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¿Tomar pastillas para la memoria sin necesitarlo me volverá superdotado?

Son los ‘nootrópicos’: fármacos diseñados para contrarrestar determinadas limitaciones cognitivas. ¿Qué pasa si los ingieren personas sanas?

Parece claro que llegar a edades cada vez más avanzadas es un desafío que estamos consiguiendo poco a poco. Uno de los gurús del antienvejecimiento, Nir Barzili, director del Instituto de Investigación del Envejecimiento, de la Facultad de Medicina Albert Einstein de Nueva York (EE UU), afirma con toda seguridad que los niños nacidos hoy llegarán sin problemas a los cien años… La cuestión parece desviarse ahora al estado físico que tendrán a esa edad.

Durante las últimas décadas ha aparecido una serie de fármacos —conocidos como nootrópicos—, que prometen beneficios tales como desarrollar la memoria, mejorar la concentración, aumentar los estados de alerta y atención, o potenciar la capacidad cognitiva, la inteligencia y hasta la creatividad. Su uso se ha extendido de tal forma que ya se empieza a hablar de la moda de las drogas inteligentes, a pesar de que la mayoría de ellas pueden traer más inconvenientes que beneficios. “El gran problema de estos productos”, señala César Tomé, comunicador científico, químico y experto en neurociencia, “es que son auténticos fármacos desarrollados específicamente para personas con algún tipo de déficit, y no tenemos muy claro cuáles podrían ser los efectos en personas sanas que los consumen con fines recreativos”.

Además, la inmensa mayoría de estos nootrópicos actúa sobre receptores sinápticos. Las conexiones neuronales en nuestro encéfalo se podrían comparar con músculos: “Cuanto más los refuerces, más refuerzas la sinapsis, pero como contrapartida aparece el síndrome de abstinencia porque generan dependencia… y como toda sustancia que genera adicción, tienes que ir aumentando la dosis para conseguir el mismo efecto”.

"Como toda sustancia que genera adicción, tienes que ir aumentando la dosis para conseguir el mismo efecto" (César Tomé, químico)

Al contrario que otras superpastillas, nos encontramos aquí con una paradoja: contamos ya con una serie de sustancias que sabemos que funcionan de manera muy efectiva, aumentando determinadas capacidades cognitivas (como la nicotina o las anfetaminas), pero traen aparejadas unos efectos secundarios tan serios que el perjuicio supera con mucho el beneficio. Un ejemplo podría ser la Levodopa, un precursor de la dopamina que se utiliza frecuentemente en pacientes de párkinson. Su ingesta mejora la memoria episódica, aumenta el registro de la memoria a largo plazo…, sin embargo, y como buena dopamina, crea una fuerte adicción.

Otro nombre que suena mucho últimamente es Piracetam, un potente neuroprotector, antioxidante y psicoestimulante que se puede adquirir sin receta en EE UU y que se vende incluso en supermercados. “Es uno de los nootrópicos más interesantes”, considera Tomé, “puesto que sí parece tener ciertos efectos analizados en diversos metaestudios. Sin embargo, todavía desconocemos los mecanismos concretos por los que funciona y, aunque no parece tener contraindicaciones importantes, todavía es pronto para saber si desarrolla efectos secundarios a largo plazo”. Para Tomé, el uso de nootrópicos “resulta muy razonable para pacientes con enfermedades o déficits diagnosticados, pero ampliar su uso a personas sanas plantea muchas cuestiones pendientes de resolver”.

En definitiva, en lo tocante a las pastillas milagrosas capaces de incrementar nuestras capacidades cognitivas, podemos concluir que, aunque en general tenemos compuestos que sabemos que funcionan, aún falta el importante paso de hacer desaparecer, o al menos disminuir, las desventajas que estos conllevan. Y, por supuesto, queda por dilucidar el previsible debate ético que estas pastillas pueden abrir en la sociedad. Como ha señalado Student Voices, el blog de estudiantes de la prestigiosa revista científica Nature, optar por atajos como los que suponen este tipo de pastillas en vez de adoptar un estilo de vida saludable podría minar nuestro bienestar. Y es que ya poseemos potenciadores cognitivos eficaces como una buena nutrición, ejercicio físico o unas horas adecuadas de sueño reparador, que han demostrado ser tan útiles como algunas de estas pastillas.

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