueta aparece un escalador, ha llegado ya a Reino Unido, Suiza, Holanda y Estados Unidos. El aventurero Ramón Larramendi, quien defiende el profundo conocimiento de la tradición como pieza fundamental para la innovación en cualquier sector, forma parte también de la nueva imagen de esta referencia de la bodega riojana.

"En nuestro sector a veces se buscan resultados demasiado inmediatos, pero nosotros trabajamos con periodos más largos. Queremos innovar, pero no tenemos tanta prisa", apunta el enólogo y añade que Ramón Bilbao asume el "factor limitante" que supone plantar a partir de los 650 metros de altitud, por la dificultad que supone la maduración de la uva". La producción anual media por hectárea es de 6.500 kilogramos de uva; frente a los 5.000 kilos que producen los viñedos de altura.

La tendencia, afirma el especialista, es alejarse de los valles y acercarse a la montaña; aunque ello suponga un descenso de la producción. "Es una forma de acercar el paisaje riojano a nuestros clientes y de hacerlos viajar, aunque se trate de un viaje sensorial. La piedra arenisca y los suelos pobres de los viñedos de Ábalos, en plena Rioja Alta, hacen que la tierra drene la lluvia con rapidez; mientras que el monte bajo de Tudelilla y su suelo pedregoso, convertido en un radiador natural, acumula el calor y lo mantiene incluso cuando el sol se ha puesto; es mejor para la garnacha que necesita una mayor maduración", concluye.