Chimpancés y bonobos tuvieron sexo e hijos hace miles de años
Las dos especies más cercanas a los humanos intercambiaron un 1% de su ADN
Desde hoy, los humanos tenemos una razón menos para sentirnos únicos en la historia de la evolución. Un estudio del genoma de chimpancés y bonobos, las dos especies vivas más cercanas a la nuestra, acaba de demostrar que se cruzaron y tuvieron crías fértiles hace miles de años, algo similar a lo que ya se había observado entre humanos modernos y neandertales.
El género de los chimpancés se dividió hace unos dos millones de años dando lugar a los chimpancés comunes (Pan troglodytes) y los bonobos, o chimpancés pigmeos (Pan paniscus). Evolucionaron hasta diferenciarse bastante en aspecto y comportamiento, pues los chimpancés son más grandes y violentos, mientras los bonobos son más sociables y usan el sexo como arma para resolver conflictos. Hasta ahora se pensaba que estas dos especies nunca se habían cruzado porque sus hábitats han estado separados por el río Congo.
Un estudio publicado en 2012 comprobó que los bonobos son tan parecidos genéticamente a los humanos como los chimpancés, con lo que ambas especies resultan esenciales para entender qué hace únicos a estos tres primos evolutivos, pero, comparativamente, la genética de estos primates ha sido mucho menos estudiada que la humana.
Ahora, parte del equipo que hizo ese descubrimiento ha secuenciado el genoma completo de 75 chimpancés y bonobos. Las muestras incluyen simios de varios zoos europeos y especímenes salvajes de 10 países africanos. “Es de largo el mayor estudio genético que se ha hecho nunca de los grandes simios, comparable en escala al de los mil genomas humanos”, resalta Tomás Marqués-Bonet, investigador ICREA y vicedirector del Instituto de Biología Evolutiva (UPF-CSIC), quien ha liderado el trabajo.
Es el mayor estudio genético que se ha hecho de los grandes simios
El estudio, publicado hoy en Science, demuestra que hubo dos cruces entre las dos especies. Hace medio millón de años, los bonobos tuvieron sexo con el grupo originario de los actuales chimpancés centrales y orientales. El segundo cruce sucedió hace unos 200.000 años. Como resultado, algunas subespecies de chimpancé actuales llevan hasta un 1% de ADN bonobo.
En 2010 se desveló por primera vez este tipo de cruces entre dos homínidos, neandertales y humanos modernos, que tuvieron descendencia hace unos 55.000 años. Por eso en la actualidad todas las personas de fuera de África llevan entre un 1% y un 3% de ADN neandertal en sus células. Estudios posteriores han destapado intercambios similares entre neandertales y denisovanos, humanos modernos y denisovanos, y entre denisovanos y otro ancestro humano mucho más arcaico, posiblemente el Homo erectus.
El trabajo tiene importantes derivadas para comprender qué hace realmente únicos a los humanos y también para estimar de nuevo hace cuánto se separaron realmente los diferentes linajes, resalta. “Sabemos que nuestros primeros ancestros probablemente se cruzaron con los simios, que diferentes especies de Homo hibridaron y ahora esto...”, explica Frans de Waal, primatólogo y profesor de psicología en la Universidad de Emory (EE UU). De Waal, que no ha participado en el estudio, opina que “parece que hay un patrón general que hace que las especies sigan en contacto sexual y por tanto genético, incluso después de haberse separado” evolutivamente. “Es un divorcio muy gradual”, concluye.
El estudio también puede tener impacto en la lucha contra el tráfico ilegal de grandes simios. Muchos de ellos están tan amenazados por la caza ilegal y el contrabando que podrían desaparecer en este siglo, alerta Marqués-Bonet. Gracias a la caracterización genética de las diferentes poblaciones de África, el trabajo permite identificar dónde están los verdaderos focos de tráfico ilegal y atajarlos, señala.
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